El sábado es el día que Dios reposó, bendijo y santificó para que los seres humanos reposen de su trabajo cotidiano y la creación sea renovada en el descanso.El reposo sabático restaura a los creyentes, los inspira a adorar a Dios y a congregarse para motivarse al amor, la comunión y las buenas obras, celebrando su libertad y la bondad de la creación de Dios.
Al completar la creación, Dios reposa de su obra. El reposo de Dios no se comprende como fatiga sino como celebración. La creación no estuvo completa hasta incluirle el descanso para la contemplación y el mantenimiento del equilibrio. La intervención divina no consiste en acciones compulsivas interminables, más bien son los actos que preparan la plenitud de la creación1.
1Génesis 2:2; Éxodo 20:11; Hebreos 4:4;9-10
El primer relato de la Biblia está ordenado para resaltar las diferencias que hay entre el sábado y los demás días1. En el principio la tierra estaba desordenada y vacía, incapaz de albergar la vida. Dios, a lo largo de seis días, la ordena y la llena de vida, de manera que para el séptimo no hay más obra material que agregar. En ese día la tierra está libre y plena. El sábado es la corona de lo creado por Dios, creación en gran manera buena2. Esta es la razón por la que el sábado fue santificado, Dios lo puso aparte de los demás días y lo bendijo3, le dio poder para fructificar, es decir, para producir una vida abundante, y liberar de toda atadura material y egoísta4.
1Génesis 1:1-2:3; 2Génesis 1:31; 3Génesis 2:3; 4Génesis 1:22, 28; Éxodo 16:23-30
Tanto en Éxodo 20:3-17 como en Deuteronomio 5:7-21, el mandamiento sobre el sábado es el que más extensión ocupa. Su importancia es tan grande que cuando Dios reanuda la relación con su pueblo, durante el exilio, explícitamente menciona el sábado como una señal de su presencia en medio de ellos3; y además anuncia que es una bendición que no será cancelada o cambiada4, y no sólo para los judíos, sino para toda carne5. El Señor Jesús lo observó6; también sus discípulos7, y aún los gentiles8.
3Ezequiel 20:20; 4 Éxodo 31:16; 5 Isaías 56:5; 66:23; 6 Lucas 4:16; 6:6; 13:10; 14:1; 7Lucas 23:56; Hechos 13:14-16; 8 Hechos 13:44-48
Jesús es el Señor del sábado1 y con plena autoridad reveló el propósito de Dios al ordenar la observancia de ese día: El sábado fue hecho para beneficio del hombre2 pero la tradición judía, con sus múltiples prescripciones, lo había convertido en una pesada carga para el ser humano. Pasaron de la prohibición divina de realizar actividades económicas en sábado3a negar la atención de un enfermo, si este podía esperar hasta el final del día de reposo. Les preocupabamás el día que el ser humano. No tenían misericordia4, aunque con ellos mismos no eran tan severos5, su conducta era parecida a la de quienes habían convertido el sábado en una carga para los pobres, misma que condenó el profeta Isaías6.
1 Mateo 12:8; 2 Marcos 2:27; 3 Nehemías 10:3; 13:15-21; 4 Mateo 12:7; 5 Mateo 23:4; 6 Isaías 1:13,17
El Señor observó el mandamiento del sábado conforme a la ley de Dios que tiene como meta esencial la vida abundante, y no la tradición de los rabinos1. Usó el ejemplo de David para enseñar que la ley de Dios tiene como prioridad la necesidad humana2; y, con el ejemplo de los sacerdotes que infringían el mandamiento por su actividad en el templo y no se les culpaba por ello, mostró que Él tiene una condición mayor para no inculpar a quien infringe el mandamiento por hacer un servicio a los demás3. Esto significa que es lícito hacer el bien en sábado conforme alprincipio mayor de la voluntad de Dios: la vida plena; y no, por capricho humano.Cuando algún creyente no sea libre para guardar el sábado, pedirá a Dios en oración por su pronta liberación, a fin de experimentar el gozo del reposo completo4.
1 Juan 5:16-18; 2 Mateo 12:3-4; 3 Mateo 12:5-6; 41 Corintios 7:21
Jesús, con sus milagros realizados en sábado, lo recuperó como un espacio para el bien1, con su presencia brindó el auténtico reposo2 y con su autoridad declaró que la observancia seguiría vigente incluso después de su muerte. No existe ningún mandamiento de parte de Jesús o del Padre sobre la necesidad de cambiar el día de reposo3.
1 Mateo 12:11-12; Isaías 56:2; 2Mateo 11:27-28; 3Mateo 24:20
La observancia del sábado comienza reconociendo que Dios manifestó su voluntad respecto a ese día1, creyendo que no está disponible para su trabajo como lo están los demás días y llamarlo día de “delicias, santo, glorioso del Señor”2. Como resultado de esta decisión Dios le hará experimentar bendiciones que nada en el mundo le puede dar. La observancia del sábado es una bendición especial, basada en la presencia santificadora y restauradora de Dios, quien ha distinguido este día para su énfasis en la dimensión espiritual y el anuncio anticipado de la eternidad3.
Por otra parte, al reposar en este día, el creyente:
a. Imita a Dios quien fue el primero en reposar en este día y puede tambiéncontemplar la bondad de su creación4.
b. Se congrega y enriquece su vida en la comunión con otros creyentes5.
c. Celebra comunitariamente el gozo de la salvación, ya que el sábado es señal de libertad de cualquier tipo de opresión7.
d. Es edificado junto con otros creyentes por la enseñanza de la Palabra de Dios8.
e. Ejerce sus dones sirviendo a los demás9como una señal de la cercanía del reino de Dios10, siguiendo el ejemplo de las primeras congregaciones cristianas cuyo estilo de vida era lo que más impacto tenía en su misión11, eran auténticas embajadas del reino de Dios.
1Isaías 58:13a; 2Isaías 58:13b, comparar con Éxodo 20:9-10; 3Isaías 58:14; Hebreos 4:9; 4Éxodo 20:8-10; 5Levítico 23:3; Nehemías 8:10; 6Hechos 2:42; 7Deuteronomio 5:15; Nehemías 8:10-11; 8Deuteronomio 4:10; 31:12; Lucas 4:16-20, 31; Hechos 13:14-15; 9Mateo 12:5; 10Hebreos 10:24-25; 11Hechos 2:44; 4:32
Como podemos observar, el sábado no es un tiempo de descanso ocioso, sino de una labor responsable a favor de la salvación de los seres humanos, tal y como Jesús lo hizo: “Mi Padre hasta ahora obra, y yo obro”1.
1Juan 5:17
En su sentido literal, el sábado es un período de 24 horas en el que Dios reposó, y al que santifica y bendice, diferenciándolo del resto de los días de la semana. Esta condición sagrada, exclusiva del sábado no la puede cambiar el ser humano en ningún sentido, simplemente lo observa o lo profana1.
1Ezequiel 20:12; 20; Lucas 23:26; Nehemías 13:16
La observancia del día de reposo inicia la tarde del día viernes y termina la tarde del día siguiente1, debido a que al inicio de la creación primero estaban las tinieblas y después resplandeció la luz2.
1Levítico 23:32; 2Génesis 1:5, 8, 13
El descanso sabático da a los creyentes fieles la experiencia de restauración. Los creyentes se abandonan en las manos de Dios por la convicción de que Él sustenta toda su creación. Se liberan de la ambición desmedida de pretender dominarlo todo y poseerlo todo, de la exigencia terrenal de “ser alguien” para descansar en la identidad de ser hijos de Dios. El descanso sabático es el tiempo de abandonar la sociedad de competencia para integrarse en la comunidad de los iguales1.
1Proverbios 10:22; Mateo 6:25-34; Filipenses 1:6