Diác. Juan Sánchez G.
1 Señor, tú nos has sido refugio de generación en generación.
2 Antes que nacieran los montes y formaras la tierra y el mundo, desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios.
3 Vuelves a convertir en polvo al hombre y dices: «¡Convertíos, hijos de los hombres!».
4 Ciertamente mil años delante de tus ojos son como el día de ayer, que pasó, y como una de las vigilias de la noche.
5 Los arrebatas como con torrente de aguas; son como un sueño. Como la hierba que crece en la mañana:
6 en la mañana florece y crece; a la tarde es cortada y se seca.
7 Ciertamente con tu furor somos consumidos y con tu ira somos turbados.
8 Pusiste nuestras maldades delante de ti, nuestros yerros a la luz de tu rostro.
9 Ciertamente todos nuestros días declinan a causa de tu ira; acabamos nuestros años como un pensamiento.
10 Los días de nuestra edad son setenta años. Si en los más robustos son ochenta años, con todo, su fortaleza es molestia y trabajo, porque pronto pasan y volamos.
11 ¿Quién conoce el poder de tu ira, y tu indignación según el temor que te es debido?
12 Enséñanos de tal modo a contar nuestros días que traigamos al corazón sabiduría.
13 ¡Vuélvete, oh Eterno! ¿Hasta cuándo?
¡Ten compasión de tus siervos!
14 De mañana sácianos de tu misericordia,
y cantaremos y nos alegraremos todos nuestros días.
15 Alégranos conforme a los días que nos afligiste y los años en que vimos el mal.
16 Aparezca en tus siervos tu obra y tu gloria sobre sus hijos.
17 Sea la luz del Eterno, nuestro Dios, sobre nosotros. La obra de nuestras manos confirma sobre nosotros; sí, la obra de nuestras manos confirma.
Salmo 90
A través de la lectura de este salmo escrito por Moisés, podemos concluir, que las palabras sabias de un hombre que vivió 120 años, nos pueden orientar mucho a las generaciones nuevas, que quizás no conozcamos tanto a Dios, como el lo conoció “frente a frente”.
¿Cómo anciano cuales son sus conclusiones?
(1) Una total dependencia de Dios heredada de padres a hijos. Una confianza que va mucho mas haya de la muerte.
(2) Reconocer que solo él estaba antes de todo lo creado. Y reconocer que el poder de Dios es eterno y también su misericordia y protección.
(3) Que el hombre no es quien busca a Dios. Sino Dios busca al hombre.
(4) Que el tiene todo el tiempo y por lo tanto la sabiduría.
(5) Que el hombre es solo, “como la llegada de agua” que pasa mientras llueve y después desaparece. Que es como la hierba, pasajera.
(6-9) Que nuestra vida esta condicionado por su misericordia y no por nuestros pecados, ya que si fuera por eso “acabaríamos como un pensamiento”. Que solo él sabe el término de nuestros días.
4 Hazme saber, oh Eterno, mi fin y cuánta sea la medida de mis días; sepa yo cuán frágil soy.
5 Diste a mis días término corto y mi edad es como nada delante de ti; ciertamente, es apenas un soplo todo ser humano que vive. Selah
6 Ciertamente, como una sombra es el hombre; ciertamente, en vano se afana; amontona riquezas y no sabe quién las recogerá. Salmo 39:4-6.
Vivir 70 ú 80 años, es todo una proeza, pero con muchas dificultades.
Los ancianos tienen mucho que decir, pero poca gente dispuesta para escuchar.
En el verso 12 encontramos la clave de vivir tantos años.
“Enséñanos de tal modo a contar nuestros días que traigamos al corazón sabiduría”. Contar sabiduría, no es alardear de lo mucho que sabemos, sino reconocer lo muchos que ignoramos. No es acumular riquezas como único fin, sino como el medio de subsistencia. Tampoco es contar, lo que no hemos tenido, sino disfrutar lo que si tuvimos.
¿QUÉ SABIDURÍA, ES ENTONCES?
Salmo 84:10 un día en tu templo.
Salmo 102:1-12 a pesar de todos los sinsabores..tu siempre reinas.
Salmo 118:24 gozarnos en el día del Señor.
Job 3:1-26 reconocer que nuestra vida a veces es como una sombra.
Salmo 145:12 para notificar a los demás la palabra.
Job 19:25-27 Esperar la Transformación.
Usemos de la sabiduría de los ancianos, y del ejemplo de ellos para poder traer a nuestros días “una sabiduría verdadera”.