AP. Liliana Álvarez
Casi tres de cada diez personas que pertenecen a alguna minoría religiosa consideran que su principal problema es la discriminación. Pero, ¿cuál es la razón? o es que a caso, ¿Es peligroso para la mexicanidad que alguien rece cinco veces al día en dirección a La Meca o medite sobre las cuatro verdades del budismo o acuda a una sinagoga el sábado o se sepa de memoria largos pasajes de la Biblia o practique yoga para conocer su yo profundo?
Es la pregunta que se deja al aire en la primeras líneas del estudio que el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), presentó en torno a los resultados de la Encuesta Nacional sobre Discriminación en México (Enadis) 2010.
El que casi tres de cada diez personas que pertenecen a alguna minoría religiosa consideren que su principal problema es el rechazo, la falta de aceptación, la discriminación y la desigualdad, es revelado en dicho estudio de la Conapred, cuya presentación fue escrita por su presidente, Ricardo Bucio Mújica y de quien fue extraída la reflexión expuesta en un principio.
Uno de los factores que contribuye a que el país se vea como practicante de una única religión, es el uso y control de los medios de comunicación, donde los símbolos religiosos prevalecen o se imponen como factor de unidad nacional, lo cual es evidenciado en el estudio por Rebeca Montemayor López, Pastora Bautista “Shalom”, integrante del Centro de Estudios Ecuménicos y de la Asamblea Consultiva del Conapred.
“Queda manifiesto que hay una confusión, causada por ignorancia o desconocimiento, de lo que define una práctica cultural-religiosa otrora monolítica, pero que ahora se encuentra con la realidad de otras creencias”, opina.
Ayer se llevó a cabo la Jornada por la Diversidad Religiosa: Diálogo y no Discriminación, en el Museo Nacional de Culturas Populares. Ahí, se realizó la presentación de los Resultados sobre Diversidad Religiosa que arrojó dicha encuesta.
Es un hecho que México tiene una gran diversidad religiosa, la católica y otros grupos que aunque son minoría, también tienen presencia en el país. Estos grupos de creencias distintas a la católica en ocasiones son objeto de discriminación.
Ello, pese a que la discriminación religiosa está prohibida explícitamente por la legislación mexicana, específicamente en la Constitución Política, la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, y la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación.
Las reformas constitucionales de 1992, donde se reconoce la existencia jurídica de asociaciones religiosas, coadyuvan medianamente a disminuir esta violación a los derechos de las personas a tener y profesar la creencia religiosa que mejor le parezca.
La encuesta confirma que México es un país religiosamente diverso. El Censo de Población y Vivienda 2010 reveló que 82.7% de las y los mexicanos se siguen considerando católicos, lo cual no quiere decir que el 17.3% que no lo es, tenga que enfrentar marginación o exclusión.
La diversidad religiosa en México se centra en el cristianismo; alrededor de 10% de las personas que profesan una religión se identifica con alguna Iglesia cristiana distinta a la católica. Hay además otras creencias como el judaísmo, el islam, el budismo y el hinduismo e incluso, quienes son sijes, bahais u otra religión. Por otro lado, 4.6% declaró no tener religión alguna.
En este sentido, la información que presentó el Conapred expone el problema de la discriminación religiosa. La religiosidad en México está conformada por minorías que enriquecen a la sociedad y “van creando una sociedad multicultural donde la mexicanidad crece”, como se expresa Ricardo Bucio Mújica.
“No discriminar a las minorías religiosas y permitir que gocen de la libertad para expresarse es una obligación que compete al Gobierno y a la sociedad en su conjunto. La Encuesta Nacional sobre Discriminación en México (Enadis) 2010. Resultados sobre diversidad religiosa permite conocer más sobre la discriminación que viven estas minorías hoy en día en nuestro país”, abunda.
Cabe exaltar que bajo la perspectiva integral de los Derechos Humanos, tal como se expresa en la reforma al Artículo 1o constitucional de 2011, “la libertad religiosa y el estado laico son dos dimensiones inseparables de la progresividad de los mismos. Por ende, forman parte de las libertades a las que aspiramos como una nación de igualdad y sin discriminación”. Sin embargo, se explica, los grupos religiosos diferentes al catolicismo enfrentan condiciones de desigualdad.
En la Enadis 2010, se exponen más datos ligados a este tema en el contexto social de una nación como México. Por ejemplo, el hecho de que alrededor del 30% de la población considera que “en mucho” la religión provoca divisiones en la sociedad, lo cual confirma la persistencia de un pensamiento que se opone a la diversidad religiosa, no obstante que 70% de la población considera que es positivo que la sociedad esté compuesta por diferentes religiones.
De acuerdo a la encuesta, esta cifra por edad se eleva porque entre las y los adolescentes de 12 a 17 años, la aceptación de la diversidad religiosa aumenta a 75%, en tanto que entre las personas mayores de 60 años, disminuye a 62%.
Entre hombres (71.7%) y mujeres (69.1%) la diferencia es poca, pero adquiere mucha relevancia el análisis de la pregunta por niveles de escolaridad, ya que sólo 55% de quienes no tienen primaria aceptan la diversidad religiosa, mientras que la cifra se eleva a 84.5% entre quienes han alcanzado una licenciatura, explica Ricardo Busio.
“La discriminación por motivos religiosos es grave, ya que afecta a la persona en sus convicciones más íntimas y trascendentes. Discriminar empobrece; por ello, esperamos que los resultados de la Enadis 2010 que aquí se presentan ayuden a toda la sociedad a comprender mejor este fenómeno para enfrentarlo y buscar que en México todas las personas puedan ejercer libremente sus derechos, sin que se vean afectados por su religión”, reflexiona el presidente de Conapred.
Por su parte, Rebeca Montemayor López también comenta que profesar una fe, practicar una espiritualidad, identificarse con una comunidad de creyentes, “debiera ser una experiencia unificadora, si se atiende al origen de la palabra religión que es re-ligarse / re-unirse con lo sagrado. Pero con frecuencia lo religioso separa y violenta las relaciones con las otras personas hacia situaciones que derivan en persecución, violencia y muchas veces derramamiento de sangre”.
Alerta que lo anterior es contradictorio y preocupante, pues vivir en México en pleno Siglo XXI y profesar una religión diferente a la mayoritaria, es aún peligroso para muchos compatriotas en diversas comunidades del país.
“Entramos aquí al terreno de la discriminación, de separar, juzgar, excluir, violentar, impedir a las minorías a ejercer sus derechos y su libertad de conciencia”, reitera.
Asimismo, además del estudio, se llevó a cabo la presentación del libro editado por Conapred “Camino a la dignidad humana. Religión y No Discriminación”. La finalidad, motivar a la reflexión en torno al papel que desempeñan las religiones en la construcción de la igualdad y de “la centralidad de la dignidad humana”.
La publicación intenta promover la idea de que las religiones no deben ser factores de discriminación, ni crear imaginarios sobre qué es bueno o verdadero y en función de esto luchar contra cuestiones sociales, políticas o económicas.
“Por el contrario, las religiones deben presentarse como expresiones de humanidad, de igualdad, de promoción de los derechos humanos y de diálogo entre personas e instituciones para lograr acuerdos de convivencia pacífica y trabajo común para el bien de toda persona”, se expuso a través de Conapred.