Algunos padres de familia parten del falso concepto “yo no quiero que mi hijo sufra lo que sufrí cuando estaba chiquillo”, son por lo regular conceptos tradicionales, que desde nuestro punto de vista es un grave error que se comete, eso no significa que compartamos el sufrimiento, sino que se hace necesario explicar a los hijos, cómo se gana una fuente de trabajo para llevar alimento a la casa, el uso racional de esos recursos, el compartir el trabajo de la casa según la edad que tenga.

Otro falso concepto es aquel que dice “mi hijo a diario hace un sacrificio y se le debe recompensar, porque se levanta y se va con su papa a trabajar”, desde luego que no es un sacrificio sino más bien es enseñarles a los hijos el sentido de la responsabilidad. Sacrificio según DRAE es: m. ofrenda a una divinidad presentada mediante ciertas ceremonias y, en particular inmolación de víctimas. En la familia no hay sacrificios, son esfuerzos permanentes. Si la disciplina baja y se tolera en demasia, se forman entonces hijos perezosos, con poca iniciativa y creatividad, viviendo a dispensa de los demás.

“Quiero que mi hijo sea lo que yo no pude ser y tenga lo que yo no pude tener”, en este padre hay frustración, y al hijo se le toma como proviedad privada “mi hijo”, en este contexto existe una equivocación, porque el papa o la mama empieza a concederle todo, comprarlelo que el hijo pida, y lo que para los papas sea lo major. El papa luego se convierte en un igualado, con los que sí tienen, es decir, prenda que sale a la venta, prenda que se le compra, por lo tanto, su hijo sera envidioso, siempre ocultará su apariencia y los papas complices por ocultarle la realidad. Ese hijo cuando tenga la posibilidad de ir a estudiar ya no regresará con su familia, egresa de la escuela, se titular, trabaja y no da ni su dirección a la familia, porque se afrenta de ella, porque son indígenas, porque son campesinos sus papas y porque son pobres: fracaso inminente de los papás.

Cuando los hijos van a la escuela luego la mama suele cargar los útiles de la escuela, argumentando que el hijo no puede, tiene sus huesitos tiernos, etc. mientras que los hijos ya tienen 12 años, con esa actitud no se fomenta el sentido de responsabilidad.

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