Diac. Juan Sánchez G.

La mesa

Se relata la anécdota de un Jasid * que fue a visitar al Rabí de Tsanz, y llegó cuando estaban todos reunidos en la mesa sentados para comer. Sirvieron pan a todos los presentes, excepto al Jasid que visitaba. El Rabí de Tsanz ordenó que trajeran también pan para el huésped. Dijo el Jasid: Rabi, no se moleste por mí, ya que no he venido para comer pan. A lo cual le replicó el Rabí: El alma tampoco ha penetrado en el cuerpo a fin de recibir pan. Sin embargo, si no se le alimenta al cuerpo con pan, el alma se escapa del cuerpo. Lo mismo se refiere a ti: Me temo, que si no te convidamos con pan, también te escaparás!

Comer no es solo parte del sustento físico. De acuerdo a los Sabios judíos, la mesa no es tan sólo un lugar para satisfacer nuestro estómago y contentar nuestros deseos. Nuestra principal intención al comer debe ser la de acumular nuevas fuerzas para poder servir a Dios. Debemos comprender que el servicio sagrado no se limita a la oración, sino que abarca toda nuestra vida y acciones cotidianas. Todas las actividades que hacemos deben ser y deben formar parte del culto divino.

Al disponernos a tomar parte de una comida, debemos comportarnos como si nos aprontáramos a cumplir una misión sagrada así como lo escribe el Profeta Ezequiel (41:22): «… ESTA ES LA MESA QUE ESTA DELANTE DEL SEÑOR.»

Nuestra mesa reemplaza al Mizbeaj (el altar sobre el cual se ofrecían los sacrificios). Mientras el Santuario existía, el Mizbeaj era la fuente de la pureza y el perdón; pero, desde que fue destruido el Bet Hamikdash, el Templo de Jerusalem, este altar es reemplazado por nuestra mesa cotidiana.

La existencia física de la persona depende de su mesa, de su alimento. El alma humana depende, a su vez, de la existencia del cuerpo y del alimento.

Ya que el pan es el sustento que mantiene al cuerpo y al alma, presenciamos durante la comida, la existencia mortal de la persona; si no nos alimentamos, seria imposible vivir.

A pesar de que el pan es indispensable para la persona, no es correcto dedicar todas las fuerzas únicamente para el mantenimiento físico del cuerpo derrochando la inteligencia y la conciencia tan sólo para comer pan. Así esta escrito en las Escrituras: «No es solamente por medio del pan que se sustenta el ser humano», (Deut. 8:3 y Mat. 4:4) debemos tener presente que este mundo es un período de transición, y todos los seres creados son pasajeros; nuestra vida debe estar motivada por la ambición de regirnos según nos obliga nuestra Santa Ley, y elevarnos, cultivando el espíritu a un nivel superior y purificándonos para poder servir al Creador durante toda nuestra vida.

Las manos del ser humano son el símbolo de la acción, para comer requerimos de las manos, ellas nos llevan el alimento a la boca. Al purificar las manos, simbolizamos que deseamos realizar actos de pureza.

EL ASEO DE LAS MANOS ANTES DE COMER EVITA MUCHAS ENFERMEDADES

Dice el Dr. M.A. Legrand. (Profesor de Medicina, y Doctor de la Marina en Argelia 1948.): No creáis que la razón de lavarse las manos antes de disponerse a comer es simplemente un acto de aseo — existe una causa más importante: En una época en que el estudio de la Bacteriología estaba aún en su comienzo, la gente suponía que todas las enfermedades se originaban del aire. Los métodos de prevención, de contaminación y desinfección eran desconocidos. Se solía lavar las manos únicamente cuando estaban sucias.

En nuestros tiempos, los conocimientos han cambiado. Es sabido, gracias a los estudios bacteriológicos, que muchos microbios penetran al canal digestivo por medio de las manos, que conducen el alimento a la boca y al sistema digestivo junto a los microbios patógenos.

Si el organismo humano está predispuesto a albergar a estos organismos dañosos, el resultado seguro es una infección.

Los microbios se instalan en el estómago, y rápidamente penetran al organismo, ya sea por la sangre, por los pulmones, o por los intestinos, y acarrean muchas enfermedades que dañan a la salud de la persona. La enfermedad transmitida por las manos, es menester lavarlas con jabón y enjuagarlas antes de comer. Al lavarlas del modo tradicional, las manos estarán libres de suciedad y de microbios. Por medio del lavado de manos, las manos estarán libres de toda impureza. De esta manera, nos santificaremos, de modo similar al de los sacerdotes (Cohanim) cuando se aprontaban a tomar parte del Servicio Santo.

A todo esto, ustedes se preguntaran ¿A dónde nos quiere llevar esta platica?

He remarcado algunas palabras claves: Mesa, comer, sustento, manos, limpieza.

Mesa. Sean bienvenidos a la mesa del Señor. Estamos a unos días de la conmemoración más importante de la Iglesia de Dios en el mundo, la CENA DEL SEÑOR.

Única fiesta de comida para el cuerpo y para el alma, donde se compaginas por lo menos dos elementos importantes. Comer y beber.

Es de suma importancia hacer una diferencia que no es un evento común y simple, sino que es la mesa del Señor, donde soy un invitado y por tal motivo debo presentarme adecuadamente física y espiritualmente preparado.

1ª. Co 10:21 No podéis beber la copa del Señor, y la copa de los demonios; no podéis ser partícipes de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios.

¿Es importante nuestro atuendo cuando vamos a una cena de gala, boda, graduaciones, etc.? ¿Podemos ir fachosos o informales?… y la respuesta es ¡¡no!!

Entonces si no esta invitando el Rey del Universo a su mesa, ¿Por qué no usar nuestras mejores galas?

Heb. 10:22 Acerquémonos, pues, a Dios con corazón sincero y con la plena seguridad que da la fe, interiormente purificados de una conciencia culpable y exteriormente lavados con agua pura.

Comer, es la siguiente palabra. Para muchos creyentes no es importante la condición espiritual en que se acerca a comer a la Mesa del Señor. Pero para otros si es importante.

Rom. 14:3 El que come de todo no debe menospreciar al que no come ciertas cosas, y el que no come de todo no debe condenar al que lo hace, pues Dios lo ha aceptado.

1ª. Co 11:27-28, Por lo tanto, cualquiera que coma el pan o beba de la copa del Señor de manera indigna, será culpable de pecar contra el cuerpo y la sangre del Señor. 28 Así que cada uno debe examinarse a sí mismo antes de comer el pan y beber de la copa.

Sustento, cuando alguien “se mal-pasa” según el dicho de las abuelas, normalmente esta desganado, sin fuerzas, pálido, y no rinde al 100% de su capacidad. De igual modo le pasa esto al alma, cuando no hay muy buen sustento espiritual. Recordemos la historia del principio de esta reflexión. La existencia física de la persona depende de su mesa, de su alimento. El alma humana depende, a su vez, de la existencia del cuerpo y del alimento.

1ª. Co 11:26 Porque cada vez que coméis este pan y bebéis de esta copa, proclamáis la muerte del Señor hasta que él venga.

1Co 11:29-30 Porque el que come y bebe sin discernir el cuerpo, come y bebe su propia condena. Por eso hay entre vosotros muchos débiles y enfermos, e incluso varios han muerto.

Manos limpieza

Éxodo 19:10-11 y el Señor le dijo:—Ve y consagra al pueblo hoy y mañana. Diles que laven sus ropas 11 y que se preparen para el tercer día, porque en ese mismo día yo descenderé sobre el monte Sinaí, a la vista de todo el pueblo.

Jn. 13:10 —El que ya se ha bañado no necesita lavarse más que los pies —le contestó Jesús—; pues ya todo su cuerpo está limpio. Y ustedes ya están limpios, aunque no todos.

Rom. 12:1 Por lo tanto, hermanos, tomando en cuenta la misericordia de Dios, os ruego que cada uno de vosotros, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios.

Bibliografía:

• Un jasid es simplemente alguien que hace más que lo que tiene que hacer, alguien que va un metro más allá, un metro extra.
• Jesús dijo: Mat. 5:41 Si alguien te obliga a llevarle la carga un kilómetro, llévasela dos.
• Extraído de los libros del Rab Nissim Behar z»l con la autorización de su familia.

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