La Cena del Señor es un momento sagrado en la vida de los cristianos, y por eso es importante que tanto de manera individual y congregacional se preparen adecuadamente. La preparación personal consiste en una reflexión introspectiva y en la purificación de la propia fe. La iglesia debe arreglar el templo, y asegurarse de que todo esté listo para el culto. Además, es importante planificar cuidadosamente el programa para el culto, con una liturgia apropiada, predicaciones y música que refleje el espíritu de esta conmemoración. Al seguir estos pasos, los cristianos pueden prepararse de manera apropiada para la Cena del Señor, y experimentar su verdadero significado y propósito.
Usted debe saber que nosotros, como predicadores, debemos ser “ejemplo de los fieles” —1 Tim. 4:12— por los tanto, la preparación debe empezar por nosotros, los obreros del Señor.
a) Debemos cuidar: Nuestra presentación personal, para estar debidamente ante la congregación.
b) Nuestra santificación, para comparecer dignamente ante nuestro Dios.
Recuerde a los Sacerdotes del Antiguo Testamento, cómo se preparaban para entrar al Santuario y al mismo pueblo de Israel cuando se presentó para recibir las palabras del Señor, Éxodo 19:9-15; l Pedro 5:2-3.
Si va a usar traje, de preferencia un traje oscuro, camisa blanca y una corbata discreta y sobria, nunca colores que resalten mucho con flores o figuras o que llamen la atención. (Póngase de acuerdo con los oficiantes que le apoyarán sobre este aspecto.) Sugiera que por lo menos usen camisa blanca con corbata discreta y lisa, y pantalón negro y zapatos del mismo color.
Santifíquese, santifique a su familia. Evite toda clase de problemas o dificultades, tanto entre familia como con la iglesia, y aun con los extraños. Evite malas palabras o altercados, con el propósito de estar en óptimas condiciones ante nuestro Dios. Para reconciliarse es necesario pedir perdón, aunque usted crea no haber ofendido.
Convendría que al menos una semana antes del culto de Cena del Señor se realizara una reunión exclusivamente con los miembros de la Iglesia para dar indicaciones a fin de que todo se realice santamente y con orden.
Oriente a la iglesia sobre lo que debe hacer; invítela a orar, programe cultos de oración y consagración; oriente a los hermanos sobre cómo solucionar dificultades si es que se presentan. Sería muy penoso que por falta de orientación, algunos tomaran indignamente, o dejaran de tomar los emblemas sagrados.
Ponga en práctica las recomendaciones de la Iglesia sobre los 40 días de ayuno y oración.
El Pastor tiene el mayor conocimiento bíblico, la autoridad y la responsabilidad para organizar el acto y los arreglos del templo. Si lo organiza en una reunión con toda la Iglesia es probable que se le presenten dificultades para conciliar opiniones. Se sugiere al pastor, considerando las características de su congregación, tomar las decisiones más relevantes y delegar tareas con anticipación a los distintos hermanos y departamentos que lo vayan a apoyar en la preparación.
Es conveniente que nuestro lugar de reunión esté arreglado de manera que genere un ambiente tranquilo, agradable y hermoso sin caer en la ostentación.
Por lo tanto:
a) Si es posible, renueve la pintura del Templo, algunos días antes, para que no huela a pintura fresca en la ocasión; revísese los muebles: púlpitos, bancas, y demás; que las ventanas y cortinas del templo que estén limpios; en fin que todo esté debidamente dispuesto para la ocasión.
b) Los utensilios que se ocupan para la celebración, también deben estar preparados con toda anticipación. Cuide que haya todo lo necesario con tiempo, para no tener prisa al momento. Las copas, con sus charolas y carpetas, y servilletas de papel. Las charolas para el pan, con sus carpetas. Una o más jarras para el jugo de la vid, con carpetas. Un lebrillo con tolla, para que no salga a lavarse las manos fuera del Templo. Una mesa especialmente dispuesta, para los utensilios anteriores. Lebrillos y toallas suficientes para el acto de humildad. Agua suficiente para todos los que se van a lavar los pies.
NOTA: todos estos utensilios deben ser para uso exclusivo. En este acto no deben usarse cosas que hayan tenido algún uso común. Si alguno de ellos ha sido tomado para otros fines, haga que se compre de nuevo.
Con toda anticipación programe al personal disponible. Distribuya debidamente las funciones entre los obreros. Que cada uno de ellos conozca perfectamente lo que ha de realizar. Considere a todos los que van a tener alguna función que realizar: El director del programa, El predicador, El organista, El expositor de las palabras alusivas, El comité de recepción y distintivos, Las comisiones de cuidado de niños, y del acto de lavatorio de pies, etc.
Elabórelo con toda anticipación (si lo considera necesario, de acuerdo con sus colaboradores).
Escoja himnos adecuados para esta ocasión —no del gusto personal— elija una lectura bíblica relacionada con el programa y con la predicación.
Tome en cuenta el tiempo necesario para el ceremonial, para ajustar a este el tiempo de la predicación; generalmente no debe ser extensa.
La liturgia no considera números especiales. Sin embargo si se tiene la costumbre de realizarlos debe limitar su número ya que frecuentemente se vuelven monótonos, aburridos y hasta molestos para posibles invitados y sobre todo para los niños. El Pastor con el Consejo Local, pueden programar una semana de cultos como preparación espiritual y ahí dar oportunidad a todos los que quieran ofrecer números especiales. O bien puede hacerse en un culto especial de gratitud que se programe para el día siguiente de la Cena del Señor, así se evitará que el culto de Cena se extienda demasiado, al menos por la parte de los números especiales.
Min. Juan Sánchez G.
Paz Hermanos, muchas gracias por suministrarnos cada detalle a considerar en esta fecha tan especial para todos nosotros
Saludos desde La Chorrera, Panamá!!