El regreso personal y definitivo de Cristo a la tierra será un evento mundialmente visible en el que habrá de manifestarse su gloria plena. Su segunda venida inaugura su reino milenial. El creyente lo espera confiado en la comunión que tiene con Él y comprometido en la realización de su misión en el mundo.
La segunda venida de Cristo será visible para todos los que vivan en ese momento1; así como sus discípulos lo vieron ir al cielo, el mundo lo verá regresar.2 Su gloria será manifestada plenamente resucitando a los que creyeron en Él3, y transformando el cuerpo a quienes estando vivos, hayan sido fieles dándoles un cuerpo espiritual4, para que juntos lo reciban y lo acompañen a la tierra5, lugar en el que establecerá su reino milenial6.
1Mateo 24:30; Lucas 21:25-27; Apocalipsis 1:7; 2Hechos 1:9-11; 31 Tesalonicenses 4:16; 41 Corintios 15:51-52; 51 Tesalonicenses 4:17; 6Mateo 25:31
La venida de Cristo está marcada por la sorpresa, vendrá de forma repentina y es imposible de pronosticar. Los creyentes, que aman su venida1, lo esperan comprometidos en la realización de su misión, confiados en que Él los acompañará hasta el fin del mundo2, sin distraerse en averiguar el día y la hora en que vendrá, pues este dato sólo lo determina y conoce Dios3.
12 Timoteo 4:8; 2Mateo 28:20; 3Mateo 24:36
Por la inquietud de sus discípulos al entender que les había prometido volver, Jesús les dio señales de su segunda venida, pero tanto Él, como los escritores del Nuevo Testamento, mostraron la insuficiencia que tienen debido a la frecuencia con que se repiten, por lo que los orientó a enfocarse en la misión como el apoyo seguro para esperar su regreso1.
1 Mateo 24:44-51; Santiago 5:7,8
El principal tropiezo para el pueblo de Dios no es que ya regrese Jesús, sino que se tarde y en esa espera el pueblo se descuide. Desde su primera venida ya pasaron dos mil años, y sólo Dios sabe cuántos falten para la segunda, pero desde los primeros discípulos se vive con la certeza de que vendrá en cualquier momento1. Esta seguridad promueve su perseverancia en la fe y el servicio, por mucho que tarde el Señor2.
11 Pedro 4:7; 2 Pedro 3:8-10; 2Mateo 24:45-46; Tito 2:11-13; Santiago 5:7