LupaProtestante

¿Neoliberalismo globalizador? ¡Que no te vendan la moto!

Eduardo Delás

¿Cuál es la religión mayoritaria en la sociedad occidental?. ¿La Protestante?. ¿Tal vez la Católica?. ¿Quizás el Islam?. A lo largo de buena parte del siglo XX, sin que la mayoría de la población se haya dado cuenta, ha ido surgiendo una nueva religión. Una religión más poderosa que todas las demás y tan universal como las citadas. Es la religión que manda en este momento con millones de adeptos que la siguen con una fidelidad nunca igualada hasta ahora: LA RELIGIÓN DEL MERCADO.

Esta religión aparece diseñada sin improvisaciones con un “programa teológico” en el que toda la maquinaria ideológica aparece perfectamente lubricada y preparada:

LOS CREDOS. Fabricados en la economía neoliberal por sus grandes pontífices los economistas.

LOS TEMPLOS. Los grandes almacenes, los espacios comerciales a donde acude cada tarde de sábado el rebaño para celebrar sus “liturgias de mercado”. Son templos también de esa inmensa religión los bancos, las bolsas de valores y las empresas financieras a las que “los fieles” se acercan con respeto y esperanza.

LOS MISIONEROS. El enorme ejército de anunciadores de los mensajes sobre el consumo y sus inagotables ventajas. La influencia mediática capaz de hacer despertar nuestros deseos de poseer algo que hace diez minutos no necesitábamos.

LOS MANDAMIENTOS. El primero de los cuales es: “El libre mercado es el Señor tu Dios, no tendrás otros dioses extraños fuera de él”.

LA SOTERIOLOGÍA (DOCTRINA DE LA SALVACIÓN). Cuya confesión de fe es: “Fuera del Mercado no hay salvación”. Por tanto, aquellos que no están dentro son considerados herejes y enemigos a los que hay que eliminar porque se los considera gente peligrosa. Y a los peligrosos se los quita de en medio.

Ahora bien, si esto es cierto, entonces resulta incontestable que todo apunta a la creación de un “nuevo hombre” que nace a imagen y semejanza del mundo que lo “formatea”. ¿Cuáles son los rasgos distintivos de este “nuevo hombre” santo y seña de la religión neoliberal?.
UN “NO” INTRANSIGENTE A LOS VALORES Y UN SI PRAGMÁTICO AL UTILITARISMO.

Conceptos como: Dignidad, autenticidad, sinceridad, libertad, honestidad, lealtad, compromiso, solidaridad, fraternidad, ¿sirven para algo?. La pregunta es pertinente porque el sistema ha reelaborado un nuevo “código ético” a partir del principio de la utilidad, más acorde con el tiempo que vivimos. Porque, claro, aceptar la existencia de un fundamento ético como estatuto interno de toda acción representaría la mayor limitación imaginable a los fines egoístas de uno mismo. Es necesario, entonces, un encanallamiento útil y un discurso que lo justifique. Véase, por ejemplo, la guerra de Irak. No hacen falta más comentarios.

UNA REFORMULACIÓN DEL CONCEPTO “LIBERTAD”.

¿Qué mayor libertad se le puede pedir al sistema?.

¿Falta de libertad?. Si tienes coche, piso, móvil, ordenador y casa?.

¿Falta de libertad?. Si cada noche puedes elegir entre montones de cadenas de TV?.

¿Falta de libertad?. ¿Si hemos inventado una fórmula para fornicar a gusto sin riesgos de que falle?.

¿Falta de libertad?. ¿Si disponemos de alcohol y drogas hasta reventar?.

¿Falta de libertad?. Si ejercemos el derecho al voto en todas las elecciones?.

Este mundo nos deja movernos, casi nos obliga a estar en continuo movimiento. Como consecuencia de ello, terrible paradoja, apenas nos deja tiempo para interiorizar preguntas, encontrar respuestas y tomar decisiones asumidas desde un verdadero libre albedrío. Todo está planificado de modo que no quede tiempo, ni ganas, ni capacidad de reflexión para pensar en el sentido de la vida. Por tanto, tenemos la libertad a la que deseamos someternos. No más. La religión del mercado domestica al “rebaño” desconcertado dirigiendo su atención a cualquier cosa que no sea bramar y pisotear al sistema dominante creado por ella. La final de la copa, los culebrones o los “Aquí hay tomate” de este mundo, son muchas veces suficientes para calmar cualquier atisbo de rebelión. Libertad reformulada, por tanto.

DESARROLLO DE UN “EGOISMO FEROZ”.

¿Te parece muy duro pensar y actuar así?. ¡Piénsalo bien! Interiorizarlo trae mejor resultado que ser toda la vida un “pringao”, un anónimo, un don nadie que, además, abriga complejos por su comportamiento. En la “ley de la jungla” no caben términos medios, ni posiciones conciliadoras: O comes, o te comen. Pregúntales a los lobos y a las hienas. El dilema no resiste el más mínimo debate. No seas cándido, éste es el mundo que hay.

Tú puedes ser una persona condenada a esperar el fin de la existencia perdido entre las rebajas de “Zara”, esperando hacerte rico comprando todas las semanas el “cuponazo” y dejando pasar la monótona servidumbre de la vida laboral o, por el contrario, alcanzar ese anhelado estado “VIP” que te proporciona el éxito sobre los demás. ¿Cómo crees que han construido su imperio los grandes magnates de este mundo?. ¿Con la inteligencia, la honestidad y la buena voluntad?. ¡Despierta!. Hay que competir para ser el mejor. Tú lo vales.

ENTREGARSE A LA “INDUSTRIA DEL PARECER”.

Tú puedes ser sin complejos un egoísta, un orgulloso, un ambicioso, un trepa arribista, con tal de que no lo parezcas. Recuerda que lo importante es la imagen que los demás tengan de ti y no lo que eres en realidad. Son las demandas del “mercado”: identidad “prêt-á-porter”. Por tanto, lo que necesitas es el maquillaje adecuado para responder a los acompañantes históricos del neoliberalismo globalizador: Egoísmo, codicia, agresividad, ausencia de escrúpulos, corruptibilidad, doblez, fingimiento, afán depredador, envidia, ambición, intolerancia… y excelentes primos y contactos.

Después de todo esto, conviene pensar un poco y tener en cuenta algo muy fundamental. No vivimos una época de cambio, sino un cambio de época. Y, de todos los cambios que han ocurrido en el mundo, ninguno supera en importancia a los que afectan la esfera de nuestra intimidad. Por eso, se impone ejercer una autocrítica seria que nos muestre dónde estamos, hacia dónde vamos y cómo llegar. Y, a partir de esas iniciativas, formularnos preguntas tan serias como éstas:

¿Son las propuestas de esta “sacrosanta religión del mercado” fundamento fiable para nuestras vidas?. ¿O más bien constituyen “otro evangelio?. ¡Pensémoslo bien!.

¿Armonizan con el modelo de persona que vemos en Jesús de Nazaret?.

¿Cómo contrastan los valores fraternos y comunitarios del reino de Dios con la “teología de la religión del mercado”?.

De la respuesta correcta a estas preguntas dependerá que los “gurus” del sistema, auténticos “encantadores de serpientes”, no nos vendan la moto.

Eduardo Delás Segura.

BIBLIOGRAFIA

Sánchez Alvárez J. “Manual para cínicos”. Pensamiento Alternativo. 2006

Castillo J.M. “El disfraz de Carnaval”. DDB. 2006.

Estefanía J. “La mano invisible”. Aguilar. 2006.

Chomsky N/Ramonet I. “Cómo nos venden la moto”. 2006

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