LADRANDO A LAS PUERTAS DEL CIELO
Diego Alatriste, España
Dicen las crónicas que un senador negro norteamericano esta tan cabreado con Dios que lo ha denunciado ante la justicia de su país para que comparezca a dar explicaciones por tanto desaguisado. Concretamente acusa a Dios de: injerencia dañina en nuestro mundo y de actos de lesa humanidad. El artículo publicado en el país no tiene desperdicio, contiene su punto de razón y hasta una chispa de humor. Es como la comida china. Agridulce.
Sabe perfectamente este moreno de Omaha apodado, El Negro mas enfadado de Nebrasca, que Dios no le va a contestar y que no se presentará en la audiencia publica. Va de farol ; pero también sabe perfectamente que ha cumplido su objetivo ladrando a las puertas del cielo .
Por lo que se desprende de su jugosa biografía, Ernie Chambers , es un maestro de la retorica y se sabe la Biblia mejor que su colega el finado Rev. Martin Luther King; pero también se sabe la calle mejor que el rebelde Malcon X. No puede este descendiente de esclavos y activista de la lucha racial, conjugar lo que le enseñaron en la Iglesia Bautista de su pueblo, con lo que aprendió en sus barrios marginales donde creció. Y no puede conjurar la injusticia y el dolor que ve por doquier con nada que se desprenda de lo divino. Dice que: si hay un Dios que es causa prima de todo, como los libros de teología afirman y las iglesias enseñan, debe ser necesariamente responsable del mal que ocurre en el mundo. Como buen afroamericano Chambers ve el mundo de forma bipolar, en términos de blanco y negro.
Me recordaba esta historia a esa otra que hace sesenta años se ocurrió en el campo de exterminio nazi de Auschwitz, cuando un concilio de rabinos judíos decidió juzgar a Dios por haber permitido semejante atrocidad contra su pueblo. Dios fue en aquel juicio solemnemente declarado culpable.
Hábil, muy hábil ha sido el Senador Chambers al llamar a declarar subsidiariamente, -si Dios no aparece el día de la convocación-, a todos los que pretenden apropiarse la prerrogativa de ser sus representantes. Veremos que pasa; pero de entrada, ya ha puesto en la picota a los que dicen ser Nuncious Deus absconditus .
Como el asunto se ha producido en el país de los medios, el éxito está garantizado; así como la vergüenza publica de los religiosos de turno, de la misma forma que ocurrió a mitad del siglo pasado con la controversia creacionismo versus evolucionismo, que llegó incluso hasta los tribunales de justicia y partió en dos a la opinión publica americana, dando el tribunal constitucional federal americano la razón a los evolucionistas y anulando los decretos estatales que prohibían la enseñanza de las tesis de Darwin. En esta ocasión, el fundamentalismo conservador protestante se aliará con otros fundamentalismos para hacer frente a la insolencia de Ernie Chambers. Intentaran ridiculizarlo, acallarlo, anularlo y vilipendiarlo; pero será inútil porque el hombre negro de Nebraska tiene curtida la piel después de casi cuarenta años de lucha racial, y no tiene en juego la credibilidad como sus contrincantes. La guerra ha empezado y ya ha sido tildado de frívolo e irreverente. Es una pena que algunos religiosos crean que la violencia, los insultos y las descalificaciones son argumentos validos en cualquier conflicto.
También sabe este antiguo barbero y ahora senador, que no ha existido en la historia de la humanidad, ninguna cultura que haya sido más belicosa que la cristiana occidental. Y así mismo sabe, que los dos países que han estado involucrados en más conflictos bélicos en proporción a sus años de existencia, son: Inglaterra con mucha diferencia, seguida de su propio país, los EEUU. También conoce porque lo ha sufrido en sus propias carnes, que los defensores mas radicales de la segregación racial han sido los cristianos blancos, protestantes y anglosajones. Estoy convencido que esto último es el detonante de tan mayúsculo enfado contra la Divinidad. Chambers no asume que el Dios de los blancos pueda ser un Dios inmanente, compasivo, cercano a su creación, y que se preocupa por la humanidad que ha creado a su imagen.
Pero… ¿Y si Ernie Chambers tiene razón?, ¿Y si somos nosotros los causantes directos de su incredulidad?, ¿ Y si Dios esta siendo blasfemado por nuestro proceder y no por las palabras de Chambers?, ¿Y si lo que realmente estamos ofreciendo al mundo son guerras y más guerras, hambre y más hambre?, ¿Y si es verdad que lo hemos llenado de una economía injusta que aliena al individuo en vez de redimirlo?, ¿Y si Dios se retuerce de dolor al ver tanto desvarío en nuestro «cristiano» proceder, al igual que se retuerce el alma del senador de Nebraska?, ¿Y si Dios no esta enfadado con Chambers sino con nosotros?, ¿Y si resulta que mira con compasión su insolente locura?
Quizás, a este activista de los derechos civiles le pase en el fondo como al viejo rabino de Auschwitz que presidió el juicio contra Dios, y quien después de haber leído el veredicto de culpabilidad contra el Altísimo, concluyó el juicio diciendo: Ahora hermanos, el sol se ha ido, el día ha terminado y es la hora de hacer nuestras oraciones: «Baruc hatá Adonai. . .» (Bendito sea el nombre del Señor)
Diego Alatriste,
Capitán de los Tercios de Flandes