LaJornada. Edición del 20 de julio de 2007.

Significaría un riesgo para el Estado democrático, afirman en foro sobre el tema

Intensifica la Iglesia actividad para influir más en la educación: expertos

El nuevo nuncio viene a hacer trabajo político en el país: Patricia Mercado

ANGELICA ENCISO

En los próximos meses se intensificará la actividad de la Iglesia católica en busca de ampliar sus márgenes de influencia, entre las que está el lograr tener injerencia en la educación pública, lo cual significaría un gran riesgo para el Estado democrático, advirtieron analistas.

En el foro ¿Estado laico contra libertad de expresión?, organizado por la fundación Voz Alternativa, Héctor Vasconcelos, coordinador de Defensa del Estado Laico del Frente Amplio Progresista, advirtió que aunque la sociedad en general está en favor del laicismo, «el gobierno tiene gente que es enemiga de él».

Detalló que «el partido en el poder tiene personas y sectores que son, enemigos declarados del laicismo, se trata de gente perteneciente a los poderes fácticos, al gran capital, parte de la elite de medios de comunicación que comparte la agenda de la alta jerarquía católica. Esto deja una democracia desigual, porque son ellos los que tienen el hilo del poder en la mano y los que podrían decidir sobre esto».

Lorenzo Córdova, del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, habló en ese sentido y señaló que la Iglesia busca que en las escuelas públicas se imparta educación religiosa. Sostuvo que esta es la intención principal del clero cuando demanda tener mayor «libertad de expresión«, y ejemplificó las contradicciones entre la enseñanza laica y la religiosa.

Al comenzar su exposición, Córdova dijo que el Estado laico no es ateo, sino que reserva la religión al ámbito privado. Recordó cómo en los pasados meses, la Iglesia ha tenido una gran actividad y en el caso de la despenalización del aborto en el DF «mostró el rostro más iracundo e intolerante», que ya raya en la ilegalidad.

Explicó que el clero católico busca poseer medios de comunicación, tratar temas políticos en el púlpito, recibir presupuesto federal e intervenir en la educación pública. En semanas recientes ha habido declaraciones del cardenal Noberto Rivera, del vocero de la Arquidiócesis de la Ciudad de México, Hugo Valdemar, y de los abogados católicos por contar con lo que ellos llaman mayores «libertades».

Frente a «la invocación de la libertad de expresión, se esconde una batería de demandas más amplia», señaló. «Un Estado democrático es laico. En toda democracia el ejercicio de los derechos debe ser relativizado, y ceder a las presiones significa abrir la puerta a una oleada que erosionará el Estado democrático», advirtió.

La ofensiva de la Iglesia católica, que en los próximos siete meses se intensificará, es porque quiere ser parte de la reforma del Estado, y ya tenemos al nuevo representante del Vaticano en México, que viene a hacer trabajo político en el país, señaló por su parte Patricia Mercado, quien fue candidata a la Presidencia de la República por el Partido Alternativa Socialdemócrata y Campesina.

En su turno, Vasconcelos se refirió a que apenas van 150 años de que se acabó el poder político de la Iglesia católica en México, luego de 300 años de poseer el control económico y político, e ironizó diciendo que habría que esperar otros 150 años para hacer algún cambio. Señaló que es paradójico que ahora el clero hable de intolerancia y de respeto a los derechos humanos, cuando por tres centurias no dio a los demás estos derechos.

Recordó la reciente resolución de un tribunal en Los Angeles, California, que demandó un pago millonario a la Iglesia católica por los casos de pederastia denunciados ahí, y sostuvo que el clero debería investigar «esos delitos, antes de proponer la demolición del Estado laico».

 

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