LupaProtestante

¿Neoliberalismo Globalizador?. ¡Que no te vendan la moto! (II)

Eduardo Delás

El Neoliberalismo Globalizador es el sistema capitalista de mercado erigido por muchos como el vencedor, el mejor y, por tanto, el único sistema posible para nuestro mundo. El problema es que los vencedores imponen su propia memoria como exclusiva y obligatoria. Y así, la historia oficial, vitrina en la que el sistema exhibe sus mensajes, miente por lo que dice, y miente más por lo que calla. Comenzamos.

La anécdota

Érase una vez tres ciegos ante un elefante. Uno de ellos le palpó el rabo y dijo:

Es una cuerda.

Otro ciego acarició una pata del elefante y opinó:

Es una columna.

Y el tercer ciego apoyó la mano en el cuerpo del elefante y afirmó:

Es una pared.


Así estamos: ciegos de nosotros, ciegos del mundo. Estamos “entrenados” para no ver más que pedacitos. La cultura dominante rompe la historia pasada como rompe la realidad presente y prohíbe armar el rompecabezas. No nos encontramos ante una época de cambio, sino ante un cambio de época. Si esperamos mucho a pensar en serio sobre ello, la época será otra. Una vez más.

El Diccionario

A continuación, ofrecemos un “Diccionario Ideológico” del sistema capitalista de mercado, a través del cual el Neoliberalismo Globalizador nos vende la moto. Sólo añadimos unas cuantas precisiones para “calar” mejor de qué se trata:

Apartheid. Sistema original de África del Sur, destinado a evitar que los negros invadieran su propio país. El Nuevo Orden lo aplica, democráticamente, contra todos los pobres del mundo, sea cual fuere su color.

Sociedad de consumo. Envase lleno de nada. Invención de alto valor científico, que permite suprimir las necesidades reales, mediante la oportuna imposición de necesidades artificiales. Lo que más consume esta sociedad es personas. A unas soñando con super-vivir. A otras, luchando por sobre-vivir.

Cultura universal. Televisión.

Deuda externa. Compromiso económico que cada persona del tercer mundo contrae al nacer, para financiar el garrote con el que será golpeado.

Guerra fría. Terminó. Se necesitan nuevos enemigos. Interesados dirigirse al Pentágono, Washington D.C.

Muerte de las ideologías. Expresión que demuestra la definitiva extinción de las ideas molestas, y de las ideas en general.

Impunidad. Posibilidad que permite
confundir y “vender” la prosperidad de una clase con el bienestar de un país
.

Intercambio. Mecanismo que permite a los países pobres comprar caro cuando importan y vender barato cuando exportan. Así les va. Aunque a casi nadie le importe.

Mercado. Lugar donde se fija el precio de la gente y otras mercancías. Al mercado le gustan tanto los pobres, que siempre le parece que no hay suficiente cantidad. En la civilización del capitalismo salvaje, el derecho de propiedad es más importante que el derecho a la vida. La gente vale menos que las cosas. Y si no, que se calculen las guerras, enemistades y desencuentros habidos por causa de estas cuestiones.

Televisión. Cultura universal. Dictadura de la Imagen Única, que rige en todos los países. A diferencia de la extinta Dictadura del Partido Único, la Dictadura de la Imagen Única trabaja por la felicidad del género humano y el desarrollo de su inteligencia.

La mirada cristiana.

La fe cristiana no nos aporta una solución “técnica” a los problemas humanos, ni tampoco, por tanto, a las serias cuestiones que plantea la globalización. Los creyentes no tenemos ningún as escondido en la manga que los demás no tengan. Tenemos que trabajar codo a codo y sudar lo mismo que cualquier ser humano por entender y transformar la realidad.

Lo que puede y debe aportarnos la fe cristiana es un plus, si cabe, de humanidad y de interés por las situaciones en las que se juega el destino del ser humano. Esto es lo que debe aportar la fe: sensibilidad para dejarnos interpelar y conmover por la situación doliente de las personas, por el clamor general de nuestro mundo en estos tiempos de globalización. De ahí que el mayor enemigo de la conciencia cristiana sean las actitudes evasivas, escapistas o triviales que, finalmente, o no nos dejan ver la realidad de sufrimiento e inhumanidad, o hacen que no las tomemos en serio.

La mirada cristiana ha de ser, por tanto, una mirada interesada en todo cuanto concierne al ser humano. Con especial incidencia en mirar hacia aquellas situaciones en las que el dolor y la necesidad dejan su marca da inhumanidad. Es una mirada al envés de la historia para contemplar la otra cara de la realidad. La que a menudo no está iluminada y señala rincones oscuros de nuestro mundo. Mirar hacia ahí, no volver la cara a esa realidad, curarla, sanarla, es la tarea cristiana. La cruz de Jesús de Nazaret nos interpela a ello, es decir, su vida llevada hasta ese final como consecuencia lógica de mirar la realidad social con ojos que desvelaban la miseria humana y trataban de ponerle remedio. Ahí está la buena noticia permanente para nuestro mundo globalizado.

En un momento histórico en el que se busca más seguridad que libertad, más consuelos pasajeros ante las tensiones de nuestro mundo que visión crítica o rebeldía profética, es necesario un evangelio de talante crítico y olfato liberador. Un evangelio que, en el nombre del Dios que proclama, coloque al ser humano y su sufrimiento en el punto de mira denunciando las tramas del sistema, sus contradicciones y opresiones. Desde las víctimas de la globalización, el mensaje de Jesús de Nazaret no puede por menos que desarrollar la crítica y presentar las huellas de sus víctimas como acusación contra ella.

Jesús de Nazaret no nos dejó teorías ni praxis elaboradas para definir y combatir la injusticia. Pero nos dejó algo previo a todo esto: La ultimidad con la que captaba lo inhumano y la sensibilidad con la que ejercía la misericordia compasiva. Pues bien, la misericordia compasiva es obediencia porque hay una autoridad en este mundo que puede exigirla: La autoridad de los que sufren.

Hay aspectos de la realidad que únicamente se perciben si hay un cambio de actitud en los ojos que los miran. ¿Y si la Iglesia se atreviese a mirar así la realidad hoy?. ¿Otra Iglesia sería posible?.

Eduardo Delás

Galeano E. “Ser como ellos”. Siglo XXI. 2006. Pág. 4

Ibid. Pág. 5

Galeano E. Op. Cit. pág. 55

Galeano E. “Las venas abiertas de América Latina”. Siglo XXI. 2007. Pág. 136

Mardones J.M. “Recuperar la justicia”. Sal Terrae. 2005. Pág. 127, 139


Ingresa aquí tus comentarios