Oseas F. Lira
Hoy día se habla de muchas cosas light, por ej.: comida light; leche light; productos light; literatura light y, por supuesto: una vida light; etc. ¿Quién no ha oído hablar de la coca-cola light, por ej.?
Diet o light se emplean como sinónimos.
Pero lo que nosotros queremos saber es qué es el cristianismo light.
Para entender esto hablemos primero de los alimentos light porque eso nos permitirá entender el tema que nos ocupa: un producto light es aquel que no tiene calorías, tiene pocos hidratos de carbono (azúcares) y pocas grasas.
Los alimentos light no afectan a los niveles de glucosa en la sangre, no provocan caries, no hacen que las personas engorden. Se recomiendan a personas diabéticas y a quienes tienen sobrepeso u obesidad.
Es decir, hablamos de productos inofensivos que no dañan la salud.
En nuestra sociedad, el excesivo culto a la delgadez es una razón que explica el creciente consumo de los alimentos light.
Además de diet y de light, hoy en día estos alimentos reciben diversas denominaciones tales como: productos aligerados, ligeros, bajos en grasa, bajos en azúcar, sin azúcar o bajos en calorías.
En el ámbito de lo religioso, es posible hablar también de un cristianismo light.
Light se traduce como ligero, más o menos lo que en la Biblia se señala como tibio en Ap. 3:16: “Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.”
Por comparación, el cristiano light es el creyente superficial, el que no conoce su doctrina, el que con facilidad acepta una práctica religiosa u otra, el que no aplica juicio para actuar, el que no tiene bases para hablar, para defender su creencia; el que es llevado por cualquier viento de doctrina, el que le da lo mismo ir o no ir los sábados al templo, el que no sabe ni para qué sirve la Escuela Sabática, el que nunca se compra la revista el Abogado de la Biblia porque cree no le hace falta o que es una revista exclusiva para los hermanos adultos; el que sólo le gusta cantar o sólo le gusta ir al templo para estar entre la gente, el que nunca lee la Biblia, el que mucho menos se compra un libro de teología; el que sólo sabe que Cristo murió por sus pecados y fuera de ello no sabe ni qué más decir.
Cuando a un hermano joven se le pregunta que cuándo se bautiza, cuántas veces no los he escuchado decir: “No, porque todavía estoy chico”. Pero ese mismo hermano que se siente chico para una cosa ya ha tenido 3 o cuatro novias. Para una cosa está chico y para otra no, qué extraño es todo esto.
La manipulación que ejercen sobre el individuo los medios de comunicación, provocan una superficialidad en todos los ámbitos de su vida diaria: falta de interés por la cultura, por el conocimiento, por el progreso, por lo valioso, por lo imperecedero, por un vocabulario amplio. Parece que hoy en lo religioso también hay un culto excesivo a la delgadez.
Delgadez significa flaqueza, superficialidad:
• Delgadez espiritual.
• Delgadez en la fe.
• Delgadez en el conocimiento de la Palabra de Dios.
• Delgadez en el cumplimiento de la ley de Dios.
• Delgadez en las formas de adorar a Dios.
• Delgadez en la alabanza.
• Delgadez en la oración.
• Delgadez en la relación con nuestros hermanos en Cristo.
No sé si les han tocado esos momentos difíciles de Estudio de Escuela Sabática en los que sólo se pierde el tiempo porque quien dirige el estudio no tiene mucha idea de por dónde llevar el estudio, quienes opinan sólo dicen cosas sin sentido, y al final todos se van sintiéndose vacíos, insatisfechos. Hay hermanos que preguntan en la Escuela Sabática y hay hermanos que contestan pero no saben ni lo que dicen o contestan de manera demasiado superficial. O cultos, más bien sermones en los que el predicador dice versos tan conocidos y sólo se la pasa leyendo los versos pero nunca da una explicación de ni uno de ellos, porque su conocimiento de la Biblia es tan ligero, tan superficial, y su fe y sus obras andan por las mismas. Hoy día contamos con jóvenes, niños y adultos a los que muy poco les importa leer, prepararse, investigar, saber. Cuántas hnas. no se pasan su vida cristiana haciendo rifas de servilletitas, preparando atole para los convivios, orando de la misma manera que como hace 40 años y no progresan en sus bases religiosas. Como no saben nada sólo tienen fe y eso es lo único que las sostiene.
Hnos. la vida cristiana debe ser una vida plena, llena de vitalidad, de energía, de propuesta, de fe, de conocimientos sólidos, esos son los auténticos hijos de Dios. Hijos de Dios que son ciudadanos ejemplares, excelentes deportistas, personas capaces que destacan en algo porque no fuman, no se emborrachan, no se desvelan yendo a bailes, no andan con dos o tres parejas a la vez, etc.
El hijo de Dios está llamado a no ser un cristiano light, un cristiano que sólo se alimenta de comida ligera, de la comida chatarra en que se convierten los estribillos de moda, los cultos con ruido en vez de música, los versitos y reflexiones de gente vacía que han sido elaborados para suplir las necesidades espirituales de gente supérflua que no conoce a Dios. Ustedes han escuchado frases motivacionales sin fundamento bíblico ni filosófico ni científico, versos como:
• “Cuando usted ya haya hecho todo lo que podía hacer, haga un poquito más”
• “El mejor momento del día es ahora.”
• “La alegría es la vida vista tras un rayo de sol.”
El joven cristiano que lee libros de Carlos Cuauhtémoc Sánchez y que los tiene como lo máximo, como la quinta esencia de la sabiduría, porque no ha leído nada más en su vida, ese es el cristiano light.
El cristiano light no aguanta una predicación consistente, es decir con contenido fuerte, sólido, porque se duerme, no entiende, le duele la cabeza, se aburre, él quiere que la congregación se la pase cantando, leyendo frasecitas superficiales en la pantalla, etc.
Cuatro aspectos constituyen el culto según la visión de los judíos: alabanza, estudio de la palabra, oración, ofrendas.
En la Iglesia fallamos en los cuatro puntos, esto es:
1. En la alabanza, Cuántos hermanos no hay que cantan con desgano, tristes, sin entonarse, sin ponerle empeño, o cantamos a Dios imitando a directores de alabanza de otros grupos religiosos. Al templo ya no llevamos nuestro himnario, porque alguien nos ha dicho que tiene puros himnos viejos de hace más de 100 años, que ahora lo de moda es cantar todos los himnos de los grupos carismáticos, sin darnos cuenta ni de lo que dice la letra de esos himnos. Si creemos que nuestro himnario ya es viejo porque sus himnos fueron escritos hace 100 años, ¿qué podríamos decir de nuestra Biblia que fue escrita hace más de 2000 años?, ¿no creen que el argumento sería el mismo: que ya pasó de moda, que sería bueno que mejor vayan escribiéndonos una nueva?, pues la que leemos ya es demasiado vieja.
2. Estudio de la Palabra. Somos cristianos light cuando queremos que el predicador nos dé todo digerido, que nos explique todo, pero nosotros no traemos Biblia al templo y nos sentamos hasta atrás para poder chacotear con el hermano de al lado, mientras el pastor suda la gota gorda atrás del púlpito sufriendo porque no tiene mucho qué decir.
Cuánto predicador no he escuchado que sólo predica sobre temas de aliento, el clásico: ¡Cristo vive! ¡Cristo salva! ¡Cristo te ama! ¡Dios es paciente y misericordioso! (Este pueblo fue talado porque le faltó sabiduría, dijo el profeta Oseas)
Hace años trabajé como maestro, daba clases a jóvenes y muchas veces oí que ellos exigían “maestros de primero”, sólo que ellos no eran “alumnos de primera”. Los congregantes a veces también deseamos pastores de primera, pero nosotros somos congregantes de segunda, es decir cristianos light.
Conozco a hijos de pastores que no llevan Biblia, ni himnario, ni estribillero, ni cuaderno de Escuela sabática, ni fe al templo. Sólo van arreglados y bien peinados; y cuando la congregación canta ellos no cantan, cuando se lee la Biblia ellos sólo escuchan, y cuando se ora ellos no cierran los ojos.
3. Oración. No han oído ustedes por casualidad a esos hermanos que llevan años orando con las mismas frases, con la misma falta de fe, ya nada más orando por orar, los que dicen frases como: “Esto te lo pedimos en los altos y dulces méritos de Cristo Jesús amén.” O la otra frase: “Bendice las ofrendas que se van a recoger en esta tarde Señor. Te pedimos que bendigas a los que diezman y a quienes no pueden hacerlo…” “Te pedimos, te pedimos, te pedimos y te pedimos.”
Mostramos que somos cristianos light cuando al orar no sabemos hacerlo. Nada genuino sale de nuestro corazón ni en petición ni en gratitud a Dios. Pero al cantar gritamos que Dios es poderoso y que reconocemos sus grandes maravillas.
4. Ofrendas. No sé si en su congregación a la hora de recoger las ofrendas quien va a apoyar tiene que andar buscando los canastillos y encuentra un cesto encima del teclado, otro atrás del púlpito, otro más junto al florero; luego el hno. pasa recogiendo la ofrenda y cuando termina no sabe ni dónde poner los canastillos, a veces los dejan en la primera banca, otras veces en la escalera del altar, etc.; No sé si en su congregación también hay directores de culto que cuando pasa el canastillo no se ve que ofrenden. O hermanos que dan de diezmo sólo el 6% de su salario real.
No, no, no, todo un caos. Todo eso va generando cultos light, cristianos light, niños light, sociedad light. Hay falta de orden, de conciencia, de madurez, falta de intención, falta de querer hacer las cosas bien.
Cultos superficiales, dirección superficial, predicaciones superficiales, cantos superficiales, etc., es igual a cristianos light.
Pregunta, ¿y ahora quién podrá defendernos? El Chapulín Colorado no porque ya está muy viejito; por edad ya anda artrítico y reumático y su chipote chillón ya está todo desinflado. Sus antenitas ya no captan señales pero ni de humo.
Creo que aquí es donde debe entrar en acción el cristiano de garra, con empuje, el que sienta el llamado de Dios, el que no le dé la vuelta a los cocolazos, el que pueda decir como Samuel el de la Biblia: “Heme aquí, envíame a mí, porque yo no soy un cristiano light.”
Aquí no hace falta el clásico Adán del Génesis que cuando Dios le preguntó “Dónde estás”, contestó: “Oí tu voz, tuve miedo y me escondí”. Su actitud fue la de: Acá estoy atrás de estos matorrales. Tapándome el cuerpo con unas hojitas de parra, (háganme favor) qué inocente era Adán al pensar así. Pero muchos hacemos eso, nos preguntan una cosa y contestamos otra -como Adán-. Dios nos dice: “¿Qué haces?”, y lo único que en rigor podríamos contestar es: “nada”.
Cuando en la congregación nos piden que ayudemos, que apoyemos en algo, por ser cristianos light no sabemos ni cómo ayudar.
Hno. Oseas Dios le bendiga excelente tema que en lo particular me hace reflexionar de la necesidad que tenemos de trasformar nuestra vida y olvdarnos de las cosas externas que entran a nuestra iglesia, quiza sea repetitivo pero ya es momento de que cada uno de nosotros trasfomemos o encausemos a nuestra iglesia por el camino que Dios nos ha indicado
Hermano Dios te bendiga en gran manera, a mi me toca en 2 semanas dar un mensaje a los jóvenes de la iglesia y precisamente les iba hablar sobre los cristianos light, creo que Dios acaba de responder mi oración, yo le pedí que me ayudara con el mensaje y que me inspirara y mira.