Oseas F. Lira

Casa, ajuar para el hogar, batas de maternidad, y de inmediato: media docena de chambritas; media docena de cobijitas; 6 paquetes de pañales; biberones, olla para hervir biberones, gorros, zapatitos, camisetitas, fajeros, sabanitas; moisés, cuna, andadera, carreola; cremas, talcos, lociones, jabones para bebé, y pare ud. de contar las cosas que hay que comprar como resultado del embarazo de una mujer. ¿Cómo enfrentar estos y muchos gastos más que surgen como producto de un embarazo? Si a esto se agrega que los afectados son unos adolescentes, que el chico no tiene trabajo porque todavía estudia, ¿quién afrontará súbitamente tantos gastos y tanta responsabilidad?

Hay chicos a los que ve uno en la Iglesia que a temprana edad ya tienen novia, porque ya se sienten maduros para ello, pero cuando uno les pregunta que cuándo se bautizan, entonces invariablemente contestan que no hay para cuando porque todavía están chicos. ¿Por qué para una cosa ya están grandes y para otra todavía están chicos? Seguramente muchos se opondrían a que se estableciera como requisito a las jóvenes de la Iglesia que primero se bautizaran para después poder tener novia. Si las cosas importantes las van a andar escondiendo significa que no están preparados para tal cosa. Es decir, si los chicos ya tienen novia y se andan escondiendo pues entonces que hagan lo mismo con su casa, o con su coche, con su certificado de Secundaria, etc. Es decir, que terminen de estudiar y también que escondan su título.

El embarazo en adolescentes es un problema generado por múltiples causas, es cierto que entre ellas hay responsabilidad de los padres, pero la mayor responsabilidad es de la pareja misma, si la niña se embarazó es porque ya sabía lo que hacía. El problema es que físicamente ya está en condiciones de quedar embarazada, pero en todos los demás aspectos aún no se encuentra preparada para enfrentar una responsabilidad tan grande que ella aún no desea y no puede cargar. Los adolescentes, por lo mismo de su edad, carecen de experiencia y de visión del futuro. Si a los 13 años ya tienen novia, no son capaces de preguntarse cuántos años van a andar de novios ¿acaso 10, 15, para casarse hasta los 23 o 25?, ¿o es que piensan casarse de 16 añitos?, ¿se conformarán o serán capaces de andar solamente de la mano con su pareja sin desear por años algo más?, ¿cuál es su concepto de noviazgo?, ¿pensarán andar con una persona y después con otra y luego con otra?, ¿cuando dejen a una pareja, cómo se sentirá esa persona, y cómo se sentirán los padres de esa chica o chico?, ¿cuando pasen los años serán capaces de mirar de frente a la exnovia que va del brazo de un viejo conocido?, ¿acaso la congregación no dirá nada cuando vea todas estas cosas?, Ante todo esto, ¿que pensará Dios?

Independientemente de nuestra edad, cualquiera de nuestros actos debe pasar primero por el tamiz de la palabra de Dios. No dudamos que algunos adultos libraron sus vidas sin problema alguno a pesar de haber tenido novio o novia desde niños, pero seguro que ellos mismo saben que eso no es normal, y entienden que difícilmente aprobarían en los niños el noviazgo a temprana edad, ellos saben que ni los niños ni los adolescentes, por edad, están preparados para enfrentarse a problemas y responsabilidades propias de los adultos.

No hay edad específica para tener novio o novia, tampoco para casarse ni para afrontar un embarazo. Todo esto depende, entre otras cosas, de la madurez de la persona.

El cristiano reprueba diversas cosas alrededor de este tema, no puede consentir adulterio, fornicación, infidelidad, abortos, embarazos fuera del matrimonio, y se siente muy triste cuando ve que una adolescente ha quedado embarazada.

Ingenuamente algunos chicos y chicas creen que esa es la opción para salir de tanto problema que a diario ven en casa; otros se atreven a vivir la experiencia creyendo que sí saben cuidarse y que a ellos no les pasará nada; muchos adolescentes se dejan llevar por las presiones y el mal ejemplo de los amigos. Finalmente, casi todos tenemos una “ovejita negra en casa”, y qué difícil es tanto para los familiares como para la pareja misma dar la cara ante la sociedad y ante Dios cuando ha ocurrido lo inesperado: el embarazo. Todo un mundo y un futuro que espera se ve cambiado radicalmente y al instante.

Hemos perdido conceptos fundamentales como reverencia, respeto por nuestro cuerpo, respeto por la vida, respeto a la santidad, desconocimiento de Dios y de su amor; nos hemos extraviado en el valor del matrimonio –cuyo sentido original, según la palabra hebrea que lo expresa: kadushim, significa santidad–, hoy día muchos ya no ven el matrimonio como un instrumento para la santificación. Al principio, el Señor santificó dos cosas: el sábado y el matrimonio, pero el desconocimiento de las implicaciones de estas dos cosas le impiden ver al individuo el tamaño de sus actos y de sus malas decisiones; por eso con facilidad vemos a hermanas jóvenes y adolescentes ingresando al templo sin velo, con pantalón y ombliguera. Ante una ausencia de valores como el respeto a los demás, a Dios y consigo mismo, el embarazo fuera del matrimonio no es algo que a muchos les remuerda la conciencia; así como no hay conciencia respecto al valor del sábado tampoco lo hay respecto al matrimonio. Dios bendice a los hijos tenidos legítimamente dentro del matrimonio pero, ¿bendecirá de la misma manera a los hijos tenidos en la adolescencia fuera del matrimonio? La enorme inconciencia e inmadurez de algunas adolescentes las lleva a expresar ideas como ésta: ¿Por qué todos me ven mal, acaso maté? Si sólo ocurrió que quedé embarazada. No se dan cuenta que, ante Dios, mataron a su persona. Como decíamos, frases como ésta reflejan que hay un profundo desconocimiento de la voluntad de Dios, quizá porque los padres no supimos inculcarle a los hijos desde pequeños el amor y el respeto a Dios y a la religión.

1 Comentario

  1. mayra dice:

    no pues a veces no pensamos en el futuro!!! pero en mi caso es algo nmu bello estar embarazada a mis 17 años no tengo problemas por que mi esposo me apoya

Ingresa aquí tus comentarios