22 Dios es excelso en su poder;
¿Qué maestro es semejante a él?
23 ¿Quién le ha trazado su camino?
¿Quién le dirá: «Eso lo has hecho mal»?

24 »Acuérdate de enaltecer su obra,
la cual los hombres contemplan.
25 Todos ellos la ven;
la mira el hombre desde lejos.
26 Dios es grande y nosotros no lo conocemos,
ni es posible seguir el curso de sus años.
27 Él atrae las gotas de agua
cuando el vapor se transforma en lluvia,
28 la que destilan las nubes,
y se vierte en raudales sobre los hombres.
29 ¿Quién podrá comprender cómo se expanden las nubes
y el sonido atronador de su morada?
30 Sobre él extiende su luz
y cubre con ella las profundidades del mar.
31 Bien que por tales medios castiga a los pueblos,
también los sustenta con abundancia.
32 Con las nubes encubre la luz;
las interpone y le manda que no brille.
33 Con el trueno declara su indignación
y la tempestad proclama su ira contra la iniquidad.
37:1 »Por eso también se estremece mi corazón
y salta de su sitio.
2 Oíd atentamente el fragor de su voz,
el estruendo que sale de su boca.
3 Por debajo de todos los cielos lo dirige,
y su luz alcanza los confines de la tierra.
4 Después de ella suena un bramido:
truena él con voz majestuosa.
Se oye el trueno, y no lo detiene.
5 Truena Dios maravillosamente con su voz.
Hace grandes cosas, que nosotros no entendemos.
6 Porque le dice a la nieve: «¡Cae sobre la tierra!»,
y también a la llovizna y a los aguaceros torrenciales.
7 Así hace que el hombre se retire,
para que todos los mortales reconozcan su obra.
8 Las fieras entran en sus guaridas
y permanecen en sus moradas.
9 Del sur viene el torbellino,
y el frío, de los vientos del norte.
10 Por el soplo de Dios llega el hielo
y la extensión de las aguas se congela.
11 Él llena de humedad la densa nube;
y con la luz desvanece la niebla.
12 Asimismo, conforme a sus designios, las nubes giran en derredor,
para hacer sobre la faz del mundo,
en la tierra, lo que él les mande.
13 Él las hará venir, unas veces como castigo,
otras a causa de la tierra
y otras por misericordia.