Los cristianos y el primero de mayo

Cinco razones para unirnos a la marcha
este primero de mayo

Juan Stam

No recuerdo cuál año fue que participé por primera vez en la marcha de los trabajadores, pero recuerdo muy bien la experiencia. Eran mediados de los años 80, quizá 1985. Victorio Araya, mi estudiante de entonces y amigo de siempre, me animaba a acompañarle en la marcha. Me parecía un poco atrevido y tuve mis dudas. pero por lealtad a mi amigo decidí hacerlo. No me imaginaba la importancia que esa decisión iba a tener en mi vida futura.

Íbamos caminando cuando un señor desconocido se me acercó, me dio la mano y me hizo un comentario que nunca olvidaré. «Don Juan», me dijo, «yo le he escuchado predicar en el Templo Bíblico, pero lo respeto mucho más ahora que lo veo presente con los trabajadores, en la calle». Con sólo eso me alegré de haber decidido acompañar a Victorio – ¡y al pueblo costarricense! – aquel día. Por supuesto volví a mi casa esa noche todo emocionado y abierto para nuevas aventuras en el futuro.

Primer razón

Esa es mi primera razón para ir a marchar (…) el primero de mayo. Aquel día, hace casi cinco décadas, Dios me abrió una puerta de testimonio del reino de Dios como reino de vida para todos y todas, por estar presente con los pobres en su gran día.

Puedo decir que mis vivencias después, cada primero de mayo, han sido bellas y realmente edificantes. Persuadimos a otros estudiantes del Seminario Bíblico acompañarnos, y después hubo un contingente de la recién fundada Universidad Nacional, con nuestra Escuela Ecuménica de Ciencias de la Religíón. Había delegaciones de otras confesiones evangélicas, como los luteranos, y otros católicos, entre ellos estudiantes míos de la UNA. En las marchas conocí muchos amigos nuevos, hasta del partido comunista costarricense. Uno de ellos me dijo una vez, «Vos sos diferente de otros protestantes. ¿Dónde predicás, quiero escucharte». Se madrugó para acompañarme a un culto de resurrección.

Con algunos de esos amigos sólo nos vemos en la marcha y otras manifestaciones. Algunos han muerto ya. He descubierto que existe todo un mundo de gente maravillosa, muy nobles y sinceros, que los evangélicos solemos tildar de «izquierdistas» y por eso, indignos de nuestra amistad y solidaridad. Me parece una gran lástima que en general los evangélicos brillan por su ausencia en estos actos de presencia y solidaridad.

Segunda razón

Esa es mi segunda razón: En la marcha voy a encontrarme con mucha gente linda, en las que veo la imagen y la gracia de Dios, y espero yo, ellos y ellas podrán ver algo de lo mismo por medio de mi presencia al lado de ellos.

Tercera razón

Nuestro Maestro y Salvador nos manda «buscar primeramente el reino de Dios y su justicia», orando que se haga la voluntad de Dios en la tierra como en el cielo (Mat 6:10,33). El vocablo «busquen» (o «buscad») en Mat 6:33 es un verbo activo, tiempo presente, modo imperativo. Con estas frases el Señor nos manda (nos ordena, nos exige) vivir buscando siempre las maneras de promover su reino y luchar para que nuestros países vivan conforme a la voluntad suya. Hay muchas maneras de hacer eso, y la solidaridad y la presencia física es una de ellas.

Debemos orar por nuestros países y nuestros gobernantes, pero siempre recordando que «no basta orar». De hecho, orar sin actuar y sin hacer lo posible, equivale a no orar. » ¡A Dios orando, y con los dos pies dando» en la marcha!

Cuarta razón

El Antiguo Testamento nos demuestra que Dios está al lado de los pobres, los hambrientos y oprimidos, y si es así, nosotros también debemos estar al lado de ellos, físicamente, el primero de mayo.

El primer «carismático» de la Biblia fue José, «en quien mora el Espíritu de Dios» (Gn 41:38) y que profetizó por medio de sus sueños. En José se cumplió, por medio de un proyecto internacional de alimentación, la promesa que Dios hizo a Abraham, de bendecir – física y literalmente – a todos los pueblos del mundo conocido. Por medio de José se hizo la voluntad de Dios en la tierra, así como en el cielo, «para tener con vida a mucho pueblo» (Gn 50:20).

El Dios de la Biblia es el Dios de los huérfanos, las viudas, los desahuciados y los oprimidos y los hambrientos. El eje central de la vasta legislación social del pueblo hebreo era la defensa del pobre. El año de Jubileo instituía una reforma agraria cada medio siglo para comenzar de nuevo en condiciones de igualdad.[1] En la visión de la nueva creación en Isa 65, un elemento esencial es la justicia para los obreros, superando la alienación de su mano de obra (65:21-23); «No trabajarán en vano, ni darán a luz para maldición» será la consigna de ese nuevo orden de cosas.

Quinta razón

Mi fe cristiana, orientada por el Nuevo Testamento, revela la misma identificación con los pobres y me llama al mismo compromiso con los trabajadores. Jesús tomó para texto de su sermón inaugural un pasaje arraigado en la tradición del Jubileo (Isa 61:1-3, en Luc 4:17-19). En ese sermón anunció que venía a traer buenas nuevas a los pobres (4:18). Lucas narra también que Jesús pronunció bienaventurados a los pobres pero declaró «Ay de ustedes los ricos» (Luc 6:20,24). El evangelio de Lucas destaca temáticamente la identificación de Jesús con los de abajo (pobres, samaritanos, publicanos, leprosos, y hasta «una mujer de la ciudad»).

Es muy evidente también que San Lucas interpreta el Pentecostés en términos del Jubileo. Por eso la comunidad pentecostal «tenían todo en común y vendían sus propiedades y posesiones, y compartían sus bienes entre sí según la necesidad de cada uno» (Hch 2:45; 4:32). Nuestro sistema social y económico hoy es todo lo contrario de ese modelo pentecostal. Por eso, unirse a la marcha del primero de mayo podría ser una fiel expresión del pentecostalismo integral de San Lucas.

San Pablo dedicó el final de su ministerio a este mismo «proyecto Jubileo pentecostal» para los pobres de Jerusalén. El apóstol interpreta esta misión como la búsqueda de la misma igualdad económica que promovía la legislación hebrea del Jubileo. Para remachar el tema, Pablo emplea la palabra «igualdad» dos veces en un solo versículo (2Cor 8:14). Pero nuestra sociedad actual, especialmente después del desastre de Wall Street, maximaliza la desigualdad en vez de maximizar la igualdad.

La primera epístola de Juan, en términos sorprendentes, relaciona la práctica de la justicia económica con el nuevo nacimiento, tan central a la teología evangélica:

Si saben que él es justo, sepan también que todo el que practica la justicia es nacido de él…

El que practica la justicia es justo, como él es justo…
Así distinguimos entre los hijos de Dios y los hijos del diablo:
el que no practica la justicia no es hijo de Dios,
ni tampoco lo es el que no ama a su hermano…
Si alguien que posee bienes materiales ve que su hermano está pasando necesidad,
y no tiene compasión de él,
¿cómo se puede decir que el amor de Dios habita en él?…
(1Jn 2:29; 3:7,10,17)

Es famosa la denuncia de Santiago contra los ricos que roban los salarios de los trabajadores:

Ahora escuchen, ustedes los ricos:
¡lloren a gritos por las calamidades que se les vienen encima!
Se ha podrido su riqueza…
Oigan cómo clama contra ustedes el salario no pagado a los obreros
que les trabajaron sus campos.
El clamor de esos trabajadores ha llegado a oídos del Señor Todopoderoso.
(Stg 5:1-6)

Surge la pregunta, ¿ha llegado a oídos nuestros el clamar de los y las desempleados, de los subempleados, y los miles que reciben sueldos injustos, por debajo del salario mínimo (de por sí, también injusto), y que trabajan bajo condiciones infrahumanas?

Para responder a esa pregunta, ¡nos vemos en la marcha del primero de mayo!

 

Notas:

[1] Por épocas Israel practicaba el Jubileo, y en otras épocas, al no cumplirlo sabían que ofendían a Dios (Jer 34). Ver www.juanstam.com 18 diciembre 2007.

Miles de israelíes se manifiestan en Tel Aviv por los derechos humanos

EFE. Miles de israelíes se manifestaron hoy en Tel Aviv para pedir el respeto de los derechos humanos tanto en Israel como en los territorios palestinos ocupados.

Entre 3.000 (según la Policía) y 5.000 personas (según los organizadores) participaron en la marcha, que tuvo lugar tres días antes de la celebración del Día Internacional de los Derechos Humanos y en coincidencia con la efemérides de la aprobación de la Declaración de Derechos Humanos en la ONU en 1948.

Los manifestantes, convocados por unas 130 organizaciones israelíes defensoras de los derechos humanos, se congregaron en la plaza del teatro Habima, en el centro de Tel Aviv, y marcharon desde allí hasta la plaza de Isaac Rabín, con música y tambores.

«Esta es una muestra de unidad de diferentes organizaciones y activistas a favor del cumplimiento universal de los derechos humanos», dijo a Efe Jesica Montol, de la ONG israelí Betselem.

«Hay un gran abanico de organizaciones que trabajan en distintos campos para lograr el respeto a los derechos humanos tanto en Israel como en los territorios palestinos», dijo Montol, que añadió que «el hecho de que miles de israelíes salan a la calle» debería ser entendido por el Gobierno como un mensaje de que «debe dar prioridad a los derechos humanos».

Un portavoz policial aseguró a Efe que no se registró ningún incidente durante el evento, que «transcurrió en calma».

A la marcha siguieron discursos y un concierto en la plaza, lugar habitual de las protestas y concentraciones de la izquierda pacifista israelí.

El CMI ve como paso positivo el nuevo status de Palestina en la ONU

ALC. «Corresponde ahora a las dos partes, Israel y Palestina, avanzar en este proceso», dijo Tveit. «La votación en la ONU confirma que la solución de dos estados es el mejor camino hacia la paz en la región. Sin eso, el futuro es aún más la violencia y la inseguridad, y la continua tragedia para ambos pueblos «.

Tveit hizo sus comentarios tras la decisión de la Asamblea General de la ONU el 29 de noviembre de reconocer la Autoridad Nacional Palestina (ANP) como un «Estado observador no miembro». La moción fue aprobada por más del necesario dos tercios.

Anteriormente, la participación en la ONU había estado en el reconocimiento de la Organización de Liberación de Palestina como un «observador permanente». Un intento en 2011 para instalar la Autoridad Palestina como miembro pleno de la ONU-estado fue estancado en el Consejo de Seguridad.

«El CMI siempre ha hablado a favor de una solución de dos estados», recordó Tveit. Desde ya en su primera asamblea en 1948, el CMI ha defendido los derechos de Israel y Palestina a ser estados libres e independientes.

Finaliza sexenio político, cuestionado de principio a fin

ALC. Leopoldo Cervantes-Ortiz

Abanderado de un partido político de filiación católica y conservadora, Acción Nacional (PAN), Calderón atacó a su contrincante en la contienda electoral y lo calificó de ser un “peligro para México”, sin imaginar siquiera el grado de ilegitimidad que alcanzaría y ante la cual tuvo que responder con “golpes mediáticos” que no alcanzaron a recomponer su imagen y buena parte de sus decisiones, especialmente la que sacó a las fuerzas armadas y a la Marina de los cuarteles para enfrentar a los grupos delictivos ligados, sobre todo, al narcotráfico.

Tampoco imaginó el número de muertos con que terminaría el sexenio, más de 60 mil, según varias estimaciones, a causa de lo que denominó una guerra frontal contra dichos grupos.

La falta de sensibilidad ante las víctimas “colaterales” (como se les llamó oficial y eufemísticamente a quienes perdieron la vida como resultado del fuego cruzado) de esta “guerra” tuvo como resultado una serie de protestas que obligó al régimen a proponer una ley dirigida a responder a esa situación, aunque finalmente no fue promulgada por el gobierno, que se asumiría, según se vio, como juez y parte. De ahí que en su última semana en el gobierno, Calderón debió afrontar los duros reproches de los sectores sociales afectados. Simultáneamente, montó una campaña propagandística para “despedirse” de la población, pero agradeciendo a nombre de ella, por ejemplo, que se trató de un “gobierno valiente”. En suma, un gobierno que se agradece a sí mismo sus autocalificados “logros”.

A todo ello hay que agregar el anuncio hecho esta misma semana en el sentido de que Calderón saldrá del país para trabajar en la Universidad de Harvard, donde cursó una maestría en administración pública. Esto ha sido visto como una burla por parte del vecino país del norte y también como una “suerte” de premiación por la actitud de sumisión con que se comportó el funcionario ante el gobierno estadunidense. Aunque, en honor a la verdad, una noticia así ya no resulta tan novedosa, pues Calderón ha venido a seguir la “tradición” iniciada por Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo, quienes como expresidentes también consiguieron empleos en organismos empresariales y académicos de Estados Unidos.

Las promesas políticas de cambio se vieron frustradas desde el principio del periodo, pues las alianzas que realizó Calderón con grupos como el de la máxima lideresa del sindicato de trabajadores de la educación, Elba Esther Gordillo (a cuyo yerno se le entregó el control de la educación básica) evidenciaron que no habría mucha diferencia con lo hecho por el PRI en otras épocas y que marcaron un estilo de gobierno criticado por el PAN cuando éste se encontraba en la oposición. A eso hay que agregar el manejo discrecional de recursos y el aumento en algunos puestos gubernamentales que inflaron el gasto público. Al mismo tiempo, muchas dependencias no ejercieron adecuadamente el presupuesto asignado para sus tareas. Éstas y otras muchas fallas y deficiencias marcaron esta etapa presidencial como una de las más desafortunadas de las décadas recientes.

Adolfo Sánchez Rebolledo evalúa el sexenio y escribe: “Pretender que el balance de un gobierno se mida exclusivamente por la dimensión de algunas obras públicas hace olvidar que México es un país de más de 100 millones de habitantes, con una economía poderosa y atractiva (y apetecible) en el mundo global. Tiene recursos naturales extraordinarios y condiciones geopolíticas únicas para pensar en grande, de modo que las inercias de la actividad económica de por sí arrojan cifras que en otros países resultan inimaginables, pero México tiene un talón de Aquiles: la desigualdad, la terrible polarización que perpetúa la injusticia, la irritación, la desesperanza. Según los datos más optimistas de la Cepal, la pobreza afecta a 35 de cada 100 personas y disminuye más lentamente que en otros países de Latinoamérica” (La Jornada, 29 de noviembre).

Los proyectos realizados por Calderón muestran un preocupante desfase en relación con las necesidades de la población, especialmente ante urgencias como el crecimiento del empleo, entre otras. Al “populismo” tan satanizado por los regímenes recientes se le ha propuesto como dolorosa alternativa en la práctica la obsesión por mantener estables las variables macroeconómicas para presentarlas como logros insuperables y sobre las llamadas “reformas estructurales” destaca que únicamente se haya aprobado las laborales como una suerte de “premio de consolación” para un gobierno que intentó, literalmente, en el último día, llevar a cabo acciones que no se presentaron creativamente durante seis años. Proyectos francamente ridículos como el cambio de nombre del país fueron enviados a los legisladores a menos de 15 días de que finalizara la responsabilidad gubernamental.

Agrega Sánchez Rebolledo: “Como quiera, es evidente que años y años de políticas compensatorias han fracasado en la tarea de romper con el círculo vicioso de la pobreza fortaleciendo el empleo como un derecho universal. Lo más grave es que no hay nuevas ideas, un verdadero proyecto de cambio y desarrollo que permita dejar atrás la ruta del estancamiento. La promesa de hacer reformas sin un replanteamiento en serio de los objetivos nacionales llevará, sin duda, a reforzar la integración a la economía trasnacional, pero difícilmente dará cumplimiento a las aspiraciones de la mayoría”.

De modo que el malestar social que se experimenta al final de este sexenio tiene un sabor ambiguo, pues al cierto respiro por la salida de Calderón le sigue el ascenso del PRI, algo que, para muchos, no presagia cosas muy buenas, aunque tampoco se pierden las esperanzas de un futuro inmediato más favorable.

La discriminación religiosa en México persiste y puede crecer

LP. En México hay cada vez mayor diversidad religiosa, pero también más resistencia a aceptar a quienes no profesan la creencia de la mayoría, según los resultados de la Encuesta Nacional sobre Discriminación en México 2010 realizada por el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred).

La presentación se desarrolló este pasado martes, y el estudio fue realizado del 14 de octubre al 23 de noviembre de 2010. En el acto se explicó como cambio reseñable que actualmente  en México una de cada 5 personas ya no profesa la religión predominante, el catolicismo. Y un 5% de la población no profesa ningún tipo de religión.

El presidente de Conapred, Ricardo Bucio, refirió que, basándose en el estudio, existe un proceso de reconocimiento cada vez mayor del país de la realidad de su diversidad religiosa, y ya no se percibe como el México de los años 50. Pero según los datos del estudio en México aún hay intolerancia religiosa y tiende a crecer, aunque la relación de la sociedad con las creencias ha ido modificándose, aseguró Ricardo Bucio.

 La terrible conclusión de la encuesta es que se reconocen la diversidad religiosa y los derechos de los demás, pero “no nos reconocemos iguales en derechos ni en dignidad”.  México, expuso, no tiene incentivos para la igualdad, “cree que le conviene superar atrasos, disminuir la pobreza, la inseguridad pública, pero no caminar hacia la igualdad”.

 Lo positivo es que este reconocimiento de los derechos propios y ajenos aún “no estaba instalado hace una década”  en circunstancias, “como condiciones de identidad, edad y fe religiosa”. Pero en la actualidad pese a que se reconocen esos derechos, “asumimos que la diversidad es una amenaza para la cuestión social, y no es una riqueza social”.

 Por ello, explicó, aunque existe un marco legal para las asociaciones religiosas, no se ha combatido la discriminación sobre todo al seno de las asociaciones sociales y comunitarias.

“Ya no se desconoce el marco jurídico, pero hay dificultad de vecinos y escuelas para aceptar a quienes no tienen la creencia religiosa de la mayoría”, dijo, algo que se ve en las decisiones que toman incluso los funcionarios.

INTOLERANCIA CON LOS “NO CATÓLICOS”
Las minorías religiosas son las que debido a la intolerancia en sus comunidades enfrentan más dificultades para integrarse con sus vecinos, asociaciones y en sus escuelas , denunció Bucio.

Una de cada cuatro personas pertenecientes a alguna religión distinta a la católica ha sentido que sus derechos no han sido respetados por sus creencias religiosas . “Mientras 78% de la población del país dice nunca haber sido objeto de discriminación por motivos religiosos, el porcentaje desciende a 68% entre quienes profesan una religión diferente a la católica”, según la encuesta cuyo margen máximo de error de ± 1.1 puntos porcentuales.

UNA MÉXICO LEGALMENTE LAICA
Sin embargo, México tiene ventaja respecto a la mayoría de los países de América Latina, al existir desde hace 150 años la división de Estado-Iglesia, “donde el laicismo es un valor de la democracia y el sistema político mexicano”.

Empero, consideró que aún se piensa que laicismo implica la negación de lo religioso, cuando en realidad es que a partir de esto último se tomen decisiones políticas, “el laicismo es para garantizar que las personas puedan tener sus propias creencias” .

Una de las conclusiones de la encuesta, realizada cara a cara a 52,095 personas, es que “si México se afirma como pluralmente religioso, se tiene una responsabilidad compartida entre los profesantes de cualquier credo, Iglesia, espiritualidad y aun entre los no creyentes, en tanto que todas las personas, como ciudadanos y ciudadanas, compartimos los mismos derechos y las responsabilidades en la construcción de una sociedad más justa y fraterna”.

LA ENCUESTA REALIZADA
Respecto a la encuesta nacional 2010, refirió que es la segunda que se realiza en el país; la primera se llevó a cabo en 2005, y ayudó “a darnos cuenta que sí existía la discriminación, dicha por la ciudadanía, no sólo vista en los hechos”.

Refirió que la encuesta 2010 amplió 10 veces el tamaño de la primera, con 4 percepciones generales y conclusivas: Existe un proceso de reconocimiento cada vez mayor en México de su diversidad.

Ello se nota en el reconocimiento de su pluralidad lingüística y cultural, de las diferentes confesiones y asociaciones religiosas, preferencias sexuales, lenguas indígenas, derechos de las mujeres, con los cambios legales registrados en los 90.

Evangelio, Cultura y Religiones

Evangelio, Cultura y Religiones: Misión y Pluralismo[1]

Juan Stam

Nuestro tema nació con el mismo evangelio.[2] Desde que el eterno Logos, Hijo de Dios, se «contextualizó» en carne humana y asumió como suya propia la cultura judía del primer siglo, los cristianos se han encontrado ante el desafío de un cristianismo culturalmente encarnado (y la tentación de un cristianismo culturalmente cooptado). En su encarnación Jesucristo nos dio para siempre el paradigma de un evangelio contextualizado. Después el apóstol Pablo, en su polémica con los judaizantes, precisó para todo el futuro el sentido de este paradigma encarnacional. Pablo insistía en que el «ser-judío» de Jesucristo no significaba un cristianismo culturalmente judío, en todo tiempo y todo lugar, sino un cristianismo siempre encarnado en la propia cultura y el propio tiempo, cualesquiera que sean éstos, de cada comunidad de fe.

Varios factores en los últimos años han dado mayor actualidad y urgencia al tema del evangelio y las culturas. En general, se imponen cada vez más actitudes de pluralismo casi sin límite, en un marco de referencia básicamente relativista. Dicha tendencia se acentúa mucho más con la nueva escuela de la «post-modernidad», partiendo del nihilismo de Federico Nietszche, que reduce todo conocimiento a la interpretación subjetiva de cada persona. Otro factor en el plano mundial ha sido el declive de la anterior dominación eurocéntrico-noratlántica, debilitada no sólo por el fenomenal surgimiento de Japón y otros países asiáticos sino también por la creciente influencia de los paises del tercer mundo.

Mucho más importante para América Latina es el impresionante resurgimiento de las culturas indígenas del continente.[3] Hace varias décadas los cristianos indígenas, aun más que los demás latinoamericanos, comenzaron a sospechar de la fuerte influencia extranjera (incluso, para ellos, la ladina o criolla) en el cristianismo, a resentir las imposiciones de aspectos de otras culturas sobre su fe y su vida, y a querer articular la fe cristiana en sus propios términos auténticos. Dentro del marco general de la teología contextualizada, nació una nueva disciplina: la etnoteología. En toda América Latina, estas tendencias de una agresiva afirmación de la identidad indígena recibieron un impulso muy fuerte por la ocasión de los 500 años de la conquista europea.

Toda esta situación plantea un dilema para la teología. Por una parte está el hecho, a menudo olvidado, de que el evangelio por diversas razones afirma los valores culturales de todos los pueblos, su derecho a su propia identidad como expresión colectiva de la imagen de Dios, y la constante tarea de encarnar la fe radical y auténticamente en la plena idiosincracia de cada cultura. Está sobre todo el desafío de una radical deseuropeización (desoccidentalización) de la fe cristiana y una rearticulación de ella en genuino ropaje latinoamericano y específicamente indígena. Pero, por otra parte, está la obligación de ser inclaudicablemente fieles al evangelio mismo y no desfigurarlo ni desnaturalizarlo o convertirlo, en el proceso de contextualización y enculturación, en algo nuevo que ya no sería verdaderamente el mensaje bíblico (el kerygma) y el evangelio de salvación en Jesucristo.

Podríamos proponer tres afirmaciones básicas como postulados de todo lo que sigue:

1) ninguna cultura es dueña del evangelio ni debe tener monopolio de sus expresiones y su vida.

2) El evangelio debe encarnarse auténticamente en cada cultura según su más profunda idiosincracia;

3) Dicho proceso debe afirmar el mensaje bíblico y lograr manifestar de nuevo su sentido más fiel en los siempre nuevos contextos donde se encarna. Pero nunca debe negar, contradecir, distorsionar ni reducir el evangelio ni el mensaje bíblico en su sentido más amplio y profundo.[4]

EL NT Y LA IDENTIDAD CULTURAL

La Encarnacion e identidad cultural: Los teólogos han reconocido en la encarnación «el escándalo de la particularidad»: aquel en quien «todas las cosas tienen su coherencia» (Col 1.17) y que «sustenta todas las cosas con la palabra de su poder» (Heb 1.3), asumió la identidad específica de un varón (no mujer) judío (no samaritano ni otra cosa), galileo (no sureño de Judea), de inicios del primer siglo (ni de otro siglo, ni de mediados ni fines del primer siglo). Tuvo «abolengo» específico, de lo que dan testimonio las geneologías, y sin duda una «herencia genética» como todo ser humano que nace.

Difícilmente podría haber dos palabras más diametralmente opuestas que «Verbo» (logos) y «carne» (sarx). En Jn 1 la primera señala la deidad de Cristo y su significado universal como principio, sentido y fin de toda la realidad. La segunda palabra, sarx (en contraste con soma o ánthropos), apunta a la fragilidad y la vulnerabilidad de la existencia humana. Apunta también a la concreción particular de un individuo. No se puede ser sarx sin ser específica y concretamente alguien, y no otro ni el «ser humano» en general. Es imposible ser humano sin ser «alguien», sin ser varón o mujer; sin tener determinada nacionalidad, cultura o etnia y no ser indiscriminadamente de toda cultura y por eso no ser realmente de ninguna. La sarx de Cristo definió radicalmente la escandalosa particularidad específica de su identidad cultural.

Paul Tillich (Teol Sist 1:15-18) ofrece un valioso análisis de esta correlación de logos y sarx. La teología cristiana, afirma Tillich, procede «en una manera que implica que ella es la teología. La base de este reclamo es la doctrina cristiana que el Logos se hizo carne, que el principio de la auto-revelación divina se ha hecho manifiesto en el evento de Jesús como el Cristo». Entonces «la teología cristiana ha recibido algo que es a la vez absolutamente concreto y absolutamente universal». Tillich señala que religiones sacerdotales y proféticas pueden ser muy concretas, pero sin universalidad; religiones místicas y metafísicas pueden ser universales pero no concretas (p.16).

Tillich señala que el Logos, que era «universal» pero no «abstracto», se hizo «concreto» (no meramente «particular»). Al asumir la humanidad concreta de sarx, no perdió la universalidad del logos ya encarnado en la particularidad de un individuo específico, Jesús de Nazaret. La única forma de ser humana es en la particularidad concreta de un determinado sexo, cultura/etnia, edad y época histórica, genio y figura. Al hacerse carne, el eterno Verbo asumió esa particularidad concreta sin dejar de ser el Logos universal.

«Si Jesús es el Cristo», escribe Tillich, «tiene que representar todas las realidades particulares y tiene que ser el punto de identidad entre lo absoultamente concreto y lo absolutamente universal» (p.17). Para explicitarlo más: Jesús en su particularidad era varón, y no menos varón que cualquier otro ser humano masculino. Pero en ese género masculino, como particularidad de una concreta existencia humana, estaba presente el Logos universal. Por eso el Verbo no se identificó menos con las mujeres que con los hombres. Jesús no era ni negro africano ni blanco europeo, pero en su identidad específica de semita del Cercano Oriente, en una auténtica vida humana de total profundidad, se identificó plenamente con los negros, con los blancos, y con los indígenas de nuestras tierras. Como judío que era, podemos estar seguros de que Jesús era «tan judío como quién más» porque asumió plenamente su identidad étnica y nacional. Sin embargo, como veremos, eso no significa que todo cristiano después tiene que asumir una identidad judía, como si la encarnación viniera a absolutizar la particularidad cultural en que el Verbo fue encarnado. Significa más bien que los que están «en Cristo» también van a encarnarse plena y profundamente en su propia cultura, sea la que sea. La encarnacion del Hijo es el paradigma para la autenticidad cultural del pueblo suyo y el cuerpo suyo en toda época.

La encarnación significa que la cristiana maya, por ejemplo, no debe ser menos maya por ser cristiana sino más bien «la más maya de las mayas» (y otro tanto para quichua, quechua, aymara y cualquier otra cultura). Pero también la encarnación misma, y el Encarnado, les dará el paradigma para la manera en que han de estar plenamente identificados, en fidelidad cristiana y evangélica, dentro de la cultura en que han nacido y donde Dios los tiene presentes. En Jesús, el Verbo fue hecho carne judía, habitó en medio de su pueblo, y «vimos su gloria» (Jn 1.14). En los discípulos indígenas del Encarnado, el evangelio ha de «hacerse carne indígena», habitando en el seno de la vida de su pueblo para manifestar también la gloria, la gracia y la verdad de nuestro Señor.

Pentecostés e identidad cultural: El capítulo 2 de los Hechos, al narrar la venida del Espíritu sobre la comunidad y el lanzamiento definitivo de su misión, da realmente un modelo de misión integral. El relato comienza con la experiencia de fenómenos muy extraordinarios (2.1-13, ¡bien pentecostal, digamos!), sigue con un sermón expositivo cuyo tema central es el señorío de Cristo (2.14-41, estilo Spurgeon o de los mejores predicadores presbiterianos), y termina con una nueva comunidad de fe y praxis (2.42-47 ¡con sabor a menonita!).

Las señales pentecostales, cargadas de reminiscencias antiguotestamentarias, eran tres: (1) «estruendo como de un viento recio que arrastraba y que llenó toda la casa»; (2) «lenguas repartidas, como de fuego»; y (3) el don de lenguas, en este caso el hablar las lenguas extranjeras propias de los presentes. El viento (pneuma, soplo, aliento), que recuerda al relato de la creación (Gén 2.7; cf Ezq 37.5-10; Jn 20.22), parece señalar a la iglesia como cuerpo de Cristo (segundo Adán) y primicias de la nueva creación. El fuego (Lv 9.24; 10.1s; Nm 3.4; 26.61; 2 Cron 7.1) y el «llenar toda la casa» (Ex 40.34s; 1 R 8.10; 2 Cron 7.1s; Isa 6.1; Ezq 10.4; 43.2-6; Apoc 15.8) les recordaría de la inauguración del Templo para señalar a la iglesia como el Templo del Espíritu Santo. Es de esperar que el don de lenguas también serviría para tipificar la naturaleza de la iglesia y su misión, que nació en ese gran día.

¿Cuál podría haber sido el propósito de este «don de idiomas» en el día de Pentecostés? ¿Cuál sería su significado teológico? ¿Fue sólo un espectáculo, como para llamar la atención, nada más? ¿Debe entenderse como un despliegue de poder, quizá como una garantía de que el poder divino acompañaría siempre a la naciente comunidad (Hech 1.8)? ¿Pero entonces por qué en esta forma lingüística?

Creo que un hecho pocas veces observado, y una frase clave en el texto, nos pueden ayudar a captar la finalidad y el sentido teológico de este fenómeno. El hecho interesante aquí, que debe tomarse en cuenta, es que en seguida de la sensacional experiencia de lenguas, Pedro predicó a la misma multitud en alguna «lingua franca» que todos podían entender adecuadamente. ¿Habrá sido su mal arameo, con su fuerte acento galileo, o en su probablemente peor griego?

Si en seguida Pedro les iba a predicar en un idioma mutuamente inteligible, ¿por qué el don de lenguas antes del sermón? Me parece que la clave más importante está en una frase repetida varias veces en diversas formas: «cada uno les oía hablar en su propia lengua (dialéktw)» (Hech 2.6). Con asombro dijeron, «les oímos hablar cada uno en nuestra lengua (dialéktw) en que hemos nacido» (2.8). Y para hacerlo aun más específico, recorren la lista de etnias y nacionalidades presentes y concluyen de todas ellas que «les oímos en nuestras propias lenguas (taîs hemetérais glóssais) las maravillas de Dios» (2.11). No bastaba escuchar la buena nueva en un idioma extranjero, aunque se lo pudiera entender; todos tenían que oir «las maravillas de Dios» en los tonos específicos de su propia lengua materna, en que habían nacido.

Pentecostés significa que el evangelio no tiene idioma oficial; ni el hebreo ni el griego (mucho menos el latín ni el inglés) pueden definir las categorías y las configuraciones culturales de nuestra fe. El idioma del evangelio es la lengua materna de cada creyente: cakchiquel, quechua, aymara. Sólo así el evangelio podrá expresarse y vivirse en los acentos auténticos de cada comunidad de fe. La encarnación y el Pentecostés juntos son la Magna Carta de la identidad cultural del evangelio en cada sociedad.

Debe notarse también el contenido de lo que cada uno escuchaba en su propio dialecto: «las maravillas de Dios» (2.11). La palabra griega que se traduce «maravillas» (megaleîa) era un término técnico en la Septuaginta para los hechos portentosos de la historia de la salvación.[5] Eso se confirma por la temática central del siguiente sermón (2:14-41). Aunque Pedro lógicamente comenzó explicando lo que acababa de pasar (2.14-16; cita de Joel 17-21), inmediatamente procede a predicarles a Cristo crucificado (2.22ss) y termina proclamando que «Dios ha hecho a Jesús Señor y Cristo» (2.36). Lo que se contextualiza y se encarna en la identidad cultural de la misión, tiene que ser el mismo y verdadero evangelio, el mensaje del Crucificado y Resucitado en el contexto global de la historia de la salvación. Si lo que se contextualiza es otra cosa, no se habrá encarnado al evangelio sino se lo habrá traicionado (cf Gal 1.8).

NOTA: Pablo y la identidad cultural: El apóstol Pablo, como apóstol a los gentiles, defendió tenazmente la justificación por la gracia mediante la fe, igual a judíos como a gentiles. Eso definió un corrolario importante para el tema «evangelio y cultura». En efecto, los enemigos judaizantes de Pablo querían insistir en que los gentiles, para llegar a ser cristianos, primero tenían que hacerse judíos. Pablo insistía en que los gentiles podían venir a Cristo como gentiles que eran, sin tener que pasar por el judaísmo, y que podrían vivir la vida cristiana dentro de su propia cultura y no la judía. Para el evangelio, no hay ninguna cultura oficial ni ninún idioma sagrado.

El argumento de Pablo en Gal. 3.28 y Col 3.11, «Ya no hay judío ni griego», afirma también que el evangelio no pertenece a ninguna cultura («no hay judío»), pero no debe malentenderse en el sentido de que el cristiano pierda su propia la identidad cultural. El mismo Pablo era ciudadano romano y apelaba a sus derechos como tal. Estos pasajes afirman más bien la igual dignidad y autenticidad de cada identidad étnica, como espacio cultural en el que puede encarnarse el evangelio.[6] En Cristo Resucitado, el segundo Adán, ha nacido una nueva humanidad que ha de iluminar y transformar las diversidades particulares (género, etnia, clase social) y a la vez coordinarlas en una nueva unidad en Cristo.

Un pasaje que revela claramente la actitud de Pablo hacia las muy variadas culturas entre las que se movía es 1 Cor 9.16-27: «a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos» (9.22). Lo definitivo es la urgencia de proclamar el evangelio; las diferencias culturales (judíos 9.20, gentiles 9.21) y teológicas o morales (9.22 débiles) están subordinadas al evangelio, que puede manifestarse igualmente dentro de esos diversos contextos. (También en Antioquía, contra Pedro, Pablo insistía en que los gentiles no tenían que hacerse judíos para poder ser cristianos, ni sería legítimo hacer dos «denominaciones», con eucaristías separadas, una para judaizantes y otra para gentiles incircuncisos).

La conclusión del pasaje (1Cor 9.24-27, sobre deportes) da un ejemplo muy hermoso de la identificación cultural de Pablo con los gentiles, a quien Dios lo había enviado. El pasaje habla de dos, o quizá tres, deportes helenísticos: la carrera 9.24, la lucha libre 9.25, y quizás el boxeo (9.26b,27: «golpeo»). Este es un pasaje que Pablo, el israelita con formación farisea, jamás hubiera escrito como judío para judíos. Los judíos en general no practicaban los deportes, especialmente los que requerían un gimnasio o un estadio o que se practicaban semi-desnudos (gumnastikós, jugar o entrenar desnudo). Ninguno de los deportes de este pasaje era practicado por los judíos. Sin embargo, aquí y en otros pasajes Pablo muestra un entusiasmo por dichos deportes helenísticos.[7]

Algunos autores han sugerido que en los largos años entre su conversión y su primer viaje misionero, Pablo se dedicó a asimilar la cultura de los gentiles, a los que iba a dedicar su vida como misionero. Eso puede verse en las referencias a la literatura griega que cita Pablo, en la nomenclatura que introduce para las congregaciones y los líderes, en el lenguaje que a veces usa («libaciones»; «adopción» en sentido romano; «jugar el todo por el todo» paraboleúomai Fil 2.30; uso de algunos términos de «olor gnóstico»), y en sus referencias a los deportes helenísticos. Tampoco lo cohibía escrúpulos judíos contra varias de estas expresiones culturales. Las veía como auténticos valores de la cultura en que evangelizaba y como totalmente compatibles con el evangelio. Siendo judío, aprendió a pensar y actuar como gentil para llevar las buenas nuevas a los gentiles. ¡Hasta se hizo fanático de los deportes!

NOTA: Hebreos y la identidad cultural: Los mismos dos polos del tema se encuentran también en el libro de Hebreos. Aun una lectura ligera deja evidente que es un libro único en el NT, muy diferente a todos los demás. Aunque no sabemos quien fue su autor, y tampoco podemos precisar con mucha seguridad quienes eran sus destinatarios, es innegable que el libro está enfáticamente contextualizado para una situación concreta de una comunidad específica. Siguen fuertes debates al respecto, pero estoy convencido que el marco de referencia para Hebreos es el judeocristianismo helenístico alejandrino [8] El autor de hebreos usa siempre la versión griega del AT, no el original hebreo. A veces, sin embargo, difiere de todos las versiones de la Lxx; en uno de esos casos, la versión de Dt.31.6 en Heb 13.5s concuerda con un texto de Filón contra todas las variantes conocidas de la Lxx. Hay también paralelos claros a los escritos de Filón, Sabiduría y IV Macabeos, aunque el pensamiento es propio del autor y netamente cristiano y evangélico. En tal caso, podemos entender las peculiaridades del lenguaje, estilo y pensamiento de Hebreos como una brillante contextualización de la fe en la cultura helenística y probablemente alejandrina.

A la vez, Hebreos es uno de los libros que insiste en la particularidad única del evangelio. El prólogo plantea desde un principio la encarnación del Hijo como culminación del largo proceso de revelación divina: habiendo hablado de muchas maneras por los profetas, ahora al final de los tiempos «nos ha hablado en Hijo» (1.2). Así el tema de todo el libro puede considerarse «la superioridad y la finalidad de Jesucristo». Una de las palabras más típicas del libro es efápax (y hápax), «de una vez para siempre». En contraste con el Sumo Sacerdote, que tenía que ofrecer cada día por sus propios pecados y los del pueblo, Jesús «lo hizo una vez para siempre (efápax), ofreciéndose a sí mismo» (7.27); «por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención» (9.12 cf 9.7). Por eso «somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre» (10.10; cf Rom. 6.10). Con otra analogía el autor afirma que «como está establecido para los hombres que mueran una vez…Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos» (9.27s). Su sacrificio es único e irrepetible, porque «ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre» para quitar el pecado (9.26). Obviamente, no puede haber otro evangelio que el que fue «dado una vez a los santos» (Jud.3).

Sobre el adverbio clave efápax (y hápax) Ernst Stählin afirma: «El sentido básico de hápax en el NT se alcanza cuando se refiere al carácter único de la obra de Cristo como algo que no puede ser repetido… es un término técnico para lo definitivo y por lo tanto único y singular de la muerte de Cristo y la redención así lograda» (Kittel 1: 381,383).

En Hebreos, la más radical contextualización del mensaje no contradice la singularidad única del evangelio sino que la afirma de la manera más enfática. Si no se contextualizara, no sería fiel al evangelio. Pero al contextualizarse, tenemos que hacerlo con fidelidad al evangelio. Su identidad evangélica nunca debe destruir la identidad cultural, y la identidad cultural no debe contradecir la identidad evangélica.

NOTA: el Apocalipsis y la identidad cultural: Igual que Hebreos, el Apocalipsis es un libro fuertemente contextualizado y diferente de cualquier otro libro del NT. Es evidente que se dirige a comunidades específicas (las siete iglesias de Asia Menor) bajo circunstancias muy especiales (amenaza y hostigamiento, culto al emperador, tentación del conformismo). Estas circunstancias histórico-regionales configuran totalmente el mensaje del libro. Hasta su concepto de la misión de la iglesia está radicalmente afectado por estas realidades.[9]

Llama la atención la mucha importancia que el Apocalipsis dedica a la gran variedad de culturas y etnias en toda la tierra. Cristo, el Señor del universo y de todas las naciones (12.5; 15.4), nos «ha redimido con su sangre de todo linaje y lengua y pueblo y nación» (5.9).[10] La multitud de los redimidos será de «todas las naciones, tribus, pueblos, lenguas» (7.9). Cuando la vocación profética de Juan se renueva, entre la sexta y la séptima trompetas, se le ordena profetizar otra vez sobre «muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes» (10.11). Según 14.6 un ángel predica «el evangelio eterno a…toda nación, tribu, lengua y pueblo».[11]

La importancia que Juan obviamente da a esta fórmula puede verse como índice del significado de las realidades étnicas, sociales y lingüísticas para él. Más allá de un simple concepto abstracto de «universal», estas expresiones señalan la preservación escatalógica de las diversidades que marcan nuestra historia; Juan parece concebir «la vida perdurable» como caracterizada por las mismas identidades culturales de ahora.

El tema sigue hasta el final del libro. En 21.3 Juan hace un cambio tan radical como significativo en el lenguaje del antiguo pacto de Dios con Israel. El antiguo pacto, de acuerdo con su naturaleza y propósito, rezaba «seré vuestro Dios y vosotros sereís mi pueblo», en singular. Pero el griego de 21.3 lo transforma en sentido plurinacionalista: «y ellos serán sus pueblos» (plural).[12] Un cambio tan aparentemente «herético» no podría ser casualidad.

Al final del mismo capítulo Juan adapta una serie de profecías veterotestamentarias para concluir que «las naciones andarán a la luz de ella [la nueva Jerusalén]; y los reyes de la tierra traerán su gloria y riqueza a ella…Y llevarán la gloria y la riqueza de las naciones a ella» (21.24,26).[13] La mención poco común de «reyes» en 21.24 parece indicar que Juan no está pensando simplemente en «los gentiles», como conglomerado abstracto, sino en entidades que son de alguna naturaleza socio-políticas. Aunque en parte se deriva de las fuentes del AT que Juan trabaja aquí (especialmente Isa. 60), y aunque también la descripción puede tener mucho de figurado, con todo parece culminar el largo desarrollo de una teología de la nacionalidad y la cultura en este libro.

EL AT Y LA IDENTIDAD CULTURAL

A propósito he querido comenzar este tema en su «mero centro», la encarnación de Cristo, y avanzar a la resurrección, el pentecostés y las epístolas. Ahora, aunque brevemente, vamos a echar un vistazo atrás al AT. Igual que por el NT, comenzaré por el punto central, el Exodo, y luego nos devolveremos atrás a los patriarcas y la creación.

El Yahvismo y la identidad cultural: El evento central de la historia hebrea, que dio su caracter especial a Israel, fue el éxodo. Básicamente, la tradición judía se proyecta detrás desde el éxodo, a los patriarcas y la creación, y adelante desde el éxodo hacia los profetas y el Mesías. Y central al éxodo es la revelación de Dios como YHVH, en la visión que recibió Moisés ante la zarza que ardía y no fue consumida.

El sagrado nombre divino — tan sagrado que ningún judío debía pronunciarlo — representa en muchos sentidos la máxima exclusivdad de la fe de Israel. Ningún dios de ningún otro pueblo se llamaba «Yahvé», ni podría llamarse así. Yahvé es el único y verdadero Dios y, como insisten los profetas, no hay otro a su lado. El Yahvismo fue así un rechazo tajante de la religión de los vecinos de Israel y en especial del Baalismo de los Canaanitas.

Recientemente Norman Gottwald (The Tribes of Yahweh Orbis 1979, pp.667-691) y otros han cuestionado fuertemente el concepto de la singularidad única («Uniqueness») de la fe de Israel. Sus argumentos tienen mucho de convincentes, pero él también reconoce fuertes diferencias de énfasis de la fe de Israel, dentro del marco del Cercano Oriente Antiguo, y otros elementos prácticamente exclusivos en Israel. Significativamente, Gottwald identifica las siguientes características específicas de la fe de Israel: (1) «el celo exclusivo y anormal de Yahveh» (p.671, 693 «jealousy»); (2) «su indiferencia intencional hacia el averno» (671, 693 «underworld»); (3) «su rechazo del fetichismo sexual» (p.694); (4) «las demandas económicas limitadas del sacerdocio» (p.695); (5) «prominencia de la historiografía `popular’ yahvista» (p.696), y (6) «los paradigmas yahvistas de salvación» (p.698). Así Gottwald también reconoce una notable singularidad en la fe de Israel, especialmente en el «celo» de Yahveh como único Dios verdadero, que no tolera rivales.

La actitud del AT ante las religiones vecinas es una mezcla paradójica de un exclusivismo predominante junto con elementos que tienen mucho de «sincretismo». Las escrituras hebreas constantemente ordenan a Israel a no ser como los demás pueblos. Las ordenanzas morales y rituales del Código de Santidad, por ejemplo, van precedidas y seguidas por exhortaciones a no actuar como los cananeos (Lev 18.3,24-30; 20.22-24). A la vez, como demuestra Gottwald, Israel tiene mucho en común con la religión de su época. Yahveh se llama también por los nombres comunes de los dioses: El, Elyon, El Shaddai, y aun Baal.[14] En uno de los aspectos más sagrados, el Templo mismo, Hiram el fenicio participó en su construcción, básicamente con el estilo de la arquitectura de la época.[15] También hay numerosos paralelos con los escritos ugaríticos de Ras Shamra, tales como las formas poéticas de muchos salmos y detalles específicos como «la serpiente veloz» y «serpiente tortuosa» de Isa 27.1. Un pasaje tan importante como Gen.1 está lleno del lenguaje de los mitos babilonios de creación. A menudo estos documentos extra-bíblicos nos ayudan mucho a entender el AT.

Podemos estar bastante seguros de acertar si concluimos que la religión de Israel está marcada por un claro exclusivismo en lo esencial de su fe, pero una significativa adaptación cultural en la articulación y aplicación de esa fe.

El pacto y la identidad cultural: Después del éxodo Israel, que había sido un conglomerado de tribus pero ahora se constituía en nación, iba proyectando hacia atrás el significado de lo que Dios había hecho en su historia. El enfoque tanto de los patriarcas como de la creación está formulado a la luz del éxodo.

Israel tenía un sentido muy claro de ser pueblo escogido por Dios, pero había dos «notas al calce» para ese concepto: (1) la elección de Israel no era por sus propios méritos sino por la gracia y el amor no merecido de Dios (Deut. 7.6s) y (2) la intención y finalidad de esa elección es que este pueblo, creado por Yahveh, sirva a los demás pueblos de la tierra para que ellos también gocen de la bendición de Dios.

 

 

 

 

 

 

Esto se enfatiza en Gen 12.1-3. De en medio de los pueblos arruinados por la maldad (Gen 11.1-9: Babel señala a Babilonia, donde está Ur, la ciudad de Abraham), Dios por gracia y milagro crea una nación que jamás hubiera existido aparte de esta intervención divina. Dios promete bendecir a Abraham y Sara y hacerlos bendición para todas las familias de la tierra. Creo que podemos sacar una conclusión del AT en cuanto a este pacto con Israel: según la Biblia, hay una sola historia de la salvación, pero esa salvación es para todas las naciones, por medio de Israel. Una nación es escogida para ser pueblo de Dios, para que todas las naciones lleguen a ser pueblos de Dios.

El NT agregará que hay un solo Salvador (Jn 14.6; Hch 4:12; 1Tm 2.5s), pero esa salvación seguirá siendo para todas las naciones. La promesa a Abraham se cumple en Cristo, y el Apocalipsis insiste reiteradas veces que todas las naciones, pueblos, tribus y lenguas paticiparán al final en la bendición de Abraham (cf. Gal 3.13s).

La creación y la identidad cultural[16]: El significado crucial de la teología de la creación para la misionología es probablemente el olvido más serio y grave en la teología evangélica.[17] Para nuestro tema, el punto central es que Dios es el Creador de toda la humanidad, tanto en su diversidad étnica, linguística y cultural como en su profunda unidad como una sola humanidad. Como Creador, Dios es Señor también de la historia, las naciones y las culturas.

La enseñaza bíblica de la creación nos da una doble orientación para el tema de las culturas y sus respectivas religiones, una desde la perspectiva de la creación misma y otra desde la perspectiva de la caída y el pecado.

Como ya hemos señalado, el mensaje bíblico afirma en muchas formas el valor positivo de las etnias y sus diversas culturas. Como imagen y semejanza de un Dios creador, los seres humanos y sus comunidades son también creadores. Desde Gén 1 (sojuzgad la tierra y señorear en toda la creación como virreyes del Creador) y Gén 2 (labrar la tierra y cuidarla, nombrar las cosas y así participar en su creación), Dios llama a la humanidad a ser co-creadores con él. La cultura es parte de esa tarea de co-creación, que en cierto aspecto está llamada a «completar» la creación. ¿Estaría completo el universo sin las nueve sinfonías de Beethoven o la Mona Lisa de da Vinci? ¿Estaría completo sin el Popol Vuh y las pirámides mayas de Centro América? ¡La cultura también sirve para «llenar la tierra»!

Aun la religiosidad de los pueblos no-judeo-cristianos debe verse en parte como resultado y manifestación de la imagen de Dios en el ser humano y las comunidades humanas. Si los humanos no fuéramos imagen de Dios, no estaría dentro de nosotros esa insaciable búsqueda de algo mayor y más allá de lo cotidiano (Ecl 3.11). La ética de algunas religiones, por ejemplo, puede plasmar la realidad de la imagen divina dentro de aquellas culturas. Aunque los cristianos creemos que sólo las Escrituras son la Palabra de Dios canónica y revelación salvífica (revelación especial), la teología cristiana ha reconocido también una «revelación general», que implica las posibilidad de que Dios también en su «gracia común» haya revelado verdades dentro de esas culturas y religiones.

Esta problemática tiene dos polos: 1) la revelación divina y 2) la salvación. La epístola a los Romanos parece afirmar no sólo la revelación general (1.18-20 la creación; 1.32; 2.14s la conciencia)[18] sino también una cierta posibilidad de salvación fuera del conocimiento de la fe judeo-cristiana (5.13).[19] Tal salvación por supuesto sería de gracia por la fe, con base en el sacrificio de Cristo quizá sin saber de ello, dentro de las condiciones de cada cual. Abraham, Moisés y David tampoco «conocían el evangelio» pero respondieron a Dios, dentro de su comprensión y sus circunstancias. El problema de la condena o la salvación de todos los paganos, de los judíos antes de Cristo, de los niños que mueran en su infancia o de los que nacen con retardo mental, es muy complejo pero teólogos como Strong y otros han sugerido cierta apertura en esto, sin entrar para nada en el universalismo.[20] Por otra parte, tiene que quedar claro que cuando alguien oye el evangelio y lo rechaza, o lo recibe falsamente («Lord, Lord»), no hay salvación.

En cambio, la enseñanza bíblica de la caída y del pecado humano nos recuerdan siempre que ahora la imagen de Dios sobrevive desfigurada en todos nosotros. El relato de la caída nos hace recordar que el pecado permea también todas la culturas (incluso la «occidental») y todas las religiones (incluso «el cristianismo»). Nuestra tendencia etnocéntrica de los que somos «cristianos occidentales» es de ver la revelación divina en nuestra propia cultura y religiosidad, y el pecado original en las demás culturas y religiones. Creo que nos corresponde examinarnos para ver el pecado que hay en nosotros, ¡y que aun confundimos con piedad!, y abrir nuestros corazones para apreciar los valores que puede haber en otras culturas, siempre a la luz de las Escrituras y el evangelio.

Cuentan que cuando Karl Barth estaba en Princeton en 1963, un estudiante le preguntó, «Dr. Barth, no cree Ud que Dios se ha revelado en otras religiones y no sólo en el cristianismo?». La respuesta de Barth fue tajante: «¡No! Dios no se ha revelado a sí mismo en ninguna religión, incluso la cristiana. Dios se ha revelado en su Hijo, el Mesías. En Jesucristo Dios ha hablado, y nos corresponde oir y responder». Ese Jesucristo, en la particularidad de un judío, encarnó el logos de toda la humanidad. Es el Cristo de todos los pueblos y todas las culturas, que quiere encarnarse hoy como aymara y como shipibo peruanos, quiché y cakchiquel guatemaltecos, cuna y Emberá panameños.

Juan Calvino dijo una vez que «el corazón humano es una incansable fábrica de ídolos». Es cierto, y sómos muy listos para condenar la idolatría en los demás. Sin embargo, lo que nos cuesta ver es nuestra propia idolatría. La «cultura occidental» puede ser un ídolo cuando se confunde con la fe misma y se cree que el evangelio tiene que vestirse con el ropaje de la cultura nor-atlántica. A menudo el «American way of life» es un ídolo, el capitalismo democrático o el socialismo marxista (dos ideología europeo-norteamericanas). El desafío misionológico es el de deshacernos de los ídolos heredados y buscar las formas de encarnar el evangelio fielmente en las otras culturas que hasta ahora se han querido someter a la imposición cultural extranjera en nombre de un evangelio distorsionado.

Conclusión

El mismo evangelio, y el mensaje bíblico en su totalidad global, nos afirman el valor positivo de las culturas y la tarea ineludible de plasmar el evangelio auténticamente en cada cultura, sin someterla anti-evangélicamente a ninguna cultura extranjera. Un evangelio no-encarnado es un evangelio falsificado y traicionado.

Pero lo que se encarna tiene que ser el evangelio, su centro tiene que ser Cristo y éste crucificado y resucitado, su fuente y norma tienen que ser la Palabra de Dios (releída dentro de cada nuevo contexto cultural). No tiene que ser ni debe ser el «evangelio» de la tradición, como se ha heredado, sino ese evangelio siempre vivo y nuevo para nuevas realidades. Pero tiene que ser el evangelio, Cristo-céntrico y bíblico. Un evangelio mal contextualizado puede dejar de ser evangelio.

Jurgen Moltmann, en El Dios crucificado (Cap.I), plantea el desafío de la teología contemporánea como la tensión entre «actualidad» (pertinencia, «relevancia») e «identidad» (fidelidad). Tenemos que actualizar el evangelio y hacerlo pertinente a la realidad actual, pero al hacerlo no debemos perder lo que es el evangelio mismo. Debemos mantener nuestra identidad cristiana y evangélica, pero en una forma que se esfuerza por corresonder en el nombre de Cristo a los desafíos actuales. Si sólo buscamos la «relevancia», al fin dejaremos de ser realmente cristianos y evangélicos y terminaremos siendo «irrelevantes». Si sólo vivimos defendiendo nuestra «identidad», pronto nos volvemos estáticos y fácilmente terminaremos en una idolatría de la sagrada identidad.

Creo que ese doble desafío nos confronta hoy. En el nombre de Cristo, tenemos que ser fieles a todos nuestros pueblos, respetar sus culturas, y promover con todas nuestras fuerzas y recursos la auténtica encarnación del evangelio dentro de su idiosincracia propia. Y en el nombre de nuestros pueblos, y en el amor por ellos, tenemos que ser fieles a Cristo y al «eterno evangelio», que es de todos los pueblos.

En nuestro compromiso con los pueblos indígenas, tenemos que ser siempre fieles a las escrituras y a nuestra fe cristiana. Y en esa fidelidad con nuestra identidad cristiana, tenemos que ser siempre fieles con nuestras hermanas y hermanos indígenas, hasta las últimas consecuencias. Mantener los dos polos de esta tensión teológica es una tarea muy delicada pero siempre urgente, tanto para cada uno como para la teología evangélica hoy día.

Referencias

[1] ) Esta ponencia fue presentada a la Asamblea Continental de la Fraternidad Teológica Latinoamerican en Santiago, Chile en noviembre de 1996 y publicada en Boletín Teológico #67, julio de 1997. Sobre el tema véanse también Tito Paredes, «La dimensión transcultural del evangelio» en Al Servicio del Reino en America Latina, ed. V.R. Steuernagel (C.R: Vision Mundial 1991), pp.187-198; «Evangelio, cultura y misión» en La Misión de la Iglesia, ed. V.R. Steuernagel (C.R: Vision Mundial 1992) pp.265-281 (el mismo en Clade III, Fraternidad Teológica Latinoamericana 1993, pp. 134-144); ibid. pp.144-156, Fernando Quicaña «Evangelio y Cultura»; ibid 572-581, Marcelino Tapia, «Teología bíblica, teología Andina».[1]) De hecho, el tema va aun más atrás, hasta la creación, el llamado de Abraham («bendición a las naciones») e Israel, la elección y el pacto.

[2] ) De hecho, el tema va aun más atrás, hasta la creación, el llamado de Abraham («bendición a las naciones») e Israel, la elección y el pacto.

[3]) Utilizo el término «indígena» sabiendo que es controversial; algunos prefieren «aborígenes», «originarios» u otra palabra.

[4]) Se entiende que sí tendrá que contradecir y negar muchas veces aspectos culturales o ideológicos, tradiciones etc, de otras articulaciones de la fe cristiana, otras «teologías sistemáticas» que no tienen pertinencia para dada cultura o que tienen más bien significado negativo.

[5]) Grundmann KITTEL 4:541; Justo González HECHOS p.64; Botterweck-Ringgren TDOT 2:390-416, esp. 406-414.

[6]) En este mismo sentido Pablo afirma que «no hay varón ni mujer», no para indicar que la identidad sexual ya no existe sino que en Cristo no cabe tal discriminación. Cada género encuentra en Cristo su identidad, su valor y su dignidad.

[7]) Esta situación podría compararse con los primeros años de la evangelización en América Latina, cuando en muchos lugares se condenaba el futbol como «mundano» y pecado. Igualmente condenaban la guitarra y la marimba.

[8]) Ver George y Grelot p62,69; Robert y Feuillet p491-493; Wikenhauser y Schmid 817-820, 831s, 836.

[9]) Ver J.Stam, «La misión según el Apocalipsis» en…., ed. Padilla

[10]) Robert Wall (Rev p.104) observa que esta fórmula cuatropartita, repetida muchas veces en el Apoc., refuta toda idea errada de una «elección» que excluyera a otros. «En Cristo, la comunidad escatológica es una comunidad inclusivista…».

[11]) Variantes de la misma fórmula cuádruple se aplican tres veces a la hegemonía universal del imperio romano como contraparte diabólica del Reino de Dios (11.9; 13.7; 14.6; 17.15). El libro de Daniel utiza la fórmula tripartita de «pueblos, naciones y lenguas», siempre en el mismo orden (Dn. 3.4,7,29; 4.1; 5.19; 7.14).

[12]) La traducción de Reina de Valera aquí está equivocada.

[13]) La palabra traducida «honor» en de Valera (timé) significa también «riqueza», lo cual corresponde mejor con las profecías del AT y con el sentido del pasaje.

[14]) Ver Anton Wessels, «Biblical Presuppositions for and against Syncretism» en Dialogue and Syncretism ed. Jerald Gort et. al. (Eerdmans: 1989) pp. 52-65. Wessels señala que en contraste con Baal, El (dios supremo de Canaan) nunca es visto como rival de Yahveh y nunca es criticado en el AT.

[15]) ibid p55: Salomón construyó sobre el sitio sagrado de un santuario jebuseo (2 Sm 24), probablemente según un modelo fenicio (1 R.5.7,13-51).

[16]) Sobre creación y cultura, ver T.Paredes (1991), pp.188-190 y (1992) pp.271-277.

[17]) ver Las Buenas Nuevas de la Creación (Eerdmans, 1995)

[18]) ver Marcelino Tapia (1992), pp.572-4.

[19]) ibid. p.576. Para un ejemplo de esta problemática entre el pueblo Hopi de los EE.UU. ver Jacob A. Loewen, «The Hopi `Old Testament’: A First-Person Essay», Missiology 23:2, abril 1995, pp.145-154.

[20]) Augustus H. Strong, Systematic Theology (Phila.: Judson Press 1926/1946) pp.596, 663s.

El volumen de distribución de Biblias creció 11% en 2011

La distribución de Biblias distribuidas por las 146 organizaciones que integran las Sociedades Bíblicas Unidas (SBU) alcanzó la marca record de 31,2 millones de ejemplares en el año pasado, lo que representa un incremento de 11,2% en relación a 2010.

El mayor crecimiento en la distribución de Biblias fue observado en África y en las Américas, con la colocación de 13 millones de ejemplares, 3,6 millones más que en 2010. En Europa, hubo un discreto aumento de 2,7% y en Asia y Oceanía la distribución del Libro Sagrado cayó 4,2%.

Las SBU fueron creadas en 1946 con el propósito de desarrollar estrategias de cooperación mutua en el proceso de traducción, producción y distribución de las Escrituras Sagradas. Las 146 Sociedades Bíblicas existentes actúan en más de 200 países y territorios.

Tentaciones

Mara Ely

En cada momento de nuestra vida nos enfrentamos a infinidad de tentaciones. El enemigo busca solamente destruirnos, es por eso que constantemente quiere engañarnos, siempre contradiciendo u oponiéndose a las maravillosas promesas de Dios. La humanidad es una de las más grandes creaciones de Dios, Él desea hacer obras extraordinarias con nosotros, así como cuando en los tiempos antiguos, Jehová se manifestó a través de Moisés que le dijo que haría grandes prodigios para dar a conocer el nombre de Dios y su grandeza (Éxodo 34:10). Nuestro Padre quiere hacer que resplandezcamos en medio de las tinieblas de este mundo, sólo que antes de alcanzar esas promesas es necesario que pasemos por pruebas que en ocasiones vendrán en forma de tentaciones, Dios permite que pase esto para que nos aferremos más a Él, ya que solamente Él nos podrá proveer de fortaleza para enfrentar las diversas tentaciones que como adolescentes se nos presenten (y valla que si comenzamos a enumerarlos no terminaríamos). Cada vez que pasamos por situaciones de tentación, Dios espera que en ese momento nos volvamos inmediatamente a Él y que reconozcamos nuestra debilidad como humanos y que nos demos cuenta que cuando confiamos en nuestro Padre, Jehová, El GRAN YO SOY, Él pelea nuestras batallas y es el único que puede darnos la victoria.

La palabra de Dios menciona infinidad de historias de personas valientes que al lado de Dios pudieron alcanzar grandes promesas de Dios y tú podrás pensar “ellos eran adultos, yo soy un adolescente, no he tenido tantas experiencias con Dios” pues déjame decirte que la Biblia relata la historia de un joven que llevó una vida diferente a cualquier joven de aquellos tiempos, su vida es ejemplo para nuestra vida en esta época. La vida de José es relatada a partir del capítulo 37 del libro de Génesis; Él hacía lo recto delante de los ojos de Dios aunque en este tiempo todavía no existían los Diez Mandamientos, él guardaba la ley. Ahora te invito a poner especial atención a la vida de este joven varón y su manera de enfrentar cada situación que vivió:

  • El joven era obediente con su padre, lo honraba y cada cosa que le ordenaba, él obedecía. José no consentía el pecado de sus hermanos, fue odiado y rechazado por ellos y vendido a causa de envidia (Génesis 37.2).
  • A pesar de estar solo y alejado de su familia, Jehová estaba con José y fue prosperado (Génesis 39.2).
  • Aun teniendo la oportunidad, José no cometió pecado de adulterio. Este joven era de hermoso parecer, pero aunque fue tentado en varias ocasiones por la esposa de su amo, él sabía que dormir con la esposa de su amo no era correcto y por sobre todo reconocía a Dios, él dijo: “… ¿Cómo pues, haría yo este gran mal, y pecaría contra Dios?” (Génesis 39.9 b).
  • Nunca se quejó de la voluntad de Dios, José fue enviado a la cárcel, pero vemos que Jehová estaba en todo momento al lado de él y en cualquier cosa que hacía tenía prosperidad (Génesis 39.23).
  • Su vida cambia radicalmente cuando Dios mueve a José a casa del faraón. Este gobernante reconoció a Dios, sabía que el entendimiento y sabiduría de José provenían del único Dios (Génesis 41.38-39).

Como nos damos cuenta, nosotros no somos los únicos que sufrimos tentación, todos tenemos que pasar por esto para obtener un aprendizaje. El mundo nos sugiere que hagamos muchas cosas que ante los ojos de Dios no son correctas, pero a nosotros nos corresponde ser valientes, ya que estamos hechos para cosas grandes, debemos correr confiadamente hacia la meta que es Cristo Jesús, no podemos permitir que cinco minutos de placer pasajero dañen nuestra relación con Dios. 1 Corintios 10.13 menciona: “No os ha sobrevenido ninguna prueba que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser probados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la prueba la salida, para que podáis soportarla”. Nunca dejemos de creerle a Dios y depositar nuestros sueños y anhelos en las manos de Dios, por mas deseable que sea lo que se nos ofrecen, esforcémonos y no dejemos que la tentación robe nuestra fe, nuestra familia y nuestro futuro, la basura del mundo déjasela al mundo, tú y yo somos especiales, como dice 1 Pedro 2.9 “Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio…”

Todos Santos

Zabdiel

En México, el ritual de Todos Santos es prácticado por un alto porcentaje de la población. Es difundido de manera masiva en Radio y TV, pero además se insiste en prácticarlo desde instituciones públicas como las escuelas.

Es muy común que escuchemos hablar del tema, y no es de extrañarse cuando el 83.9% de la población mexicana afirma ser de religión católica, pero incluso personas no católicas práctican esta festividad de forma parcial (sólo una parte: sólo ir al panteón, sólo ir a misa, etc.) o total.

Así que, he considerado importante abordar este tema no sólo desde una perspectiva Biblica sino también histórico-social.

Sociedad

A lo largo de la historia de la humanidad podemos ver que los hombres y mujeres de todos los lugares han creado y vivido sus propios sistemas religiosos. Actualmente los académicos agrupan a todas las religiones de México y el mundo en seis sistemas religiosos mayoritarios.

 

Religión Población mundial
Cristianismo: católicos, ortodoxos, protestantes y evangélicos 33.0%
Islám 19.6%
Hinduismo 13.4%
Budismo 5.9%
Sikhs 0.4%
Judaísmo 0.2%
Otras religiones o ninguna 27.5%

 

En nuestro México precolombino hubo diversidad de sistemas religiosos, como el de los aztecas y mayas. Practicaban religiones politeístas fuertemente vinculadas con los animales y fenómenos naturales. Situación no aceptada ni tolerada por los conquistadores europeos que practicaban la religión católica.

Al tiempo de la Conquista de América, las prácticas religiosas de los conquistadores y conquistados eran muy diferentes. Por ejemplo, el culto a los muertos se efectuaba en el noveno mes del calendario solar azteca, durante julio, y era celebrado durante un mes completo. Las festividades eran presididas por el dios Mictecacihuatl, conocido como la “Dama de la muerte” (actualmente corresponde con “la Catrina”). Las festividades eran dedicadas a la celebración de los niños y las vidas de parientes fallecidos.

Por su parte los conquistadores, de religión católica, celebraban el Día de Todos los Santos instituido en honor de los santos, conocidos y desconocidos, según el papa Urbano IV (1261-1264), para compensar cualquier falta a las fiestas de los santos durante el año por parte de los fieles.

Por otra parte, haciendo una revisión de la historia de la humanidad podemos ver que en todos los tiempos ha habido pueblos (guiados por personas) que se han propuesto ampliar su poder económico, político e ideológico, así que no han tendido más que explotar/conquistar a otros pueblos, y estos últimos a resistir mientras pueden.

Los pueblos de mesoamérica se opusieron a la conquista; escribiéndose episodios de lucha tenaz, de resistencia indomable en donde se rechaza la idea de ser sometidos, explotados y oprimidos por el conquistador español.

A pesar de dicha resistencia los pueblos que habitaban lo que hoy es México sucumbieron. Las formas que habían alcanzado determinado grado de desarrollo de la vida económica, las formas de organización social y cultural de los pueblos, fueron interrumpidas artificialmente en su proceso histórico original para imponerles a sangre y fuego otras formas de desarrollo que a la postre dieron y configuraron el período histórico que conocemos como la colonia.

En la colonización, los misioneros católicos también enfrentaron una dura resistencia a su religión, no pudieron frenar la práctica de rituales previos a su arribo, así que optaron por mezclarlos con los ya existentes o imponerlos con violencia. Por ejemplo, actualmente los indígenas de la Huasteca hidalguense celebran el Xantolo, palabra introducida al náhuatl por la deformación de la frase latina festiumominum sanctorum, que quiere decir fiesta de todos los santos.

Así que, por todo lo anterior podemos concluir que involucrarse en los ritos y liturgia que se celebran en el marco de el Día de Todos los Santos, Día de Muertos, Halloween y similares es incurrir en prácticas que corresponden a sistemas religiosos distintos al nuestro.

La Biblia

La palabra de Dios tiene mucho que decir sobre los muertos.

Porque los que viven saben que han de morir: mas los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido. También su amor, y su odio y su envidia, feneció ya: ni tiene ya más parte en el siglo, en todo lo que se hace debajo del sol. Eclesiastés 9:5-6

Porque en la muerte no hay memoria de ti: ¿Quién te loará en el sepulcro? Salmo 6:5

Saldrá su espíritu, tornaráse en su tierra: En aquel día perecerán sus pensamientos. Salmo 146:4

Así el hombre yace, y no se tornará á levantar: Hasta que no haya cielo no despertarán, Ni se levantarán de su sueño. Job 14:12

Sus hijos serán honrados, y él no lo sabrá; O serán humillados, y no entenderá de ellos. Mas su carne sobre él se dolerá, Y entristecerse ha en él su alma. Job 14:21-22

Estos pasajes claramente manifiestan que el hombre al morir queda en un estado de inconsciencia; sin pensamientos ni acción. Los muertos, como la palabra misma lo dice, están inertes. Han vuelto a la tierra de donde fueron tomados:

En el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas á la tierra; porque de ella fuiste tomado: pues polvo eres, y al polvo serás tornado. Génesis 3:19

Toda carne perecería juntamente, Y el hombre se tornaría en polvo. Job 34:15

Todo va á un lugar: todo es hecho del polvo, y todo se tornará en el mismo polvo. Eclesiastés 3:20

La doctrina de que los muertos realmente no están muertos no es de Dios. Él dijo, “morirás”, pero el diablo dijo: “no morirás”.

Mas del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, porque no muráis. Entonces la serpiente dijo á la mujer: No moriréis; Génesis 3:3,4

La Biblia nos muestra que no es voluntad de Dios que sus hijos participen en lo sacrificado a los demonios.

Antes digo que lo que los Gentiles sacrifican, á los demonios lo sacrifican, y no á Dios: y no querría que vosotros fueseis partícipes con los demonios. No podéis beber la copa del Señor, y la copa de los demonios: no podéis ser partícipes de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios. 1 Corintios 10:20,21

Así dijo Jehová: No aprendáis el camino de las gentes, ni de las señales del cielo tengáis temor, aunque las gentes las teman. Jeremías 10:2

Pueblo que en mi cara me provoca de continuo á ira, sacrificando en huertos, y ofreciendo perfume sobre ladrillos; Que se quedan en los sepulcros, y en los desiertos tienen la noche; que comen carne de puerco, y en sus ollas hay caldo de cosas inmundas; Isaías 65:3,4

Muchas personas se escudan en que “es la religión que sus padres les dejaron”. El profeta Jeremías responde:

Oh Jehová, fortaleza mía, y fuerza mía, y refugio mío en el tiempo de la aflicción; á ti vendrán gentes desde los extremos de la tierra, y dirán: Ciertamente mentira poseyeron nuestros padres, vanidad, y no hay en ellos provecho. Jeremías 16:19

La gente que observa Todos Santos, espera a muertos que no ven. Nuestro Padre tiene una promesa por mucho mayor a la que el mundo podría pensar. Cuando Jesús venga, se levantarán los que creyeron en él:

Yo en justicia veré tu rostro: Seré saciado cuando despertare á tu semejanza. Salmo 17:15

Tus muertos vivirán; junto con mi cuerpo muerto resucitarán. ¡Despertad y cantad, moradores del polvo! porque tu rocío, cual rocío de hortalizas; y la tierra echará los muertos. Isaías 26:19

De la mano del sepulcro los redimiré, librarélos de la muerte. Oh muerte, yo seré tu muerte; y seré tu destrucción, oh sepulcro; arrepentimiento será escondido de mis ojos. Oseas 13:14

Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con él á los que durmieron en Jesús. 1 Tesalonicenses 4:14

Y los que hicieron bien, saldrán á resurrección de vida; mas los que hicieron mal, á resurrección de condenación. Juan 5:29

Para finalizar, considero importante retomar al apostol Pablo cuando dice:

Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios. Él nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos, pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio. 2 Timoteo 1:8-10

Ninguno de nosotros vive para sí y ninguno muere para sí. Si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos o que muramos, del Señor somos. Cristo para esto murió, resucitó y volvió a vivir: para ser Señor así de los muertos como de los que viven. Romanos 14:7-9

Conclusiones

•Todos Santos es un rito pagano.
•Carece de fundamento bíblico.
•No es aprobado por Dios.
•Los muertos sólo se levantarán después de la segunda Venida de Cristo.

Comunidad menonita de México valora emigrar a Rusia

PD. Una de las comunidades menonitas más grandes de México está planeando una emigración masiva. Asentados principalmente en el distrito de Chihuahua, a donde llegaron en 1922 procedentes de Rusia, ahora están valorando la posibilidad de regresar a su lugar de origen, en concreto a la república de Tartaristán, dentro de la Federación Rusa.

Los menonitas chihuahuenses han recibido una invitación del gobierno de la república rusa para emigrar a esa nación y desarrollar allí sus actividades tradicionales: la agricultura, la industria metalmecánica y la fabricación de muebles. Entre los beneficios que se les ofrecen están la exención de impuestos y del pago de energía, además de tierras ricas y abundante agua. Una oferta similar a la que les realizara en 1788 Catalina la Grande, cuando grupos de agricultores menonitas prusianos emigraron a Ucrania.

Representantes de estas gentes pacíficas y sosegadas han estado este mes en territorio tártaro para confirmar que aquella “tierra negra” es apta para el cultivo, regada por los cuatro ríos que atraviesan la región, incluido el Volga.

Enrique Voth, uno de los “patriarcas” que viajó a la República de Tartaristán, declaró a El Diario de Juárez que “aquí (en México) no hay futuro para nuestros hijos”. En aquellas lejanas tierras ya radican menonitas que se dedican principalmente al cultivo de trigo, pero son pocos los productores que explotan la tierra “porque no saben cómo”. “El país está muerto, hay mercado para todo”, destaca Voth, quien cada noche se reúne con familias menonitas para enseñarles fotografías y explicarles, en lengua bajo alemana (“plautdietsch”), las bondades de aquel país.

Los menonitas son conocidos por su estilo de vida austero y apegado a las enseñanzas bíblicas. Surgieron en 1525 en Zurich (Suiza) y los Países Bajos durante la Reforma Protestante, consolidándose tras las enseñanzas del sacerdote católico Menno Simons (1496-1561).

Los menonitas abandonaron Rusia a finales del siglo XIX para asentarse en tierras canadienses. Tras negociar con el gobierno del presidente Álvaro Obregón, el 1 de marzo de 1922 salía de Manitoba el primero de los seis trenes que contrataron para trasladar a San Antonio de los Arenales (hoy Ciudad Cuauhtémoc, Chihuahua) a 9.263 personas. Cada familia traía, además de sus pertenencias personales, menaje del hogar, carros, caballos de tiro, animales de granja, aperos de labranza, semillas y materiales de construcción. Aunque hoy están distribuidos por casi todos los estados del país, las comunidades más arraigadas permanecen en Chihuahua.

En 2008, los menonitas también fueron víctimas de la violencia que sacude México. A finales de aquel año, en Ciudad Cuauhtémoc los comerciantes echaron la verja y colocaron carteles con la leyenda: “Este negocio cierra sus puertas como protesta por la inseguridad que se vive en la comunidad y el municipio. Pedimos disculpas y los invitamos a manifestarse en contra de esta grave situación”.

Los menonitas promueven la separación entre Iglesia y Estado, la no violencia y la naturaleza de la iglesia como comunidad de discípulos de Jesús comprometidos a un estilo de vida de santidad. Algunos menonitas conservadores y amish todavía viven en comunidades agrícolas sin electricidad ni automóviles, pero no es lo más frecuente entre los miembros de este credo. Enfatizan la armonía entre las palabras y los hechos y la importancia de Jesús como Maestro y Señor.