En México hoy gozamos de muchas garantías individuales, muchos privilegios y libertades. Gracias a La Reforma impulsada por Juárez hoy tenemos libertad de ideología, libertad de religión, libertad de culto. No todos los gobiernos son capaces de separar al clero del estado, como en Perú que es el estado menos laico del mundo.

La Iglesia de Dios (7o. día) tiene una postura muy clara al respecto.

http://www.iglesia7d.org.mx/acerca/04_iglesiaestado.htm

LAS RELACIONES ENTRE LA IGLESIA Y EL ESTADO

INTRODUCCION.

El Gobierno de nuestro país ha definido su postura ante las Iglesias, en un decidido esfuerzo por mantener relaciones justas y armónicas con todos los credos que se profesan en nuestra nación. Ha procedido a su minucioso registro como Asociaciones Religiosas y ha concedido Personalidad Jurídica a cada una. Esto ha hecho que nuestra Iglesia reflexione y defina su posición frente al Estado, buscando por su parte las mismas justas y armónicas relaciones con nuestro Gobierno.

LA IGLESIA Y EL ESTADO: REFLEXIONES BIBLICO-TEOLOGICAS.

En el análisis de Proverbios 8:15-16; 14:34; 28:15 y 29:14 encontramos tres verdades esenciales:
Primero: Que Dios es la máxima autoridad tanto civil como eclesiástica;
Segundo: Que cuando la justicia se practica con equidad, hay armonía entre pueblo y gobierno; y
Tercero: Que a lo largo de la historia, ha habido gobernantes buenos, pero también malos e injustos.
Considerando Romanos 13:1-7; Hechos 4:19; 1 Pedro 2:13-17; 1 Timoteo 2:1-3; Daniel 1:8 y 2:37-38, la Iglesia de Dios (7º día) A.R. cree en la sumisión al Estado como una Institución dada por Dios, que manifiesta, en última instancia, la obediencia a su Señorío, siempre y cuando no nos incite a violar los mandamientos de Cristo. Esto significa:

El orden político ha sido provisto por Dios como un medio de ordenamiento de la vida social, para que cada individuo se realice plenamente en relación con Dios, con la creación, con sus semejantes y consigo mismo.
La autoridad política ha sido ordenada por Dios como medio de preservar la vida en sociedad, mitigando los efectos del egoísmo y poniendo límites a la violencia social.
La Iglesia no está llamada a elaborar propuestas políticas específicas, ni a formar partidos políticos.
La Iglesia sí está llamada a solidarizarse con los esfuerzos humanos para superar la explotación, la miseria, la ignorancia. Por eso, la Iglesia debe denunciar los sistemas injustos y colaborar en la construcción de una sociedad más justa y fraternal.
En el presente, toda forma de gobierno queda supeditada al plan divino que es el Reino de Dios. Así, toda iniciativa humana se suma a la gran expectativa del establecimiento del Señorío de Dios. Por lo que la Iglesia pide: “Venga tu Reino” (Mateo 6:10).
LA RESPONSABILIDAD SOCIAL Y POLITICA DE LA IGLESIA: ROMANOS 13:1-7.

Este pasaje enseña cuatro principios básicos referente a la Iglesia y el Estado:

El poder y la autoridad no son lo mismo.
La Biblia distingue claramente entre el poder y la autoridad. Poder proviene del griego “dunamis”, y autoridad de “exousia”, que significa: “lo que es legítimo”. La autoridad es el poder legítimamente poseído y legalmente ejercido, como el de un padre con su hijo, o el de un juez justo con un criminal. El poder es la fuerza (que destruye), mientras que la autoridad es la fuerza legítima (que construye).

Nos sometemos a la autoridad porque es dada por Dios.
La razón por la cual nos sometemos a nuestros gobernantes es nuestro reconocimiento que su autoridad proviene de Dios mismo. Nos sometemos a El sometiéndonos a ellos. No podemos revelarnos contra ellos, pues significa rebelión contra El: “oponerse a lo que Dios ha establecido”.

Distinguimos entre sumisión y obediencia.
Obedecer es cumplir lo que se ordena, mientras someterse literalmente significa «colocarse debajo del otro». Pablo usó la palabra “someterse” para mostrar que nuestra obediencia no debe ser ciega sino iluminada por la Ley de Dios.

La autoridad de los gobernantes es limitada.
Nuestros gobernantes no tienen autoridad absoluta: “Dad lo que es de César a César; y lo que es de Dios a Dios” (Marcos 12:17). Lo que Jesús expresó es que el César (el Estado) tiene derecho al sostén económico por los impuestos, pero sólo Dios tiene derecho a la lealtad absoluta. Cuando los gobernantes dan órdenes que contradicen a la Ley de Dios, por ejemplo: ordenar el infanticidio (Éxodo 1), adorar a los ídolos (Daniel 3), o prohibir el Evangelio (Hechos 5), los creyentes debemos afirmar: “Es menester obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hechos 5:29).

A los gobernantes se les da autoridad con un propósito.
Las autoridades existen para promover lo bueno y frenar lo malo. Al cumplir este propósito divino, los gobernantes funcionan como siervos de Dios (o ministros), literalmente como servidores.

Dios delega su autoridad a los gobernantes humanos (Romanos 13:1-2). El propósito es que ellos promuevan lo bueno y frenen lo malo (vv. 3-4). No podemos entender la asignación de la autoridad divina separada del propósito divino por la cual fue dada.

En base a las reflexiones anteriores presentamos los compromisos que la Iglesia de Dios (7º día) A.R. contrae en sus relaciones con el Estado.

DECLARACION GENERAL

La Iglesia de Dios (7º día) A.R., en sus relaciones con el Estado, se compromete a:

Tener más participación en las esferas socio-políticas, participando el amor de Dios a favor de nuestros semejantes.
Ser instruida para que sepa cuándo y cómo aportar su voto para futuros gobernantes.
Ser orientados sobre cómo participar respetuosamente en actos cívicos que no comprometan la integridad cristiana, cumpliendo como ciudadanos ejemplares.
Ser cumplidos con nuestras obligaciones fiscales.
Estudiar la Constitución Política de nuestro país, así como la Declaración Universal de los Derechos Humanos, para conocer cuáles son nuestros derechos y cuáles nuestras obligaciones.
Solidarizarnos con las Iglesias Evangélicas de nuestro país, haciendo causa común para manifestarse pacíficamente y conforme a Derecho, cuando se violaren los Derechos Humanos.

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