Diác. Juan Sánchez García
Las primeras mediciones del tiempo se hicieron a partir de observaciones astronómicas y durante mucho tiempo el cielo fue el instrumento principal de esa medición. Desde muy temprano en la historia, el ser humano se dio cuenta que podía recurrir a los fenómenos físicos que se repetían de forma periódica y aprovechar su regularidad para construir instrumentos que midieran intervalos de tiempo. El primer “reloj” que estuvo a la disposición del hombre fue sin duda el derivado de la alternancia del día y de la noche, es decir, el día solar. Pero a lo largo de la historia tecnológica aparecieron inventos cada vez más sofisticados que permitieron “observar” lapsos de tiempo, desde los calendarios que registran días, años y siglos, pasando por las clepsidras, velas, cuadrantes y otros instrumentos que miden periodos más cortos, como las horas, minutos y segundos, hasta el reloj de átomos de celsio, cuya precisión se mantiene durante 30, 000 años.
Para ello hubo relojes de agua, de arena qu funcionan bajo el mismo concepto físico de las clepsidras (los de agua), es decir, permiten que la gravedad haga fluir una cantidad establecida de un elemento para determinar distintos lapsos de tiempo. El origen de los relojes de arena es incierto, se cree que los ejércitos romanos los utilizaban durante la noche. Ciertos relojes de arena que marcaban lapsos de 4 horas se usaron comúnmente durante viajes de navegación para establecer la duración de las jornadas de trabajo dentro del barco.
Los romanos utilizaban “velas del tiempo” que medían el tiempo a partir de marcas con números que se alcanzaban según la vela se consumía al paso de las horas.
Los cuadrantes solares (gnomon, en griego) son relojes de Sol en los que se lee el tiempo según la longitud de la sombra que proyecta el movimiento del astro luminoso sobre una superficie determinada, que generalmente tiene una escala numerada para señalar la hora.
Todas las civilizaciones, desde Egipto hasta China, desde México hasta el Cercano Oriente, conocieron el reloj de Sol. El primer cuadrante solar de tamaño reducido que se conoció, entre los egipcios del siglo XV a. de N. E., era muy sencillo pues consistía en una simple barra que se clavaba perpendicularmente en el suelo, formando una paralela con el eje de la Tierra. La longitud y posición de la sombra proyectada permitía calcular los puntos correspondientes al paso del día a la noche, así como los solsticios. En el suelo que rodeaba la barra se marcaban las horas del día. Los enormes obeliscos también se usaban con el propósito de medir la hora a partir de la sombra que creaban, éstos se usaban como relojes públicos.
Se cree que los cuadrantes solares se usaron en Grecia desde el año 500 a. de N.E. y desde el siglo II a. de N.E. el uso del reloj solar o solarium se hizo tan común en todo el imperio romano que fue admitido en la legislación, y todos los negocios particulares eran regulados por las horas marcadas en el cuadrante.
Hubo cuadrantes solares de muchas formas: cuadrantes planos, cúbicos, globos ahuecados, tramos de escalones numerados en los que se proyectaba la sombra de un muro vertical, y cuadrantes portátiles con brújula.
El calendario Judío es de tipo luni-solar, según Samuel tiene su origen en la creación del mundo, corresponde al año 3761 antes de Cristo y comienza con la conmemoración de la salida de Egipto del pueblo hebreo. Actualmente, el calendario Judío corresponde al año 5772. Los 7 días de la Creación marcan la unidad básica del calendario hebreo, que culmina con el Shabat, los días comienzan con la puesta del sol y terminan al anochecer siguiente.
En Roma, el año luni-solar constaba de 10 meses lunares, los cuales estaban dedicados a sus dioses. Así: Enero a Janus, el dios de dos caras (una mira hacia el futuro y la otra hacia el pasado), Febrero a Febo, el dios Sol, Marzo a Marte, dios de la guerra, Abril por el comienzo de la primavera. El origen de Mayo es incierto, posiblemente deriva de Maia diosa de la primavera, Junio por el dios Juno, dedicado a los jóvenes. Septiembre, Octubre, Noviembre y Diciembre, como indican sus raíces, correspondían al séptimo, octavo, noveno y décimo mes. En el antiguo calendario romano el séptimo mes se denominó Julio en honor a Julio César.
“Día”, como se usa en la Biblia tiene varios y diversos significados, tal como se aplica con diferentes sentidos en nuestros tiempos. Una rotación completa de la Tierra sobre su eje mide un día de 24 horas. En este sentido, un día se compone del tiempo diurno y el tiempo nocturno, un total de 24 horas. (Juan 20:19.) Con todo, al período diurno mismo, que por lo general tiene un promedio de 12 horas, también se le llama día. “Y Dios empezó a llamar a la luz Día, pero a la oscuridad llamó Noche.” (Gén. 1:5.) Esto hace surgir el vocablo de tiempo “noche”, el período que generalmente tiene un promedio de 12 horas de oscuridad. (Éxo. 10:13.)
Puede incluir verano e invierno, el paso de las estaciones (Zacarías 14:8).
Por ejemplo, “El día de la siega” envuelve muchos días. (Compárese Proverbios 25:13 con Génesis 30:14).
Cuando Moisés resume la historia de la creación, se refiere a los seis días creativos como si fueran uno solo (Génesis 2:4). Por otra parte, en el primero de esos días, “Dios empezó a llamar a la luz Día, pero a la oscuridad llamó Noche” (Génesis 1:5).
En este caso, el término “día” solo alude a parte de un período de veinticuatro horas.
Mil años son comparados con un día (Salmo 90:4; 2 Pedro 3:8, 10). El “Día de Juicio” abarca muchos años (Mateo 10:15; Mateo 11:22-24). Parecería razonable que los “días” de Génesis también pudieran haber abarcado extensos espacios de tiempo… milenios.
En términos proféticos, un día a veces puede representar un año, como en Ezequiel 4:6, donde dice: “Y tienes que acostarte sobre tu lado derecho en el segundo caso, y tienes que llevar el error de la casa de Judá cuarenta días. Un día por un año, un día por un año, es lo que te he dado”. (Véase también Núm. 14:34).
Hay ciertas cantidades específicas de días relacionadas con las profecías. Por ejemplo: 3 1/2 días (Rev. 11:9), 10 días (Rev. 2:10), 40 días (Eze. 4:6), 390 días (Eze. 4:5), 1.260 días (Rev. 11:3; Rev. 12:6), 1.290 días (Dan. 12:11), 1.335 días (Dan. 12:12) y 2.300 días (Dan. 8:14).
El término “día(s)” también se usa con referencia al período de tiempo en el que vivió una persona en particular, como, por ejemplo, los “días de Noé” y los “días de Lot”. (Luc. 17:26-30; Isa. 1:1).
Dios introdujo esta división fundamental del tiempo en el primer “día” del período preparatorio de la Tierra para la ocupación del hombre, cuando la luz difusa penetró la capa de gases que envolvía la Tierra y alcanzó la superficie acuosa, con lo que el planeta, al girar sobre su propio eje, tuvo su primer día y su primera noche. “Efectuó Dios una división entre la luz y la oscuridad. Y Dios empezó a llamar a la luz Día, pero a la oscuridad llamó Noche.” (Gén. 1:4, 5.) En este caso, la palabra “Día” se refiere a las horas de luz solar, a diferencia de la noche. Sin embargo, a continuación el registro usa la palabra “día” (heb. yohm; gr. hë·mé·ra) para designar otras unidades de tiempo. Tanto en las Escrituras Hebreas como en las griegas la palabra “día” se usa en sentido literal y figurado o incluso simbólico.
El día solar, la unidad fundamental de tiempo, viene determinada por la rotación completa de la Tierra sobre su eje, es decir, desde el momento en que el Sol pasa por un meridiano, alcanzando el punto más alto al mediodía, hasta que regresa a él. El día solar se divide en dos períodos de doce horas. El primero se designa en algunos países por la expresión latina ante meridiem (a.m.) y el segundo, por la expresión post meridiem (p.m.). Sin embargo, en tiempos bíblicos se emplearon otros métodos para dividir el día.
Los hebreos empezaban su día al anochecer, después de la puesta del Sol, y lo terminaban con la puesta del Sol del día siguiente. El día, por lo tanto, iba de anochecer a anochecer —“desde la tarde hasta la tarde deben observar su sábado” (Lev. 23:32)—, lo que seguía el modelo de los días creativos de Creador: “Y llegó a haber tarde y llegó a haber mañana, un día primero”. (Gén. 1:5; compárese con Dan. 8:14.)
Los hebreos no fueron los únicos en contar el día desde el anochecer hasta el anochecer, también lo hicieron así los fenicios, los númidas y los atenienses. No obstante, los babilonios contaban el día desde la salida del Sol hasta la salida del Sol, mientras que los egipcios y los romanos lo hacían de medianoche a medianoche, como se suele hacer hoy.
Aunque los hebreos empezaban oficialmente su día al anochecer, a veces se referían a él como si empezara por la mañana. Por ejemplo, Levítico 7:15 dice: “La carne del sacrificio de acción de gracias de sus sacrificios de comunión ha de ser comida en el día de su ofrenda. Él no debe guardar nada de ella hasta la mañana”. Este uso era solo un asunto de conveniencia al expresarse, para indicar que no debería guardarse nada de la noche hasta la mañana siguiente.
En el relato de la creación también se llama día al período de luz diurna. (Gén. 1:5; 8:22.) En la Biblia, el día se divide en períodos naturales: el crepúsculo de la mañana u oscuridad matutina, justo antes de que comience el día (Sal. 119:147; 1ª Sam. 30:17), la salida del Sol (Job 3:9), después viene la mañana (Gén. 24:54), el mediodía (Dt 28:29; 1ª.Rey. 18:27; Isa. 16:3; Hch. 22:6) y la puesta del Sol, que marcaba el final del día (Gén. 15:12; Jos. 8:29) y precedía al crepúsculo de la noche u oscuridad vespertina. (2ª.Rey 7:5, 7.) Las ocasiones en que los sacerdotes presentaban ciertas ofrendas o quemaban el incienso también eran períodos de tiempo conocidos para la gente. (1ª. Rey. 18:29, 36; Luc. 1:10.)
El yohm hebreo: ‘Un día; un largo tiempo; el tiempo que abarca un suceso extraordinario’. (Old Testament Word Studies, página 109.)
La luz del día: “Luz brillante que va haciéndose más y más clara hasta que el día queda firmemente establecido”. (Proverbios 4:18.)
Día de 24 horas: “Siguió el diluvio sobre la tierra por cuarenta días”. (Génesis 7:17.)
Día puede incluir estaciones: “Tiene que ocurrir en aquel día […] En verano y en invierno ocurrirá”. (Zacarías 14:8.)
Día puede significar muchos días: “El día de la siega”. “En los días de la siega del trigo.” (Proverbios 25:13 y Génesis 30:14.)
Día como 1.000 años y como una vigilia de la noche: “Porque mil años son a tus ojos solo como el día de ayer […] y como una vigilia durante la noche”. (Salmo 90:4; también 2 Pedro 3:8-10.)
“Día de salvación”, muchos años. (Isaías 49:8.)
“Día de Juicio”, muchos años. (Mateo 10:15; 11:22-24.)
La vida del hombre como días: “Los días de Noé”, “los días de Lot”. (Lucas 17:26, 28, Biblia de Jerusalén.)
Días creativos del capítulo 1 de Génesis: “un día primero”, “un día segundo”, y así sucesivamente, de 7.000 años cada uno. Se hace referencia a los seis días creativos como un día: “En el día que hizo el Eterno Dios tierra y cielo”. (Génesis 2:4.)
Las Escrituras emplean la expresión “entre las dos tardes” con respecto al sacrificio del cordero pascual que se hacía el 14 de Nisán. (Éx 12:6.) Aunque la tradición judía explica que este período transcurre desde que el Sol comienza a declinar hasta su puesta, parece que la explicación correcta es que la primera tarde corresponde al comienzo de la puesta del Sol y la segunda, al momento en que la última claridad crepuscular desaparece y cae la noche. (Dt 16:6; Sal. 104:19, 20.) Esta explicación concuerda con la del rabino español Aben Ezra (1092-1167), los samaritanos y los judíos caraítas. También es el punto de vista que sostienen eruditos como Michaelis, Rosenmueller, Gesenius, Maurer, Kalisch, Knobel y Keil.
No existen indicios de que los hebreos hayan dividido el día en horas con anterioridad al exilio babilónico. La palabra aramea scha·`áh, que la Versión Valera de 1960 traduce por “hora” en Daniel 3:15; 4:19, 33; y 5:5, significa literalmente “vistazo”, por lo que se traduce con más exactitud “momento”. No obstante, después del cautiverio el pueblo judío empezó a usar la hora como medida del tiempo. La expresión “la sombra de las gradas”, empleada en Isaías 38:8 y 2 Reyes 20:8-11, puede que se refiera a algún tipo de reloj solar, en el que la sombra proyectada por el Sol recorría una serie de escalones.
Los antiguos babilonios usaron el sistema sexagesimal, escala matemática que tiene por base el número sesenta. De este sistema heredamos nuestra división del tiempo: el día en veinticuatro horas (o en dos períodos de doce horas cada uno), la hora en sesenta minutos y el minuto en sesenta segundos.
En los días del ministerio terrestre de Jesús era común dividir en horas el período de luz del día. Así, en Juan 11:9 Jesús dijo: “Hay doce horas de luz del día, ¿no es verdad?”. Estas horas se contaban por lo general desde la salida hasta la puesta del Sol, o aproximadamente desde las seis de la mañana hasta las seis de la tarde. Por lo tanto, la “hora tercera” correspondería más o menos a las nueve de la mañana, y fue a esta hora cuando se derramó el espíritu santo en el Pentecostés. (Mt 20:3; Hch 2:15.) Cuando Jesús, cansado del viaje, se sentó en la fuente de Jacob, “la hora era a eso de la sexta” o el mediodía. A esta hora también fue cuando a Pedro, estando en Jope, le dio mucha hambre. (Jn 4:6; Hch 10:9, 10.) Así mismo, fue al mediodía cuando cayó oscuridad sobre la Tierra, hasta la “hora nona”, es decir, hasta las tres de la tarde, la hora a la que Jesús expiró en el madero de tormento. (Mt 27:45, 46; Luc. 23:44, 46.) La hora nona también era conocida como “la hora de oración”. (Hch 3:1; 10:3, 4, 30.) En consecuencia, la “hora séptima” sería sobre la una de la tarde y la “hora undécima”, alrededor de las cinco de la tarde. (Jn. 4:52; Mt. 20:6-12.) En aquel tiempo la noche también se dividía en horas. (Hch. 23:23.
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En algunas ocasiones los hebreos usaban la expresión ‘día y noche’ para referirse a un día solar de veinticuatro horas. Por ejemplo, en 1 Reyes 12:5, 12 se dice que Rehoboam pidió a Jeroboán y a los israelitas que se “[fueran] por tres días” y después volviesen a él. Prueba de que se refería a tres días completos de veinticuatro horas, y no a tres días incompletos, está en el hecho de que la gente volvió a él “al tercer día”. En Mateo 12:40 se da el mismo significado a los “tres días y tres noches” que Jesús estuvo en el Seol. Porque aquí si se especifican la cantidad de días y noches. Como muestra el registro, fue levantado a la vida al “tercer día”. Los sacerdotes judíos “entendieron” claramente que este era el significado de las palabras de Jesús, ya que cuando quisieron impedir su resurrección, citaron sus palabras: “Después de tres días he de ser levantado”, y luego solicitaron a Pilato que emitiera una orden para que “se [asegurara] el sepulcro hasta el día tercero”. Y prueba de ello que cuando Jesús resucito estaban los guardias cuidando el sepulcro, (Mt. 27:62-66; 28:1-6; nótense otros ejemplos en Gén. 42:17, 18; Est. 4:16; 5:1.)
Los hebreos no tenían nombres para los días de la semana, a excepción del séptimo: el sábado. Por lo general, se aludía a ellos por su orden numérico en referencia a su posición antes o después del Shabat. En los días de Jesús y los apóstoles, la víspera del sábado llegó a ser conocida como el día de la Preparación. (Mt 28:1; Hch 20:7; Mr 15:42; Jn 19:31. La costumbre de designar los días con nombres de planetas y de otros cuerpos celestes tuvo su origen en el paganismo. Los nombres latinos correspondían —de lunes a domingo— a los siguientes cuerpos celestes: Luna, Marte, Mercurio, Júpiter, Venus, Saturno y Sol, pero, en español se sustituyeron los dos últimos por el sábado judío y el dies dominicus (domingo), que significa literalmente “día del Señor”.
A veces el término “día” se emplea como medida de distancia en expresiones como “el camino de un día” o “el camino de un sábado”. (Núm. 11:31; Hch 1:12; En términos proféticos, un día a veces puede representar un año, como en Ezequiel 4:6, donde dice: “Y tienes que acostarte sobre tu lado derecho en el segundo caso, y tienes que llevar el error de la casa de Judá cuarenta días. Un día por un año, un día por un año, es lo que te he dado”. (Véase también Núm. 14:34.)
Este uso figurado de la palabra “día” para designar diferentes períodos de tiempo se ve también en el relato de la creación de Génesis, donde se hace referencia a una semana de seis días creativos seguidos de un séptimo día de descanso. La semana que Dios prescribió a los judíos en el pacto de la Ley seguía el modelo de esa semana creativa. (Éx 20:8-11.) En el registro bíblico, cada uno de los seis días creativos finaliza con las palabras: “Y llegó a haber tarde y llegó a haber mañana”, el día primero, segundo, tercero, cuarto, quinto y sexto. (Gén. 1:5, 8, 13, 19, 23, 31.) Sin embargo, en el caso del séptimo día no se emplea la misma coletilla, lo que parece indicar que este último período, durante el cual Dios descansa de su actividad creadora respecto a la Tierra, no había concluido. En Hebreos 4:1-10, el apóstol Pablo explicó que el día de descanso de Dios aún estaba en progreso, lo que significa que entonces habían transcurrido más de cuatro mil años desde su comienzo. De esta referencia se deduce que cada uno de los períodos creativos tuvo una duración de, al menos, miles de años. Como dice A Religious Encyclopædia, “los días de la creación fueron días creativos, etapas de un proceso, pero no días de veinticuatro horas cada uno” (edición de P. Schaff, 1894, vol. 1, pág. 613).
A la suma de las seis unidades o “días” creativos dedicados a la preparación del planeta Tierra también se le llama “día” en Génesis 2:4: “Esta es una historia de los cielos y la tierra en el tiempo en que fueron creados, en el día que el Eterno Dios hizo tierra y cielo”.
Como el Creador no se halla dentro de los límites de nuestro sistema solar y no está condicionado a sus ciclos de traslación y rotación, su situación no puede compararse a la del hombre. El salmista dijo de Dios, quien es de tiempo indefinido a tiempo indefinido: “Porque mil años son a tus ojos solo como el día de ayer cuando ha pasado, y como una vigilia durante la noche”. (Sal. 90:2, 4.) A tenor de estas palabras, el apóstol Pedro escribió que “un día es para con Dios como mil años, y mil años como un día”. (2ª. Ped. 3:8.) Un período de mil años representa para el hombre unos 365.242 días de veinticuatro horas, pero para el Creador puede ser un único e indivisible período en el que Él comienza y lleva a buen término un determinado propósito. Es, en cierto modo, parecido a una jornada de trabajo que da comienzo por la mañana y termina hacia el final del día.
Dios es quien ha dado origen a nuestro universo, un universo en el que, por lo que se ha podido demostrar, el tiempo, el espacio, el movimiento, la materia y la energía se hallan inevitablemente interrelacionados. Controla todos estos elementos de tal modo que satisfagan su propósito, y al tratar a sus criaturas terrestres, se fija límites definidos de tiempo para su actuación que llegan hasta el “día y hora”, y los cumple con rigurosa puntualidad. (Mt. 24:36; Gál 4:4.)
Las Escrituras Hebreas emplean expresiones como “mañana”, “mediodía” y “atardecer” (1 Reyes 18:26; Deuteronomio 28:29; Génesis 24:11). En un principio, los hebreos dividían la noche en tres vigilias de unas cuatro horas, pero después adoptaron el sistema griego y romano de cuatro vigilias nocturnas. Evidentemente, Jesús se refirió a este último método cuando dijo: “Manténganse alerta, porque no saben cuándo viene el amo de la casa, si tarde en el día o a medianoche o al canto del gallo o muy de mañana” (Marcos 13:35).
La vigilia “tarde en el día” iba desde la puesta del Sol hasta las nueve de la noche. La siguiente terminaba a medianoche, y la tercera, el “canto del gallo”, se extendía hasta aproximadamente las tres de la madrugada. Por último, la vigilia denominada “muy de mañana” duraba hasta el amanecer. Fue “en el período de la cuarta vigilia de la noche” que Jesús caminó sobre las aguas del mar de Galilea (Mateo 14:23-26).
En las Escrituras Griegas Cristianas, el término “hora” designa la doceava parte del espacio de tiempo que va desde la salida hasta la puesta del Sol (Juan 11:9).
Puesto que la duración de ese período varía en Israel según la estación del año, por lo general solo se indicaba la hora aproximada en que ocurría algún suceso, por ejemplo, “como a la hora sexta” (Hechos 10:9).
Cuando el término “hora” se usa de manera simbólica o figurada, significa un período de tiempo relativamente corto. Jesús dijo a la muchedumbre que fue contra él: “Esta es su hora y la autoridad de la oscuridad”. (Luc. 22:53.) Se dice que los diez cuernos de la bestia salvaje de color escarlata representan diez reyes que reciben autoridad como tales con la bestia salvaje durante “una hora”. (Rev. 17:12.) Se exclama sobre Babilonia la Grande: “¡[…] En una sola hora ha llegado tu juicio!”. (Rev. 18:10.) Además, en armonía con las palabras de Jesús referentes al trigo y la mala hierba (Mt. 13:25, 38), las advertencias de Pablo en cuanto a la apostasía venidera (Hch. 20:29 y 2 Tes. 2:3, 7) y la declaración de Pedro en 2 Pedro 2:1-3, el apóstol Juan —el que sobrevivió a los demás apóstoles— muy bien pudo decir: “Niñitos, es la última hora, y, así como han oído que el anticristo viene, aun ahora ha llegado a haber muchos anticristos; del cual hecho adquirimos el conocimiento de que es la última hora”. Era un tiempo muy breve, de hecho, la “última hora”, la parte final del período apostólico, después del cual la apostasía brotaría en toda su plenitud. (1Jn 2:18.)
Según Revelación 8:1-4, el apóstol Juan vio durante un silencio celestial “como por media hora” a un ángel que ofrecía incienso junto con las oraciones de todos los santos. Esta visión recuerda lo que se hacía en el templo de Jerusalén “a la hora en que se ofrecía el incienso”. (Luc. 1:10.) Alfred Edersheim, en El Templo: Su ministerio y servicios en tiempo de Cristo (traducción de Santiago Escuain, CLIE, 1990, pág. 184), presenta el relato judío tradicional de esta “hora”: “Lentamente, el sacerdote del incienso y sus ayudantes ascendían los peldaños hasta el lugar santo […]. A continuación, uno de los asistentes extendía reverentemente los carbones sobre el altar de oro; el otro preparaba el incienso; y entonces el principal sacerdote oficiante se quedaba a solas en el lugar santo, esperando la señal del presidente antes de quemar el incienso […]. Al dar el presidente la orden, que señalaba que ‘había llegado el momento del incienso’, ‘toda la multitud del pueblo [que estaba] fuera’ se retiraba del atrio interior, y se postraba delante del Señor, extendiendo sus manos en silenciosa oración. […] [Era] este momento de […] gran solemnidad, cuando por todos los inmensos edificios del Templo caía un profundo silencio sobre la multitud adorante, mientras que dentro del santuario mismo el sacerdote ponía el incienso sobre el altar de oro, y la nube de ‘perfumes’ se levantaba delante del Señor”.
Periodo designado por Dios como “Noche”. (Gé 1:5, 14.) Entre la puesta del Sol y la oscuridad de la noche hay un corto período crepuscular, después del cual empiezan a verse las estrellas. Los hebreos llamaron a ese tiempo né·schef, y parece que es al que se refiere la expresión “entre las dos tardes”, registrada en Éxodo 12:6. (Prov. 7:9.) De manera similar, el crepúsculo matutino aparece al final de la oscuridad de la noche hasta la aurora; a este fenómeno se le denomina con la misma palabra hebrea. Por lo tanto, el escritor dice en el Salmo 119:147: “Me he levantado temprano en el crepúsculo matutino”.
En el siglo primero, los judíos calculaban el tiempo durante el día con un reloj de sol. Sin embargo, cuando estaba nublado o caía la noche, empleaban un reloj de agua llamado clepsidra. Este instrumento también fue utilizado por los antiguos egipcios, persas, griegos, romanos y chinos.
Según una obra de consulta judía, el reloj de agua se menciona en la Mishná y el Talmud “con diversos nombres debidos quizás a sus diferentes formas y diseños. En cualquier caso, siempre se referían a lo mismo: a la lenta fuga (literalmente, ‘robo’) de agua, gota a gota, de acuerdo con el significado del término griego klepsydra” (The Jewish Encyclopedia).
La clepsidra consistía en dos recipientes, uno de los cuales tenía un agujero en el fondo por el que se escurría el agua hasta el otro, situado debajo. Ambos recipientes tenían marcados intervalos de tiempo, lo que permitía saber el tiempo transcurrido con solo mirar el nivel del agua de uno u otro recipiente.
Los romanos utilizaban estos relojes en sus campamentos militares para delimitar las guardias nocturnas. Un toque de trompeta anunciaba cada cambio de guardia, de modo que cualquiera que lo escuchara sabía cuándo comenzaban y acababan las cuatro guardias de la noche (Marcos 13:35
Los hebreos dividían la noche en vigilias. “Cuando me he acordado de ti sobre mi canapé, durante las vigilias de la noche medito en ti.” (Sal. 63:6.) Puesto que en Jueces 7:19 se habla de una “vigilia intermedia de la noche”, parece evidente que en tiempos antiguos había tres vigilias. Al parecer, cada una de ellas abarcaba una tercera parte del tiempo entre la puesta del Sol y el amanecer, es decir, unas cuatro horas, dependiendo de la época del año. Por lo tanto, la primera vigilia iba desde las 18.00 hasta las 22.00 h. La “vigilia intermedia de la noche” empezaba aproximadamente a las 22.00 h. y duraba hasta las 2.00 de la madrugada, más o menos. Este fue un tiempo estratégico para que Gedeón efectuase el ataque por sorpresa sobre el campamento madianita. A la tercera vigilia se le llamó la “vigilia matutina”, e iba aproximadamente desde las 2.00 de la madrugada hasta la salida del Sol. Durante esta vigilia matutina Dios hizo que los ejércitos egipcios que perseguían a Israel experimentasen graves dificultades cuando querían cruzar el mar Rojo. (Éx. 14:24-28; véase también 1ª. Sam. 11:11.)
Los judíos, al menos para el tiempo de la dominación romana, habían adoptado la práctica, tanto griega como romana, de tener cuatro vigilias nocturnas. Jesús debió referirse a esas cuatro divisiones cuando dijo: “Por lo tanto, manténganse alerta, porque no saben cuándo viene el amo de la casa, si tarde en el día o a medianoche o al canto del gallo o muy de mañana”. (Mr. 13:35.) La vigilia “tarde en el día” iba desde la puesta del Sol hasta la hora tercera, más o menos las 21.00 h. La segunda vigilia, llamada la “medianoche”, empezaba a las 21.00 h. y finalizaba a medianoche. (Luc. 12:38.) El “canto del gallo” abarcaba desde la medianoche hasta aproximadamente las 3.00 de la madrugada; debió ser durante este tiempo cuando ocurrieron los cantos del gallo mencionados en Marcos 14:30. Finalmente, la cuarta vigilia iba desde las 3.00 de la madrugada hasta el amanecer, período al que también se llamaba “muy de mañana”. (Mt. 14:25;Mr. 6:48.)
En una ocasión se hace mención de una hora específica de las doce que componen la noche: Hechos 23:23dice que fue a la “hora tercera”, aproximadamente las 21.00 h., cuando el comandante militar ordenó a las tropas que llevasen a Pablo desde Jerusalén hasta Cesarea.
Mientras que para los judíos el nuevo día empezaba con la puesta del Sol, para los romanos la medianoche era el punto fijado para la finalización y comienzo del día. De este modo se evitaba el problema resultante de alargar y acortar las horas de luz diurna debido a las estaciones (como ocurría cuando empezaba el día con la puesta del Sol), y permitía una división del día en dos períodos iguales de doce horas en cualquier época del año. Esta es la práctica extendida en la mayoría de las naciones hoy en día.
A veces se usa la palabra “noche” en la Biblia con un sentido figurado o simbólico. En Juan 9:4 Jesús habló de la “noche […] cuando nadie puede trabajar”. Jesús aquí se refirió al tiempo de su juicio, de ser fijado en un madero y de su muerte, cuando no podría participar en las obras de su Padre. (Véanse Ecl. 9:10; Job 10:21, 22.)
En Romanos 13:11, 12, la “noche” se refiere manifiestamente a un período de oscuridad causado por el adversario de Dios, período que tiene que finalizar por medio de Cristo Jesús y su reinado. (Véanse Ef. 6:12, 13; Col 1:13, 14.) En 1 Tesalonicenses 5:1-11 se contrasta a los siervos de Dios, que han sido iluminados con su verdad, con las personas mundanas, que no lo han sido. Su forma de vivir manifiesta que son ‘hijos de la luz e hijos del día; no pertenecen ni a la noche ni a la oscuridad’. (Véanse Jn. 8:12; 12:36, 46; 1ª. Ped. 2:9; 2Co 6:14.) Se halla un uso similar en Miqueas 3:6, donde el profeta dice a aquellos que rechazan la verdadera guía divina: “Por lo tanto ustedes tendrán noche, de modo que no habrá visión; y oscuridad tendrán, de modo que no practiquen la adivinación. Y el sol ciertamente se pondrá sobre los profetas, y el día tendrá que oscurecerse sobre ellos”. (Compárese con Jn 3:19-21.)
También se usa la noche para representar un tiempo de adversidad, puesto que debido a su penumbra y oscuridad, es el tiempo en el que las bestias salvajes vagan, los ejércitos lanzan ataques por sorpresa, los ladrones entran sigilosamente y se cometen otros actos de maldad. (Sal. 91:5, 6; 104:20, 21; Isa 21:4, 8, 9; Dan. 5:25-31; Abd. 5.) Es en estos sentidos figurados como tenemos que entender los textos de Revelación 21:2, 25 y22:5, donde se nos asegura que en la “Nueva Jerusalén” “ya no habrá noche”.
El Templo, su ministerio y servicios en tiempos de Cristo. Por Alfred Edersheim
Virgilio siti xoom
Judaísmo AZ, léxico ilustrado de términos y conceptos, Yacob Newman, Gabriel Siván.
Paz a vos hermanos tengo una pregunta con respecto al origen del parrafo siguiente:
Días creativos del capítulo 1 de Génesis: “un día primero”, “un día segundo”, y así sucesivamente, de 7.000 años cada uno. Se hace referencia a los seis días creativos como un día: “En el día que hizo el Eterno Dios tierra y cielo”. (Génesis 2:4.)
de donde dice en la biblia que cada dia de la creacion fue de 7000 años??? puedo comprender donde se hace referencia por pablo a que el día 7º aun no ha culminado tomandolo como una posibilidad mas no asegurarlo, pues entra igual en juego el tipo literiario en que fueron escritos los textos, no obstante y quizas debido a mi falta de conocimiento biblico me hace ruido el creer en lo de que cada día de la creacion fue de 7000 años, siendo que esto además es una creencia doctrinal de los testigos de jehova, segun leí y no se cuales sean los fundamentos para esta aceveracion y me gustaria se me aclare este punto, yo no dudo que Dios pueda haber creado cada cosa en un dia de 24 hrs de igual manera creo pudo haberlo hecho todo en un solo dia el tiene el poder, pero igual dijo uqe la tierra produsca a los animales y las aguas etc. asi que eso si pudo tardar pero ps como decia antes quien sabe, solo el lo demas son inferencias nomas. pero y lo de los 7000 años?? le dejo aqui un link que me parecio un poco importante pero de igusal manera no se si es completamente fidedigno ya que se basa de fuentes no biblicas haciendo referencia a hachos comprobables cientificamente http://www.bibleserralta.com/SieteDiasSieteEras.html
La biblia exalta el poder infinito del Todopoderoso, es por eso que el género literario que se desprende de los escritos bíblicos hacen referencia a ello con el simple hecho de magnificar las obras del Creador de todas las cosas…Cuando el escritor nos dice que para Dios un dia es como mil años, igual refiere que un año es como un día (salmos 90:4)Porque mil años delante de tus ojos Son como el día de ayer, que pasó, Y como una de las vigilias de la noche. (2 Pedro 3:8) Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día.
Ambos escritos tratan de magnificar y de hecho lo hacen; la Eternidad de la Deidad de Dios; el tiempo es inmutable al ser que nos dio la vida y mantiene al hombre; ahora bien ¿cuánto tiempo tardaría en ejecutarse el mandato !hágase!? Bueno la respuesta es de inmediato.. un ejemplo bíblico es la Hechura del Primer hombre Adán y Eva, no registra la biblia su niñez, porque la ley que se cumple en los humanos se vino a ejecutar hasta el momento en que nace Caín. Otros ejemplos serian la abertura de las cataratas de los cielos que trajeron las aguas que inundaron la tierra y tantos otros más.
Dios es Omnipotente, conceptualmente quiere decir Poderoso sobre todo, Los días aun hoy se cuentan de 24 horas y la semana se compone exactamente como al principio de 24 horas, (Juan 11:9-19) Respondió Jesús: ¿No tiene el día doce horas? El que anda de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo; 10pero el que anda de noche, tropieza, porque no hay luz en él. , este ciclo de tiempo de 7 días semanales no ha podido ser reformado por ningún hombre y jamás se lo podrá hacer. No hay poder humano que pueda cambiar un día por otro entonces, ni de quitar o poner, esto, está vedado al hombre, los días que actualmente vivimos son los mismos días de la creación en los cuales el Todopoderoso hizo lo que existe; lo que vemos y aun lo que no vemos. Lo demás podrían ser simples comentarios humanos.
Paz del Señor
Gozaos en su redil….
intentar dar una respuesta contundente a su pregunta, seria necio de mi parte, porque no hay una fuente que diga de forma categórica la respuesta a su pregunta, le puedo compartir una fuente de origen judío—esperando no ser mas confuso—que no solo habla de días de mil años, sino de días de millones de años, http://judaismohoy.com/article.php?article_id=75
o este otro es mas complejo
http://judaismohoy.com/article.php?article_id=88
pero que lo único que podría decir–y si temor a equivocarme— es que, la escritura es un libro de fe, no un libro en si, científicamente, y por fe creemos Col. 1:16-17 Porque por él fueron criadas todas las cosas que están en los cielos, y que están en la tierra, visibles é invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fué criado por él y para él. 17 Y él es antes de todas las cosas, y por él todas las cosas subsisten.
si para usted son días de 24 horas, créalo, pero si alguien dice que son de miles de años o millones créalo, solo recuerde que la biblia es la perspectiva de Dios no la del hombre.
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Es cierto, la Biblia es un libro donde reflejamos nuestra fe pues creemos que todo lo creado por nuestro Dios fue de la form que lo expica. Es cierto, los judios tienen mucho conociemieto pero aun asi no tienen la verdad absoluta. Los astronomos modernos dicen que ka edad de los primeros patriarcas fueron medidos en tiempos hebreos antiguos y que fue hasta que estuvieron en Babilonia fue que aprendieron a medir los tiempos. Si esto fuera asi entonces creeriamos que estos patriarcas no vivieron los años quw la Biblia dice. Entonces donde esta nuestra fe si le damos impotancia cientifica a cada una de estas cosas que por algo fueron escritas. Definitivamete debemos de tomar como base la Biblia y basarnos en los apuntes historicos y no a la inversa. Para entender la Biblia debemos ubiarnos en el momento, a quien y por quienes fueron escritas. O no es cierto que en el entonces tiempo que vivió Cristo era que las costumbres y lenguaje eran griegas a pesar que el dominante era el pueblo romano. De igual manera los tiempos eran medidos de manera geco latina, en cuatro velas nocturnas y doce horas de claridad. Recordemos que incluso las horas de la primavera y del verano no tenian la misma duración.
lA BIBLIA AL REFERIRSE A LA CREACIÓN SE REFIERE A DIAS LITERARIOS NO NOS CONFUNDAMOS PUESTO QUE LA BIBLIA DISE Y FUE LA TARDE Y LA MAÑANA DEL 1ER DIA.
Y NO COMO EN OTROS PASAJES QUE DISE Y SERAN TIEMPO Y TIEMPOS Y LA MITAD DE UN TIEMPO NI TAMPOCO DISE Y FUE EL PRIMER DIA.PORQUE AL REFERIRSE CON TIEMPO O CON DIA PUEDE HABLAR DE MIL AÑOS PERO NO EN TODAS LAS OCACIONES.
ES POR ESO QUE ASEGURO QUE LOS DIAS DE LA CREACION SON DIAS LITERARIOS PORQUE MARCA UN COMIENSO Y UN FINAL DEL DIA SINO DIJERA Y FUE EL PRIMER DIA Y NO Y FUE LA TARDE Y LA MAÑANA.
O ENTONCES NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO ESTUVO EN EL SEPULCRO 3MIL AÑOS?
DIOS LOS BENDIGA Y LOS INVITO A ESCUDRIÑAR SUS ESCRITURAS