El lavamiento de los pies es un acto litúrgico que se realiza entre los miembros del Cuerpo de Cristo en el marco de la Cena del Señor, siguiendo el modelo de Jesús, como señal de que todos tienen la misma importancia y que están comprometidos permanentemente a servirse con humildad unos a otros sin jerarquías y diferencias.
Los creyentes se lavan los pies unos a otros como parte de la liturgia en la Cena del Señor. Este acto es una ordenanza instituida por Jesús y se realiza siguiendo su ejemplo de humildad, amor y servicio según lo describe Juan 13:1-17.
En los tiempos de Jesús, sólo a los hombres libres se les lavaba los pies y únicamente los esclavos realizaban este servicio, por eso, cuando va a lavar los pies a sus discípulos Pedro se niega1. Con este acto, Jesús evidencia que todos los creyentes tienen la misma dignidad; en Él todos son hombres y mujeres libres para ponerse al servicio del prójimo.2 Al lavar los pies del otro, el creyente se compromete a servirle, considerándole tan importante como él mismo3, en todo lo que le sea posible y no sólo en el culto; por tanto, quien no participa del acto con dignidad, menosprecia a sus hermanos purificados y dignificados por Jesús.
1Juan 13:6-8; 2Gálatas 5:13; 3Filipenses 2:3-5