La celebración de la Cena del Señor es un acto sagrado ordenado a la Iglesia como memorial de la muerte de Cristo y anuncio de su venida. Al participar en la mesa del Señor se revitaliza el pacto que en el bautismo se hizo con Dios y la comunión de la Iglesia como cuerpo de Cristo. La comunión de la Cena es la participación del pan ázimo y jugo de uva, como emblemas del sacrificio de Jesús.
La Cena del Señor, es la celebración Cristiana que se realiza cada año para conmemorar la muerte de Cristo y anunciar su venida1, mediante la participación comunitaria de los emblemas: pan ázimo y el jugo natural de uva. También es llamada “la Comunión de la Sangre y del Cuerpo de Cristo”2; “la Mesa del Señor”3 y “Acción de Gracias” (eucaristía del griego eúcaristesas)4. El pan es símbolo del Cuerpo de Cristo y el jugo de uva es representación de su Sangre por medio de la cual hizo el Nuevo Pacto.5
11Corintios 11:23-26; 21Corintios 10:16; 31Corintios 10:21; 41Corintios 11:24; 5Lucas 22:17-19
El pan ázimo y el jugo natural de uva son representaciones simbólicas que tienen valor sólo dentro de la realización de la liturgia. La fecha para su celebración, se determina de acuerdo al calendario hebreo pues Jesús la instituyó en el marco de la Pascua Judía, fiesta que comienza el día 14 de nisán, primer mes del año1, y que anunciaba el renacimiento de la vida y la misericordia de Dios que trae liberación y vida plena.
1Mateo 26:17-19
En la Cena del Señor los creyentes se unen espiritualmente con la muerte del Señor y el pacto que selló con ella1. Por esto, los emblemas los motivan a la reflexión y valoración de lo que hizo el Señor por ellos y que los llevó al bautismo para convertirse en una comunidad de redimidos que espera su regreso2. El llamado a la reflexión y valoración de la conducta tienen como fin, promover la participación responsable de los Bautizados en la comunidad, invitando a quien se sienta indigno, a modificar su conducta errada. Ningún creyente debe abstenerse de participar de la Cena3.
Una vez terminado el culto, la función de los emblemas termina, el jugo de la uva y el pan ázimo son otra vez producto de consumo ordinario puesto que no son realmente la carne y la sangre del Señor, ni la contienen.
1 Mateo 26:26-30; 21 Corintios 11:25-26; 3 1Corintios 11:27-34; Jeremías 2:19
En la Cena del Señor se reflexiona acerca de la relación del creyente con Dios y también sobre el valor que tiene la Iglesia, en la que se participatodo el año, como Cuerpo de Cristo. Por eso, tiene mucha importancia que los creyentes se esperen unos a otros, y así, juntos, en comunión, participar de la Cena1 reafirmando su decisión de seguir a Jesús y esperarle en comunidad.
11Corintios 11:33-34
El lavamiento de los pies es un acto litúrgico que se realiza entre los miembros del Cuerpo de Cristo en el marco de la Cena del Señor, siguiendo el modelo de Jesús, como señal de que todos tienen la misma importancia y que están comprometidos permanentemente a servirse con humildad unos a otros sin jerarquías y diferencias.
Los creyentes se lavan los pies unos a otros como parte de la liturgia en la Cena del Señor. Este acto es una ordenanza instituida por Jesús y se realiza siguiendo su ejemplo de humildad, amor y servicio según lo describe Juan 13:1-17.
En los tiempos de Jesús, sólo a los hombres libres se les lavaba los pies y únicamente los esclavos realizaban este servicio, por eso, cuando va a lavar los pies a sus discípulos Pedro se niega1. Con este acto, Jesús evidencia que todos los creyentes tienen la misma dignidad; en Él todos son hombres y mujeres libres para ponerse al servicio del prójimo.2 Al lavar los pies del otro, el creyente se compromete a servirle, considerándole tan importante como él mismo3, en todo lo que le sea posible y no sólo en el culto; por tanto, quien no participa del acto con dignidad, menosprecia a sus hermanos purificados y dignificados por Jesús.
1Juan 13:6-8; 2Gálatas 5:13; 3Filipenses 2:3-5
Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios.