ALC. José Aurelio Paz

La Iglesia Los Amigos (Cuáqueros), acogió al nutrido grupo en sus instalaciones de esa ribereña ciudad del oriente cubano, en un certamen que comienza a ser habitual, al realizarse todos los años, con la función facilitadora de la Pastoral de Personas con Discapacidad del Consejo de Iglesias de Cuba (CIC). Entidad que, dentro de su amplio espectro de eventos y actividades a favor de este sector, atiende a esa población de características muy especiales privada de dos de los más importantes sentidos, la visión y el oído.

El reverendo Noel Fernández, coordinador de dicha Pastoral, explicó a que la sordoseguera “no es la suma dos discapacidades, como muchos creen, sino que se trata de una sola, pero de mucha incomunicación por cierto.”

Comentó, además, que la importancia del evento radica no solo en darle atención a estas personas, sino, también, en involucrar a los familiares más cercanos, a fin de que contribuyan a la reinserción de los sordociegos tanto en la vida del seno familiar, social y de la fe, a partir de poder compartir y activar capacidades y elevar su autoestima como seres humanos.

“Esta es la séptima vez que se realiza un encuentro de esta naturaleza –afirma el pastor bautista–. Son evidentes los logros que se han conseguido en el proceso educativo, en la comunicación entre éstos y las demás personas, en la adquisición de hábitos adecuados y, muy especialmente, en el conocimiento de las verdades bíblicas.”

Señaló como relevante la llamada Noche de talentos, “donde hermanas y hermanos sordociegos representaron pasajes de la Biblia, por ellos aprendidos durante la jornada. El estudio bíblico central estuvo basado en Filipenses 4, del 11 al 13, y como demostración de lo aprendido, un grupo interpretó el texto a través de una representación teatral”.

Los certámenes que concluyen siempre con una evaluación que permita conocer la opinión del sector a quien va dirigido este esfuerzo (factores positivos, aspectos a mejorar, proyecciones), arrojó esta vez la necesidad de lograr mayor incorporación a los mismos de personas sordociegas y sus familiares, que aún no lo conocen o no asisten, mientras una de las participantes, Blanca Ester Figueredo (54 años), habló de la aspiración a que estos encuentros nacionales se realicen dos veces al año, con el propósito de lograr mayor sistematicidad en la formación y la superación, y darle mejor seguimiento a lo conseguido hasta el presente.

Fernández comentó que esa aspiración está latente como reto para la Pastoral que coordina, la cual posee un amplio y complejo cronograma anual de actividades que incluye la atención a personas con otras discapacidades, pero se tendrá en cuenta como una nueva proyección de trabajo que enriquezca el conocimiento de habilidades, la labor inclusiva de este propósito y, sobre todo, una fe sustentada en el conocimiento de la Palabra.

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