Muchas ocaciones es poco el conocimiento que se tiene de la obra cristiana en regiones remotas de nuestro planeta, es por eso que desde mi punto de vista toma importancia la siguiente narración que incluye datos generales de un contexto amplio de la crisis social predominante en Ruanda. Recordarán muy bien que es el país donde uno de nuestros hermanos, evangelista de la Iglesia de Dios (7o. día) fue tomado preso y liberado después de varios meses de lucha intensa por justicia.

 

LupaProtestante

Una experiencia espiritual

Durante unos días tuvimos en casa a unos chicos de Burundi, en el marco del festival de danza tradicional “Rubifolk” que tiene lugar en Rubí cada primer fin de semana de Julio.

Para quienes no lo sepan, Burundi es un pequeño país del centro de África vecino de Ruanda; hace unos 15 años padeció una guerra de tribus en la que murieron miles de personas. Una de las tradiciones más antiguas de este país es el redoble de tambores sagrados que originariamente se utilizaban en las grandes fiestas en el entorno de la corte real. El rey ordenaba que redoblaran cada día o en ciertas épocas del año, coincidiendo con la siega o la siembra, sobre todo para anunciar que el país estaba en paz.

 

Los tamborileros tenían que recorrer muchos kilómetros con los tambores sobre la cabeza (pesan unos 27-42 kilos…) y cruzando todo el país, eran recibidos por la gente de las aldeas quienes les alojaban y les daban comida. Una vez en la corte, hacían la gran tamborada, con un final rítmico, casi embrujado, que hacia llegar el rimbombo casi hasta el interior de las personas.

 

Aunque el principal grupo de estos tambores se encuentra en el propio Burundi, hay diversos grupos de Burundeses que viven fuera del país (algunos como refugiados políticos) en Holanda o en Alemania, por ejemplo, que mantienen las mismas tradiciones y están invitados a participar en festivales de música o danza de muchos países, y también en encuentros internacionales.

 

Hace poco, me insistieron en que se dijera en la presentación de su espectáculo que participaron en el Kirchentag, un gran encuentro anual de la Iglesia Luterana en Alemania que reúne 120.000 personas.

 

Cuando se habla de “los tambores de Burundi”, hay que saber que es uno de los grupos más importantes de transmisión de la tradición africana. Son “palabras mayores”, como acostumbramos a decir, no se trata de un grupo folklórico cualquiera.

 

Tuvimos el privilegio de convivir con un grupo de 7 tamborileros, residentes en Holanda, que acogimos unas 4 familias de Rubí, y esto se ha convertido en una experiencia inolvidable. No únicamente por el hecho de descubrir y entender una tradición ancestral. Puede ser que aquí tengamos la imagen de los tambores como un instrumento que llama a la guerra y no un instrumento de paz. Pero, especialmente en el nivel humano, y en concreto para nuestra propia familia, fue una experiencia espiritual.

 

Algunos de ellos padecieron en propia carne las masacres que sufrió el país hace 15 años. El mas joven, de 23 años, uno de los dos que teníamos acogidos en casa, perdió 3 hermanos, y esto, haciendo el cálculo, cuando él tenía unos 10 años. ¿Cómo puedes explicarle a un niño de 10 años que ya no verá más a sus hermanos, en una sociedad donde los vínculos familiares y de grupo son tan fuertes? Otro estudió en un pueblecito, la Casa Shalom, creado por una mujer, Madelaine Brankitse, que empezó a adoptar niños de todas las etnias y religiones, salvó por lo menos 10.000 niños huérfanos, y está trabajando por la reconciliación y la paz.

 

A pesar de ello, nunca cesaron de hablar de la presencia de Dios en sus vidas. Son, en su mayoría, de tradición católica, pero algunos tienen familiares protestantes, sin ningún conflicto en la familia.

 

En la primera comida que hicimos juntos en casa de una de las familias de acogida, me rogaron que orara antes de comer: “ Madame le Pasteur, voulez-vous bénir la table?”. El otro chico que teníamos alojado en casa, un muchacho musulmán, también oraba en silencio antes de las comidas y emocionaba por su sencillez.

 

Podemos decir que con las conversaciones que tuvimos con ellos, vimos realizado este versículo de la carta a los Hebreos 13,2. “No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles.” Recibimos mucho más de lo que hubiésemos podido dar. Recibimos un mensaje de paz y de alegría por medio de los tambores y de los saltos tan impresionantes que hacían, con esta sensación de libertad de elevarse hacia el cielo. Recibimos un mensaje de tolerancia, de amistad, de fraternidad y sobre todo de una fe muy fuerte, a pesar de todo lo que habían pasado, y de esperanza para la reconstrucción de su país.

 

Por ejemplo, organizamos una comida en nuestra casa, éramos 21, y por la tarde, la cena se hizo en otra casa de las familias de acogida, con menos gente, pero para nosotros de Rubí era la primera vez que nos invitábamos mutuamente, y les comentamos el hecho. Su respuesta fue que “Quien había creado estas oportunidades era Dios, ya que Él lo hace todo”.

 

Visto esto en un país como el nuestro (o nuestro viejo continente europeo) donde abunda la indiferencia, donde la gente se hunde al mínimo problema, o bien culpa a Dios de todo el mal que le viene encima, realmente, cuando piensas en todo lo que pasaron, y todavía tienen fuerza para creer, para sonreír y para pensar en el futuro, y nos traen un mensaje de paz por medio de los tambores, es ciertamente una experiencia impactante. Esto te hace relativizar también la abundancia que tienes en casa: comida, vestido, objetos de consumo, etc.

 

Ellos decían que con las comidas que hacemos aquí, los niños de allí tendrían para varios días. Otro hecho que nos manifestó muchas cosas, fue que Hassan, el chico musulmán, (con la esposa y los hijos en dos países africanos) sin ningún problema de convivencia con los demás, en la comida del domingo, donde estaba mi suegra, se puso a su lado, y nos dijo que antes de marcharse al día siguiente, deberíamos acompañarle a la residencia para que pudiera despedirse de ella… Aquí podemos reflexionar también sobre el trato cariñoso a la gente mayor y el respeto a las canas.

 

En resumen, quería compartir esta experiencia, y espero que pueda ser también de bendición para vosotros. En nuestro libro de visitas uno de ellos escribió: “Que Dios os bendiga con el rocío”, y es una de las imágenes mas hermosas que hemos recibido hasta ahora: el rocío, esta primera agua fresca de la mañana, que todo lo renueva y permite a la vida que siga su curso.

 

Gracias, amigos, hermanos de sangre por TODO.

 

Nathalie Reverdin, Pastora Protestante

 

Rubí, 10.07.2007

 

Ingresa aquí tus comentarios