Diác. Juan Sánchez García

Leyendo un escrito del Rabino Daniel Oppenheimer y Yehudá Ribco me pareció interesante hacer una recopilación de ambos escritos, como una reflexión sobre nuestro saludo eclesial. En la medida de la compresión transcribo los términos hebreos para hacerlo mas comprensible.

Durante muchos años, eclesialmente crecimos con el saludo de Paz a vos o paz a vosotros, según nos dirigíamos a uno o más hermanos y para muchos nos era un motivo de orgullo y para otros un motivo de vergüenza, que la demás gente no oyera saludar de ese modo. Y preguntaban. ¿Qué te dijo?… que pases la voz, etc.

Hoy día casi ya no lo usamos como saludo propio de la iglesia, a pesar de que en los concilios a los pastores se nos encomienda que lo usemos y aun el manual de liturgia lo dice como un media de abrir el servicio del culto a Dios.

Es muy común usar los saludos carismáticos, como: “El Señor te bendice”, (que nunca he entendido si es una pregunta o una afirmación) con ágape, etc. E incluso el saludo Judío de Shalom, Sabbath Shalom (buen sábado) y porque no el Mesiánico, Baruj HaShen (Bendito sea el Nombre). Pero pocas veces nos ponemos a investigar sobre su origen y propósito. Yo en lo personal uso el Yebarejejá H’ (Dios te bendiga) al final de mis correos.

En el mundo judío es corriente saludarse con la palabra Shalom, que sirve tanto para decir “hola” como para despedirse con el “chao”. Aunque hay una variedad extensa de expresiones en los saludos. Por ejemplo: Shalom Lejá= sea la paz para ti (cotidiana como “hola” o “adiós”); Shalom Aleijem= sea la paz para ustedes; Aleijem Shalom = sea para ustedes la paz (respuesta); Baruj Habá= Bendito el que viene (visitante bienvenido, en la circuncisión o casamiento); Baruj hanimtzá= Bendito sea el presente (en respuesta al anterior). La palabra “Shalom”, sin embargo, no se reduce a una forma de saludo, sino que significa, a su vez “paz”, y, aparte de eso, no por casualidad, es uno de los nombres y atributos del Todopoderoso.

¿Qué hay de todo eso? ¿Por qué se utiliza un nombre de Dios para saludarse y por qué precisamente con la palabra “paz”?

Porque debemos recordar quien haya visto la película. El violinista en el tejado, el papá dice: que toda su vida esta regida por la tradición, como nacer hasta como morir, pasando por el casamiento, la ropa, etc.

Y en todo esto siempre esta Dios, al principio, en el centro y al final. Y esto nos debe recordar las palabras de Heb. 13:8 Jesucristo nunca cambia: es el mismo ayer, hoy y siempre. Para comprender esto, debemos aclarar que el saludo no es únicamente uno de los modales de cortesía, sino un deseo, o, mejor expresado en términos del judío creyente, un rezo (a Dios) por el bienestar del semejante. En ese significado, ni siquiera es necesario que el beneficiado se entere de los buenos deseos, pues se debe pugnar por su dicha tanto si él lo sabe, o no. Mat. 6:3,4  Más cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.

(En cierta oportunidad, R. Natan Tzvi Finkel sz”l, pasaba por la ventana de una casa y saludó en aquella dirección. Un alumno que lo acompañaba, se extrañó, pues no veía a nadie en la ventana. A lo cual le respondió R. Natan Tzvi: “Nunca entendí a la gente que sólo desea bien al prójimo, cuando el otro la ve…”)

Shalom, como cualquier diccionario de calidad promedio le indica, significa: paz, integridad, calma, tranquilidad, un saludo, bienestar. Los que además de buscar en el diccionario, saben buscar en las Fuentes de la Tradición, saben que es también uno de los Nombres secundarios para Dios El-SHALOM (Dios de paz), ya que la Fuente original de todo Shalom está en Dios.

Por medio de la raíz lingüística de Shalom la podemos vincular con le-shalem, que significa completar, retribuir, pagar, compensar acabar, cabal, colmo, cumplir, entero, exacta, íntegro, pacífico, perfecto, reposo.

Y no es extraño que ambas voces estén vinculadas, puesto que el verdadero Shalom no es la ausencia de conflicto o la cesación de la hostilidad, sino que el Shalom se construye al equilibrar lo que está en desbalance, al promover la justicia y la íntegra equidad.

Salmo 85:10 La misericordia y la verdad se encontraron; La justicia y la paz se besaron.

¿Cómo es que se alcanza este veraz equilibrio que redunda en un estado de Shalom? Exclusivamente al comportarnos de acuerdo a lo que Él nos demanda, que es apartándonos del pecado y el mal y al esforzarnos por cumplir con asiduidad y fidelidad Sus mandamientos, tal como está testimoniado: “¡No hay Shalom para los malos!», dice mi Señor.» Isaías 57:21.

La prueba de mantener el Shalom no es con aquellos con los que no mantenemos ningún tipo de relación. ¿Por qué pelearíamos con ellos? La prueba verdadera es con nuestra familia y con la sociedad con la que convivimos. Ahí surgen las distintas ideas y opiniones sobre temas comunes que pueden provocar la separación. Esto es en los círculos de religión como la iglesia y la familia donde ponemos a trabajar la paz y la justicia.

Rom 12:18 Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres.

En muchos casos, luego de una pelea no se recuerda ni siquiera cómo comenzó la discordia. Se demuestra así la falta de importancia del tema en cuestión. Todas las peleas tienen un común denominador: la falta de humildad de sus protagonistas, que se consideran superiores e intentan justificar con cualquier excusa el motivo del conflicto. En muchos casos, la inclinación a pelear del ser humano es la que encuentra los motivos para hacerlo.

La base del Shalom es el respeto mutuo. En Pirké Avót (capítulos de los padres de la Mishná) está escrito: «Ben Zomá preguntó: ¿quién es el respetado?». Su respuesta fue: «el que respeta al prójimo».

Para concluir el tema, mencionemos el siguiente ejemplo: dos personas que trabajaban en un mismo lugar durante veinte años, recibían un sueldo que apenas les alcanzaba para sobrevivir. Uno de ellos le dijo a su compañero: «¡Qué felicidad que tendría si este mes cobrara un sueldo que fuera el doble de lo normal!». El otro, que guardaba odio a su compañero por tantas cosas que habían sucedido a lo largo de los veinte años, le propuso: «Si me permites que te golpee treinta y nueve latigazos en tu espalda, estoy dispuesto a entregarte mi sueldo». Llegaron rápidamente a un acuerdo y así uno pudo descargar el odio acumulado y el otro obtener un sueldo doble a pesar de las heridas que había recibido. Cuando el que había golpeado a su compañero de trabajo llegó a su casa sin el sueldo y le contó a su señora lo que había sucedido, ésta lo increpó por su necedad y le advirtió que debía recuperar el sueldo. De lo contrario no le permitiría el acceso a su hogar. Sin más remedio, se presentó de su compañero y le preguntó: «¿Qué me pides para devolverme mi sueldo?». El compañero -que estaba aún sufriendo por las heridas que había recibido- le replicó: «Si me permites en este caso golpearte treinta y nueve latigazos, te lo devolveré». Así hicieron y concluyeron el episodio cada uno con el mismo sueldo en sus manos, sólo que con las espaldas destrozadas. En algún momento creyeron que prevalecía uno sobre el otro, pero al final los dos resultaron perjudicados. La verdadera ganancia habría sido no participar de la discusión.

El único modo para evitar una pelea es trabajar sobre uno mismo para reforzar la fe y aprender a vivir con alegría.

La forma de saludarse con el nombre de Dios no es nueva. En la lectura de Ruth, encontramos a Boaz que saluda a sus empleados que le están cosechando el campo con “Hashem imajem” = Dios con Ustedes, a lo cual éstos le responden “Yevarejejá hashem” = que Dios te bendiga.

Esta última reflexión dice: “Hevé mekabel et kol adam besever panim iafot” = recibe a toda persona con un buen semblante. No alcanza con sólo saludar.

besever. Se nos demanda tenerlo en cuenta y darle la debida consideración e interés.

panim. A su vez se nos pide que se lo vea con el contacto facial, es decir: aproximarse a él y no atender a sus necesidades de reojo.

iafot. Por último se habla de radiante. Es decir que la cara que ven los demás debe ser alegre y con una sonrisa. La expresión de un rostro alegre contagia a los que lo rodean y hasta puede cambiarle el día a nuestros seres queridos. Es más, en muchas instancias la alegría del semblante puede quitar los habituales prejuicios y resquemores que surgen entre los seres humanos por los malos entendidos que suelen ocurrir por error o por el hecho que dos personas tienen diferencias de opinión en algún ámbito.

Permítanme esta comparación alegórica. Pero tengamos cuidado al hacer una sonrisa forzada que parezca mas una mueca que una sonrisa, y pueda causar la misma reacción que si yo le enseño los dientes a un perro bravo, el pensara que los estoy atacando o retando mas que ser amigable; ya que los perros nos mueven la cola para decirnos que les somos agradable y nos ven amigables, y no como enemigos.

Por otro lado, los Sabios de Mussar (enseñanza ética), el estudio minucioso de rectificación de la conducta propia, consideran que la exhibición notoria de una cara triste es equivalente a la ley de “bor birshut harabim”, una fosa peligrosa cavada de manera irresponsable en un lugar de tránsito público catalogada como acto sancionable en la Torá.

El saludo diario hace sentir importante al oyente. Se cuenta acerca de R. Iojanán ben Zakai, uno de los Tanaím más importantes de la Mishná, que nunca una persona le adelantó el saludo, aun un desconocido en el mercado (tratado Brajot 17). El Talmud es aun más severo con aquel que no responde al saludo y lo considera como que “roba a un menesteroso”, pues lo único que es posible quitarle al pobre que carece de todo lo material es el saludo que se le debe como ser humano.

La cualidad que acabo de citar del Talmud acerca de R. Iojanán ben Zakai, caracterizó a todos los Sabios de la Torá en todos los tiempos. Yo tuve (Daniel Oppenheimer) el privilegio de conocer a muchos e invariablemente mostraban alegría al saludar aun cuando yo era un extraño desconocido para ellos.

Conclusión

Ofrezcamos más que un saludo de cortesía, sino toda una gama de bendiciones para los hermanos y extraños, porque como decía el maestro Jesús: Jn. 13:35 En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.

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  1. hugo p. sanchez hdez dice:

    paz a vos..
    he leido este articulo y me gusto mucho en realidad. espero que aun sigan trabajando en publicar mas articulos tanto para los hermanos y para los extraños.
    que señor les bendiga..

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