Diác. Juan Sánchez García

Una de las prerrogativas insistentes de las feministas cristianas es, que se les conceda la distinción de poder “ungir a los enfermos”, basando su postura con una interpretación superficial del evangelio. Marcos 14:3-9. Que visto a la letra, no se trata de una unción por enfermedad, consagración, o dedicación, sino solo una forma de atención a un huésped especial.

1. Definamos ¿qué es ungir?
2. ¿Cuántos tipos de unción hay?
3. ¿Qué unción realizo la mujer de la lectura citada?

1. QUÉ ES UNGIR

Mashaj (מָשַׁח, 4886), significa «ungir, untar, consagrar». Este es un verbo común, tanto en hebreo antiguo como moderno, que también se encuentra en antiguo ugarítico. Aparece unas 70 veces en el Antiguo Testamento hebraico.

La primera vez que aparece el verbo en el Antiguo Testamento es en Gén. 31:13. «Donde tú ungiste la piedra, y donde me hiciste un voto». Ese es un caso de ungir algún objeto o a alguna persona como un acto de consagración. No obstante, el significado básico del término es simplemente «untar» algún objeto con alguna sustancia.

Por lo general, se trata de aceite, pero también se «untaba» o pintaba con otras sustancias como, por ejemplo, pintura o tinte (Cf. Jer 22.14). La expresión «ungid el escudo» (RV60) en Isa. 21.5, en el contexto en que se usa, tal vez tenga más que ver con lubricarlo que con consagrarlo (LBLA) Ponen la mesa, extienden el mantel, comen, beben. ¡Levantaos, capitanes, engrasad los escudos!,. Las «tortas sin levadura… untadas en aceite» (Éxodo 29.2 BJ) equivale básicamente a nuestro pan con mantequilla.

2. TIPOS DE UNCIÓN

La unción es una práctica muy antigua, su uso tiene por lo menos tres significados diferentes.

• Uno de carácter religioso. (consagrar)
• El otro de carácter estético o cosmético. (untar)
• Y su uso con fines de sanidad solo aparece hasta el Nuevo Testamento. (Ungir a los enfermos).

UNGIR CON SENTIDO “CONSAGRAR”

Desde tiempos muy antiguos se usó la unción con significado espiritual. En Israel esta costumbre se distinguía por el uso de un aceite especial prohibido para otras aplicaciones (Éx 30.22ss, → UNGÜENTOS). Con este aceite se ungían todos los objetos relacionados con el culto (Éx 30.26–29; cf. lo que Jacob hizo en Gén. 28.18), a los sacerdotes (Éx 28.41), a los reyes (1 S 9.16; en Jue 9.8, 15 «elegir» corresponde a un verbo hebreo que quiere decir «ungir») y a los profetas (1ª. R 19.16b).

El uso más común de mashaj en el A.T. tiene que ver con «ungir» con el fin de apartar a alguna persona u objeto para algún ministerio o función. Eliseo fue «ungido» para ser profeta (1ª. R 19.16). Más típicamente, los reyes se «ungían» para su oficio (1ª. Sam. 16.12; 1ª. Reyes 1.39). Se consagraban los recipientes que se usaban en el culto en el santuario (tabernáculo o templo), «ungiéndolos» con aceite (Éxodo 29.36; 30.26; 40.9–10). Es más, encontramos la receta para hacer el aceite de la «unción», para ungir al Sumo Sacerdote y al Rey se utilizaba un aceite esencial hecho de “aceite de oliva y aceite de esencias sacado de las raíces aromáticas de mirra, canela, gálbano aromático y acacia” (Éxodo 30:23-26).

El ungir con aceite a reyes, dignatarios y objetos/sitios sacros era una práctica común en la zona del mediterráneo, antes de que en Israel existiera la monarquía.

La referencia más temprana en el TaNaJ (Ant. Testamento.) Respecto a la unción de un monarca entre los hebreos, la encontramos ya en Jueces 9:8, en una época en la cual difícilmente se hubiera podido establecer un reino en Israel.

En los hechos, el primer rey de Israel, fue el primer ungido como gobernante entre los judíos (1ª. Samuel 10:1). A partir de esa fecha, Mashíaj/ungido era sinónimo del rey judío.

Hay un comentario al respecto de Rambám en este caso: En la Torá Éxodo 30:23 y siguientes), Moisés muchos siglos antes de que se inaugurara la monarquía oficialmente en Israel, ya había preparado el aceite para la unción especial. Este aceite quedaba reservado para ungir reyes (Rambam, Hiljot Melajim 1:7) y sumos sacerdotes, y era guardado con extremo cuidado y reserva. En la actualidad permanece oculto en el sitio que lo escondió el rey Ioshiau/Josías (Rambam, Hiljot Bet HaBejirá 4:1), este mismo aceite será vuelto a usar en la ceremonia de coronación/unción del esperado Mashíaj/Mesías, rey de los judío. Leyenda o no podemos definir que el acto de ungir a una persona con fines de consagrar o apartar para un oficio especial, es mas que Mashaj (untarle aceite en la frente).

Ya que ungir para consagrar o santificar tiene el mismo sentido bíblico de:

SANTIFICAR: qadash (קָדַשׁ, 6942), «santificar, ser santo». Este verbo también aparece en fenicio, arameo bíblico y etiópico. En ugarítico q-d-sh significa «santuario», y en babilónico antiguo qadashu quiere decir «brillar». Qadash se encuentra unas 170 veces durante todos los períodos del hebreo bíblico.

La raíz principal de este verbo denota un acto o estado por el cual personas o cosas se apartan para el culto a Dios: se consagran o se «hacen sagradas». Para el culto a Dios. Esta acción o condición significa que el objeto o la persona «consagrada». Debido a este acto y en ese estado la cosa o persona consagrada no debe emplearse en trabajos ordinarios (o de uso profano) y deben tratarse con especial cuidado porque son propiedad de Dios. El primer uso de «qadash» en esta raíz apunta a la acción: «Luego tomarás parte de la sangre que está sobre el altar y del aceite de la unción, y los rociarás sobre Aarón y sus vestiduras, y sobre sus hijos y sus vestiduras. Así serán consagrados Aarón y sus vestiduras, y con él sus hijos y sus vestiduras» (Éx 29.21 rva). Hay aquí también matices de santidad ética – moral (espiritual) puesto que la sangre propiciatoria se rociaba también sobre el pueblo que estaba presente. En Éx 29:37 (rva) el énfasis parece recaer sobre la condición de «consagrado o santificado»: «Durante siete días expiarás el altar y lo santificarás; así será un altar santísimo. Todo lo que toque al altar será santificado». Entonces, todo lo que entre en contacto con el altar pasa a un estado o condición diferente, es «santo». Ahora le pertenece a Dios y está únicamente a su servicio según a Él le plazca.

Esta raíz puede indicar que personas u objetos han sido consagrados exclusivamente a Dios: «Conságrame todo primogénito; todo el que abre la matriz entre los hijos de Israel, tanto de los hombres como de los animales, es mío» (Éx 13.2 rva).

Qadash puede también usarse en el sentido de hacer algo o alguien cúlticamente puro y reunir todos los requerimientos de Dios en cuanto a pureza en las personas o cosas usadas en el culto formal a Dios. Esta acción aparece en Éx 19.10 (rva), donde Dios dice a Moisés: «Ve al pueblo y santifícalos hoy y mañana, y que laven sus vestidos». Una vez consagrado, el pueblo podía entrar en la presencia de Dios. En un sentido similar el verbo significa «apartar a una persona para el servicio divino».

Cuando Dios consagra algún objeto o persona puede significar que Él los acepta para su servicio: «He santificado esta casa que has edificado para que yo ponga allí mi nombre para siempre» (1 R 9.3 rva).

También la Escritura especifica (Éxodo 27:20) que para el encendido de la Menorá era indispensable el aceite de oliva de mayor grado de pureza, lo cual implicaba el cumplimiento de una serie de requisitos y condiciones para su obtención; cultivo en suelos vírgenes, sin uso de fertilizantes, recolección de las aceitunas de las ramas más altas y finalmente la extracción del aceite. De los siete grados de pureza de aceite, se utilizaba para el Candelabro, solo las primeras gotas, las de mayor claridad. Este aceite era guardado y sellado por el Sumo Sacerdote o Cohen Gadol para asegurar su pureza.

1ª. Conclusión. Podemos definir que este acto tan especial, solo era ejercido por el Sumo sacerdote o profetas a los que Dios designa para tal encomienda. Y ningún levita o sacerdote de menor escala tenía la prerrogativa de realizar tal oficio.

UNGIR CON SENTIDO “UNTAR”

En el mundo antiguo los aceites de la unción se consideraban artículos de tocador junto con los ungüentos y perfumes, debido al clima, se usaban diariamente en Israel (Eccl. 9.8), al menos en la época posterior a la conquista (Rt. 3.3; 2 S 12.20; Am. 6.6; Miq. 6.15). A los huéspedes se les ungía como símbolo de honor—COMO EL CASO DE JESUS EN LA CASA DE SIMÓN—(Lc 7.46; cf. 2ª. Cr. 28.15). No ungirse era señal de duelo (2ª. Sam. 14.2) o de búsqueda espiritual (Dn. 10.3; cf. 2 S 12.20). Para evitar las tentaciones de la hipocresía, el Señor Jesús enseñó a sus discípulos que no debían dejar de ungirse en tiempos de ayuno (Mt 6.17).

PERFUMES

Desde siglos antes de Cristo, los pueblos orientales mostraron gran interés y preferencia por la elaboración y uso de los perfumes. Se aplicaban en el cuerpo (Gén. 37.25; Est. 2.12; Pr. 27.9; Isa. 57.9; Cnt 1.3; 4.10; Jn 12.3), en los vestidos (Sal 45.8) y en las camas (Pr. 7.17). Además se destinaban a usos solemnes, rituales y simbólicos: para las literas de los príncipes (Cnt 3.6, 7), para → EMBALSAMAR los cadáveres (2 Cr 16.14; Mc 16.1; Lc 23.56; Jn 19.39, 40).

Fueron los egipcios los que históricamente crearon el uso de perfumes. En sus grandes banquetes acostumbraban derramar gotas de perfume en la cabeza de los comensales. Los hebreos siguieron esa costumbre (Sal 133.2), y en tiempo de Cristo la practicaban con aceite (Sal 92.10; Lc 7.46).

UNGÜENTOS

Esta palabra abarca los perfumes y cosméticos. Los ungüentos son de vital importancia en el estudio del antiguo oriente porque forman parte esencial en la vida de los pueblos mediterráneos en el mismo plano que el agua y la comida.

En la Biblia existen varios términos para referirse a los ungüentos, que se traducen también «óleo», «aceite» y «perfume» (Éx 30.25; 2ª. R 20.13; Sal 133.2; Pr 27.16; Eccl. 7.1; 10.1; Am 6.6). Estos compuestos se preparaban con diversas sustancias oleosas y aromáticas: aceite de olivo (Deut. 28.40; Miq. 6.15), mirra, nardo (Cnt 1.12, 13; Mc. 14:3), canela aromática, cálamo aromático y acacia (Éx 30.22–38; Est. 2.12). La mayor parte de estas sustancias se importaban de diferentes países del Oriente por intermedio de los fenicios que las transportaban en pequeños alabastros fabricados especialmente para conservar los ungüentos (Mc. 14:3). La fabricación de los ungüentos requería la pericia de personas dedicadas exclusivamente a esa labor (Éx 30.25, 35; Neh 3.8; 1 S 5.13; Ec 10.1). De ahí que muchos de esos perfumes duraban cientos de años sin perder su aroma.

Se conocen dos tipos de ungüentos: los que sirven para recrear la vista (2 R 9.30) y los que sirven para recrear el olfato (Cnt 1.3, 12; Juan 12:3). Los perfumes se usaban sobre todo para la unción y la higiene. En un clima desértico, donde el agua escasea, los ungüentos sirven para evitar los malos olores producidos por la transpiración (2ª. Cr. 28.15).

2ª. Conclusión. Este tipo de unción servia para recrear los sentidos y el ambiente de la casa, pero en ningún momento se elaboraban estos ungüentos o perfumes bajo estricta supervisión Rabínica, ya que eran de uso común y los elaboraban los perfumistas.

Y esta manera de ver la “unción” no lleva a la interpretación de la unción de la mujer de Betania.

3. UNCIÓN QUE REALIZÓ LA MUJER DE BETANIA.

Pregunta: ¿Qué es lo que realmente realizó la mujer pecadora—que Juan 11:2 dice que fue María—para ungir a Jesús?

¿Aceite para consagrar, perfume para recrear, o aceite para ungir enfermos?

Luc. 7:37 Ahora bien, vivía en aquel pueblo una mujer que tenía fama de pecadora. Cuando ella se enteró de que Jesús estaba comiendo en casa del fariseo, se presentó con un frasco de alabastro lleno de perfume.

Mar 14:3 En Betania, mientras estaba él sentado a la mesa en casa de Simón llamado el leproso, llegó una mujer con un frasco de alabastro lleno de un perfume (Muron (μυρόν, 3464),) muy costoso, hecho de nardo puro.

(SSE) Y he aquí una mujer que había sido pecadora en la ciudad, cuando entendió que estaba a la mesa en casa de aquel fariseo, trajo un alabastro de ungüento,

PERFUME

Muron (μυρόν, 3464), palabra que los clásicos derivan de muro, fluir, o de murra, aceite de mirra (de un origen probablemente foráneo; véase MIRRA), se traduce mayormente «perfume» en la RVR, en tanto que en la RV y VM se traduce «ungüento» en cada uno de los pasajes en que aparece. Se menciona en relación con la unción del Señor en las ocasiones registradas en Mt 26.7, 9,12; Mc. 14.3, 4; Lc. 7.37, 38, 46; Jn 11.2; 12.3, dos veces, 5. El vaso de alabastro mencionado en los pasajes en Mateo, Marcos y Lucas era el mejor de su clase, y el nardo era uno de los perfumes más costosos. Los ungüentos se utilizaban para preparar un cuerpo para la sepultura (Lc 23.56; RVR «ungüentos», al igual que RV, VM). De la acción de la mujer que se menciona en Mt 26.6-13 dijo el Señor: «lo ha hecho a fin de prepararme para la sepultura»; su devoción la llevó a realizar con antelación el ritual tradicional posterior a la muerte, mostrando a la vez el afecto que sentía hacia Él, y la comprensión que tenía ella de lo que se avecinaba. Para la utilización de los varios perfumes o ungüentos como artículos comerciales, véase Ap 18.13 (RVR: «mirra»).

Aquí podemos notar por lo menos dos elementos importantes, ungüento de nardo y frasco alabastro que eran fabricados por expertos, para que nunca perdieran sus propiedades como perfume. No así el aceite de la unción para los sacerdotes, que era fabricado por ellos y con ingredientes muy diferentes, como: “aceite de oliva y aceite de esencias sacado de las raíces aromáticas de mirra, canela, gálbano aromático y acacia” (Éxodo 30:23-26).

Por lo dicho antes podemos concluir, que lo que hizo la mujer (María, Jn. 11:2) en la Casa de Simón, fue solo “untar” ungüento de olor de nardo, como un acto de atención a un huésped distinguido (Jn. 12:3) y que era una costumbre común de parte de María; por lo cual Jesús le reclamo a su anfitrión, y además la expresión “para mi sepultura”, se anticipa a un acto que haría después de su muerte. Mar. 16:1, que era una costumbre común en el oriente, (2ª. Cr 16.14; Mc. 16.1; Lc 23.56; Jn 19.39, 40).

Un acto tan simple de cortesía no puede ser tomado como un acto de trascendencia espiritual. Solo utilizar versos de la Escritura con un fin nada recomendable, puede traer incertidumbre y confusión.

UNGIR A LOS ENFERMOS

La práctica de la unción por los enfermos, aparece solo hasta el Nuevo Testamento, ya en el libro del Isaías 1:6 (BAD) Desde la planta del pie hasta la coronilla no les queda nada sano: todo en ellos es heridas, moretones, y llagas abiertas, que no les han sido curadas ni vendadas, ni aliviadas con aceite., se usa el aceite como medicina y no como un acto de sanidad unido con la fe y la oración.

En el periodo de Nuevo Testamente Dios también sana físicamente por el poder del Espíritu de Dios en respuesta a la oración de fe. Para la ayuda de la fe en tales casos se recomienda la unción con aceite (Stg 5.14ss; cf. Mc. 6.13).

Stg. 5:14 (BAD) ¿Está enfermo alguno de vosotros? Haga llamar a los ancianos (γερουσία) de la iglesia para que oren por él y lo unjan con aceite en el nombre del Señor.

(JER) ¿Está enfermo alguno entre vosotros? Llame a los presbíteros (πρεσβυτέριον) de la Iglesia, que oren sobre él y le unjan con óleo (elaion (ἔλαιον, 1637),) en el nombre del Señor.

1637. ἔλαιον élaion; neutro de lo mismo que 1636; aceite de oliva:—aceite, óleo.

Analicemos la palabra clave de esta cita “anciano” que usa aquí Santiago.

ANCIANA

La palabra anciana se escribe en el original griego como: Presbutis (πρεσβύτις, 4247), forma femenina de presbutes, que significa solo hombre anciano. Véanse ANCIANO, Nº 2; mujer anciana (Presbutis Tito 2.3).

ANCIANO

No así la palabra anciano como autoridad eclesial se traduce con otro término:

1. gerousia (γερουσία, 1087), consejo de ancianos (de geron, hombre anciano, término este que pronto adquirió un significado político entre los griegos, incorporándose la noción de edad en la de dignidad). Se usa en Hech. 5.21, aparentemente para clarificar la palabra anterior sunedrion, «consejo», el sanedrín.

2. presbutes (πρεσβύτης, 4246), hombre anciano, es una forma más larga de presbus, cuyo grado comparativo es presbteros, anciano; siendo ambos vocablos, así como el verbo presbio, ser anciano, ser un embajador, derivados de proeisbano, estar muy adelantado. El nombre se traduce como, «viejo» (Lc 1.18); y «ancianos» (Tit 2.2; Flm 9), donde se debe aceptar la traducción que se da en algunos márgenes, «Pablo, embajador», siendo que el original, casi con toda certeza, dice presbeutes, y no presbutes, embajador. Y así es como se describe a sí mismo en Ef. 6.20. Como señala Lightfoot, difícilmente hubiera hecho de su edad una base para su petición a Filemón, que, si era padre de Arquipo, no puede haber sido mucho más joven que el mismo Pablo. Véase VIEJO.

3. presbuterion (πρεσβυτέριον, 4244), presbiterio o asamblea de ancianos. Denota:

(a) el consejo o senado entre los judíos (Lc 22.66; Hech. 22.5);
(b) los ancianos u obispos en una iglesia local (1 Ti 4.14: «el presbiterio»).

4. presbuteros (πρεσβύτερος, 4245), adjetivo, grado comparativo de presbus, anciano. Se usa:

(a) de edad, de cuál sea la más anciana de dos personas (Lc 15.25), o entre más (Jn 8.9, «el más viejo»); o de una persona entrada ya en años, con experiencia (Hech. 2.17); en Heb 11.2, los «ancianos» son los patriarcas de Israel; igualmente en Mt 15.2; Mc. 7.3,5. Se usa el femenino del adjetivo de las mujeres ancianas en las iglesias (1ª. Ti 5.2), no con respecto a la posición de ellas, sino en cuanto a ser de mayor edad.

(b) De rango o posiciones de responsabilidad:

(1) entre los gentiles, como en la LXX en Gén. 50.7; Núm. 22.7;

(2) en la nación judía, en primer lugar, aquellos que eran las cabezas o líderes de las tribus y de las familias, como en el caso de los setenta que ayudaban a Moisés (Núm. 11.16; Deut. 27.1), y aquellos reunidos por Salomón; en segundo lugar, miembros del sanedrín, que consistían de los principales sacerdotes, ancianos, y escribas, conocedores de la ley judía (p.ej., Mt 16.21; 26.47); en tercer lugar, aquellos que dirigían los asuntos públicos en las varias ciudades (Lc 7.3);

(3) en las iglesias cristianas, aquellos que, siendo suscitados y calificados para la obra por el Espíritu, eran designados para que asumieran el cuidado espiritual de las iglesias, y para supervisarlas. A estos se aplica el término de obispos, episkopoi, o supervisores (véase Hech. 20, v. 17 con v. 28, y Tit 1.5 y 7), indicando el último término la naturaleza de su actividad, presbuteroi su madurez de experiencia espiritual. La disposición divina que se ve en el NT era que se debía señalar una pluralidad de ellos en cada iglesia (Hech. 14.23; 20.17; Flp 1.1; 1 Ti 5.17; Tit 1.5). El deber de los ancianos se describe por el verbo episkopeo. Eran designados en base de la evidencia que daban de cumplir las calificaciones que Dios había dispuesto (Tit 1.6-9; cf. 1 Ti 3.1-7 y 1 P 5.2);

(4) los veinticuatro ancianos entronizados en el cielo alrededor del trono de Dios (Ap 4.4, 10; 5.5-14; 7.11,13; 11.16; 14.3; 19.4). La cantidad de veinticuatro es representativa de condiciones terrenales. La palabra «anciano» no se aplica en ningún lugar a ángeles.

5. sumpresbuteros (συμπρεσβύτερος, 4850), un co-anciano (sun, con). Se usa en 1 P 5.1: «anciano… con».

Algo más.

PRESBITERIO

Presbuterion (πρεσβυτέριον, 4244), una asamblea de hombres entrados en años, ancianos. Denota:

(a) el consejo o senado entre los judíos (Lc 22.66: «los ancianos», RVR 77: «el consejo de ancianos», VM: «la asamblea de los ancianos», BBC: «el senado»; Hech. 22.5: «ancianos», VM: «el cuerpo de ancianos», VHA: «el consejo de ancianos»);

(b) los ancianos o supervisores (obispos) en una iglesia local (1 Ti 4.14: «el presbiterio»).

CONCLUSIÓN:

Podemos notar que el acto de ungir fue muy común en el mundo antiguo, y hoy día de alguna manera lo seguimos realizando, pero si es necesario reiterar que no confundamos los actos espirituales con actos meramente estéticos, simples o banales de la vida cotidiana. Y que llamar a los ancianos se refiere no a personas de edad o viejos de edad. Sino a hombres dedicados a los oficios religiosos o pastores de la congregación. Y no a mujeres ancianas de edad.

Os. 4:6 pues por falta de conocimiento mi pueblo ha sido destruido.» Puesto que rechazaste el conocimiento, yo también te rechazo como mi sacerdote. Ya que te olvidaste de la ley de tu Dios, yo también me olvidaré de tus hijos.

Bibliografía:

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• NELSON, W. M., & MAYO, J. R. 2000, C1998. Nelson nuevo diccionario ilustrado de la Biblia (electronic ed.). Editorial Caribe: Nashville
• DICCIONARIO STRONG, de palabras hebreas y arameas del A.T. y su traducción en la Versión R.V. 1960
• BIBLIA DE JERUSALÉN.
• BIBLIA AL DÍA.
• SSE VERSIÓN DEL OSO
• REINA VALERA ACTUALIZADA.

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