EVANGELIO

Oseas F. Lira

 

La palabra “evangelio” viene del griego euaggélion. Y significa literalmente “buen anuncio”, “buena noticia”. Más concretamente euaggélion significa, en la literatura griega antigua:

a) la recompensa que recibe el mensajero que trae una buena noticia, concretamente la noticia de una victoria;

b) el mensaje mismo que trae el portador de buenas noticias;

c) la noticia que se refiere a las actuaciones del emperador, su nacimiento, su advenimiento al trono, sus discursos, etc.

En este tercer caso la palabra tiene un sentido religioso, ya que el culto al emperador tenía ese sentido. Y era lo mismo que anunciar una nueva era, en la que la paz, el bienestar y la felicidad se iban a imponer, de acuerdo con las creencias de aquel tiempo. Este sentido de la palabra euaggélion tiene especial importancia para comprender su significado profundo en el Nuevo Testamento.

El “evangelio” es la “buena noticia” de la salvación y liberación que Dios ha realizado por medio de Jesús. Es “buena noticia” para todos los despreciados de la tierra, porque anuncia, no sólo el reino futuro en la otra vida, sino además la nueva sociedad que Dios quiere establecer en este mundo, la sociedad en que los despreciados van a dejar de serlo.

Eu-aggelion (Eu-angélion) se llama el Evangelio en griego. AggeloV (ángelos ) significa mensajero y eu (eu) es un prefijo que añade calidad, bondad, plenitud. De aggeloV hemos obtenido la palabra ángel y sus derivados a través del laín ángelus. En griego aggeloV significa mensajero, enviado, representante… y marginalmente, por analogía, significa también enviado de los dioses. Al haber decidido los traductores de la Biblia al latín no traducir esta palabra (nuntius sería acaso la versión adecuada), sino tan sólo transcribirla, nació en nuestra cultura religiosa no sólo la palabra ángel, sino también el concepto, con un significado que ya sólo tangencialmente se correspondía con el de la palabra original griega.

El prefijo eu, muy abundante en griego, lo tenemos en eucaristía, eugenesia, eutanasia, Europa, euro (me ocuparé de él el próximo día 30). De la misma manera que ocurrió con ángel, tampoco se tradujo la palabra eu-aggelion (ev-angelio), sino que tan sólo se transcribió, quedándonos con una palabra griega a la que se le reasignó un significado muy específico.

De todos modos el mensaje que contenía el Evangelio era tan sumamente subversivo, les daba de tal manera la vuelta a los valores vigentes (a los romanos, porque subvertía las relaciones dominador-dominado; y a los judíos porque acababa con su nacionalismo privilegiado por Dios), que no existía palabra capaz de contener esas nuevas doctrinas, “locura para los griegos y escándalo para los judíos”, que decía San Pablo, por lo que se las denominó “Evangelio”.

El derivado “evangelizar” dio lugar a los términos “misionero” y “misiones”, pero tomado más bien de “Apóstol” (del griego apostellw –apostel.lo, que significa enviar y que en latín nos da míttere / missus / missio) que tanta historia han movido. Si partimos de los dos marcos en que se contenía la “buena nueva”, a saber el minúsculo punto de partida que era el pueblo de Israel, tiene pleno sentido que la redención que los judíos querían disfrutar en exclusiva, se extienda a todos los pueblos y naciones, para formar a partir de ahí un nuevo pueblo de Dios. Respecto al marco de las relaciones dominador-dominado, que entraban con el Evangelio en proceso de extinción, era también coherente que se quisiera extender a todos los pueblos de la tierra, puesto que a todos los dominados de todos los pueblos y naciones les resultaban ventajosas estas doctrinas que, de arraigar en toda su pureza, hubiesen mejorado sustancialmente sus condiciones de vida. Pero separar el mensaje esencial de aquello que era complementario, y que podía obtenerse de las culturas a las que se iba a evangelizar, era realmente difícil, y sólo últimamente se está intentando.

Se ha especulado sobre si las comunidades cristianas helenísticas adoptaron el término “evangelio” del culto al emperador. Existe en Priene una inscripción, fechada en el año 9 a. C., en que aparece esta palabra con un sentido muy similar al que después le darán los cristianos. En cualquier caso, la palabra había sido frecuentemente utilizada en la literatura anterior en lengua griega, incluyendo la primera traducción de la Biblia a este idioma, conocida como Biblia de los Setenta.

El evangelio proviene de Dios (Gálatas 1:10-12)

Es el poder de Dios para salvación de todo el que cree (Romanos 1:16)

Es un misterio ahora revelado (Efesios 6:19)

Es una fuente de esperanza (Colosenses 1:23), fe (Hechos 15:7), vida (1ª Corintios 4:15), y paz (Efesios 6:15).

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