La Biblia es la Palabra de Dios. Es el único libro de inspiración divina y de valor eterno. En sus páginas se halla la completa revelación del Plan de Salvación y la voluntad de Dios para el hombre.
Creemos que toda la Biblia es Palabra de Dios, incluyendo aquellas expresiones que no provienen directamente de Él1, pero que al ser parte del texto sagrado sirven a su propósito. En la Biblia, Dios, se nos revela y por medio de ella aprendemos a relacionarnos con Él, con nuestros semejantes y con nuestro entorno. Al leer y recibir su mensaje con fe, Dios hace posible una vida renovada en comunión con Él2.
1Job 42:2(Job); Job 42:7(Elifáz); 2Hebreos 4:12; 2 Timoteo 3:14-17; 1 Juan 1:3; Apocalipsis 1:1-3
La Biblia está compuesta por dos secciones conocidas como Testamentos, ambas son escritura inspirada por Dios y por lo tanto, de eterna vigencia y destinada para todos los seres humanos1.
1Romanos 15:4
El Antiguo Testamento, conformado por 39 libros, es palabra de Dios para todos los pueblos, Jesús basó en Él su mensaje y posteriormente, también sirvió como fuente para la predicación de sus discípulos. La comunidad cristiana comprendió que con la llegada del Mesías, lo anunciado en esta Escritura inició su cumplimiento, traspasando los límites del pueblo hebreo y por ello la utilizó para proclamar el Plan de Salvación de Dios para toda la humanidad1.
1Lucas 24:27; Romanos 1:1-2; 2 Timoteo 3:15
Jesús y sus discípulos revelaron el sentido correcto del Antiguo Testamento. Sus enseñanzas y prácticas dieron lugar a nuevos escritos que conformaron el segundo grupo de la Biblia: El Nuevo Testamento, conformado por 27 libros, el cual no invalida al Antiguo, sino que lo aval mostrando su pleno significado y observancia1.
1Mateo 5:21-32; 15:1-9; Romanos 16:25- 26
Reconocemos la inspiración divina de la Biblia1. En el proceso de redacción, selección y conservación de los libros que la integran participaron seres humanos investidos del Espíritu de Dios2.
12 Timoteo 3:16; 2 Pedro 1:20-21; 2Deuteronomio 29:29
La Biblia por ser Palabra de Dios, es la instrucción completa de Dios1, instrucción que por su sentido hebreo: Toráh, es la Ley que incluye todo lo que el creyente necesita para vivir la mejor vida posible2. Así, en el sentido más amplio, la
Biblia es la Ley de Dios y por lo tanto, tiene carácter normativo, está completa y es perfecta. Por esta razón, a lo largo de los siglos, la Iglesia ha comprendido que no debe añadirle ni quitarle a su contenido3, y a no ir más allá de lo que el texto inspirado llega. En donde este guarda silencio, también lo hace la iglesia.
1Josué 1:8; 2Salmo 112; 3Deuteronomio 4:2; Proverbios 30:5-6; Apocalipsis 22:18-19
La Biblia, en su carácter de Palabra de Dios, es eterna porque el mensaje que transmite será cierto siempre1 y por otro lado, porque su naturaleza es santa y pura. Este valor eterno la diferencia de cualquier otro libro o mensaje, pero en especial, la diferencia de la naturaleza humana; en razón de ello es que necesitamos la gracia de Dios para entenderla y vivirla2.
1Mateo 5:18; 2Salmo 119:34; Romanos 7:12-14
La Biblia es el criterio determinante para todas las creencias y prácticas cristianas de todos los tiempos; el bien y el mal no son cuestión de opinión, ni de época, porque no son conceptos culturales, sólo pueden ser identificados verdaderamente a la luz de la p labra de Dios1.
11 Reyes 15:34; Salmo 51:4; Romanos 7:7.
La Biblia en su condición de obra literaria, fue realizada por comunidades de creyentes que tuvieron una autentica relación con Dios y que experimentaron su poder para transformar1. Fue escrita como un testimonio que tiene el propósito de despertar la fe de los lectores para que también ellos participen de esa relación y ese poder2. No fue escrita con criterios ni propósitos científicos e históricos modernos. Los escritores relataron los hechos buscando trasmitir el valor espiritual que había detrás de ellos, haciendo uso libremente de los detalles, de manera que las comunidades captaran la verdad divina3. La verdad bíblica se re ere más a la forma de ser de Dios y a las intenciones espirituales propias del autor del texto, que a la precisión de los datos4. Por todo esto, se puede apreciar el por qué la principal exigencia de la Biblia es que la pongamos por obra5.
1Salmo 19:7; 2Santiago 1:21; 3Comparar Marcos 5:2 con Mateo 8:28; 4Salmo 25:10; 100:5; Juan 1:14; Efesios 4:15; 5Josué 1:6-9; Mateo 7:24; Santiago 1:22- 25; Apocalipsis 1:3
La Biblia tiene como mandamiento central: “Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de todas tus fuerzas, y de todo tu entendimiento; y a tu prójimo como a ti mismo1”. Este mandamiento describe lo que es el amor verdadero, amor que tiene como fuente a Dios y como meta al prójimo y que en la vida diaria nos lleva a luchar contra la tentación de adorar a otro ser que no sea Dios2 y luchar contra el deseo de poner al propio yo por encima de las necesidades de los demás.
El mandamiento central, también sirve como eje interpretativo del texto bíblico. El Evangelio exige una obediencia radical a lo dicho por Jesús: “todas las cosas que quisierais que los hombres hiciesen con vosotros, así también haced vosotros con ellos”3, de esta forma corrige los malos entendidos sobre el amor a Dios, y el amor al prójimo. Cuando se capta realmente el mensaje de la Biblia las personas tienen como prioridad amar a Dios y como consecuencia, amar al prójimo4. Resistiendo la tentación de usar la Biblia con la pretensión de que Dios les sirva para alcanzar los deseos que rigen los reinos de este mundo5 y, con la misma fuerza, resistiéndose a usar la Biblia contra el prójimo6.
1Lucas10:27; 2Mateo 4:10; 3Mateo7:12; 4Marcos12:28-33; Romanos 13:10; 5Mateo 4:8-10; 6Proverbios 16:5-8