Punto de fe 5. El Ser Humano

El ser humano, hombre y mujer, fue creado por Dios a su imagen y semejanza,para su gloria. Fue bendecido por Él para que, en obediencia, cuidara y fomentara la vida en la creación. El ser humano, por su libre decisión desobedeció, ocasionando la entrada del pecado, la corrupción de la vida en la creación,el dominio de Satanás y la irrupción del poder de la Muerte. Por el efecto del ser humano en la creación, tanto él como la creación misma, necesitan ser salvados.

El ser humano fue creado por Dios a su imagen y semejanza para su gloria

El ser humano fue creado por Dios en su tierno amor, para que tenga vida en comunión con Él. Su origen está en la soberanía de Dios y, al igual que la creación, fue hecho en gran manera bueno. El ser humano comparte con el resto de la creación: origen, sustancia y meta, pues fue formado del polvo; al mismo tiempo se distingue de ella, pues fue coronado de gloria y honra al ser creado a imagen y semejanza de Dios1. Recibiendo su bendición y el soplo de su mismo aliento que lo convirtió en un ser viviente, íntegro e indivisible2.

1Génesis 1:31; 2Génesis 1:27; 2:7; Salmo 8:5-8

La condición distintiva del ser humano lo faculta para tener una relación especial con Dios, es decir, una relación personal. Sus facultades le permiten hablar con Él, escuchar su voz, hacer su voluntad y representarlo en la tierra para convertirse en motivo de su beneplácito e instrumento de su gloria1.

1Éxodo 7:1; Números 7:89; Job 1:1,8; 2:3; Isaías 43:7; Efesios 2:10; 1 Pedro 2:12

El ser humano fue bendecido por Dios para que, en obediencia, cuidara y fomentara la vida en la creación

El ser humano fue bendecido por Dios como ninguna otra criatura. Con su bendición, lo facultó para: ser fructífero y pleno; y para ser cuidador y mayordomo de la creación; desarrollando dominio y capacidad de gobierno, a fin de conservar el orden y fomentar la vida en la creación1.

1Génesis 1:27-28; Salmo 8

En cuanto a sus semejantes, el ser humano puede y debe mantener una relación de igualdad ya que fueron creados por el mismo Dios, tienen la misma imagen y semejanza. También, comparten la misma vida que proviene del soplo de Dios, recibieron la misma bendición, la misma tarea, las mismas facultades y responsabilidades, aún siendo de diferente género. Por ello, el ser humano fue llamado a establecer relaciones de justicia, de paz y de amor con sus semejantes y a considerarlos sus hermanos1.

1Hechos 17:26-29; Efesios 3:14-15; Hebreos 2:5-11

La caída del hombre

El ser humano, por su libre decisión desobedeció. Fue creado en libertad y con ello capaz para decidir por sí mismo; esta libertad representa también, la opción de oponerse aDios y alejarse1. Haciendo uso de su libertad, los seres humanos han querido, como lo hizo el primer humano Adán, ser como Dios2, decidiendo por sí mismos lo que es bueno y lo que es malo3. Así, los seres humanos han decidido construirse una vida según les dictan sus impulsos y no como Dios les dice4.

1Génesis 3:5; 6; Deuteronomio 30:14-15; Jeremías 2:17-19; 2Oseas 6:7; 3Nehemías 9:29-30; Romanos 1:21-23; 4Eclesiastés 7:29; Jeremías 2:13; Marcos 7:9

Por la desobediencia del ser humano entró el Pecado

El pecado entró al mundo por la decisión del ser humano de separarse del camino de Dios, apoderándose de la vida humana, de tal forma que todos los seres humanos quedaron bajo pecado1. Por el estado de pecado al que la humanidad quedó sujeta, no se sacia de oponerse a Dios2.

1Romanos 3:9; 5:12; Gálatas 3:22; 1 Juan 1:8-10; 2Génesis 6:5,11-13; Salmo 69:5; Eclesiastés 7:20; Isaías 59:2,12; 64:15; Marcos 7:21-23; Juan 8:34; Romanos 3:9-23; 6:16; 7:15-21

El pecado consiste en separarse de Dios1, obedeciendo a los deseos que se oponen al bien que está definido por la ley de Dios, ya sea traspasando sus límites2 o dejando de hacer lo que le pide3. Por ésta razón, sólo se puede conocer lo que es el pecado al conocer la ley de Dios4, la cual pide: Amar a Dios sobre todas las cosas, con todo el corazón, con todo el entendimiento y todas las fuerzas5 y, amar al prójimo como a uno mismo, tratándolo con respeto, justicia y misericordia6.

1Isaías 30:1; 21 Samuel 15:24; Daniel 9:5; 1 Juan 3:4; 3Santiago 4:17; 4Romanos 3:19-20; 7:7; 5Éxodo 20:2-6; Deuteronomio 6:5; Mateo 22:37-38; 6Deuteronomio 24:15; Miqueas 6:8; Mateo 7:12; 22:39; Romanos 13:7-9

Es por ello que en términos generales el pecado consiste en:

a. Participar en la idolatría, que consiste en sustituir la adoración y el servicio al verdadero Dios por elementos, imágenes, ideas o representaciones fabricadas por el hombre ya que estas, al otorgarles un poder que no tienen,esclavizan y anulan la posibilidad de la vida verdadera, que sólo en Dios se puede tener1.

b. Realizar ceremonias ofrecidas a Dios como una manera falsa de mostrarle interés2.

c. Hacer del propio ser un simple objeto al servicio de pasiones y deseos desmedidos3.

d. Hacer del prójimo una cosa que se usa o desecha4.

e. Perder la conciencia de que lo creado es de Dios y debe preservarse5.

11 Crónicas 16:26; Salmo 97:7; Isaías 42:17, 45:22; Mateo 4:10; Romanos 1:23; 2Deuteronomio 23:21; 1 Samuel 2:17; Isaías 1:11-16; Jeremías 2:32-35, 7:1-5; 21-23; Amós 5:23; 3Salmo 24:3-4; Mateo 5:8; Romanos 6:12-13,19; 1 Corintios 6:18-20; Santiago 1:14-15; 4Levítico 19:13; Amos 2:6-8; 8:4-6; Santiago 5:4-6; 5Deuteronomio 10:14;1 Samuel 2:8; 1 Crónicas 29:11; Salmo 24:1; Apocalipsis 11:18

Por la desobediencia del ser humano se corrompió la vida en la creación

El ser humano, dominado por el pecado,corrompe la vida, pues pierde su facultad de darle plenitud y trascendencia, porque confía en el poder y esplendor que le otorga a las cosas materiales, olvidando que son fugaces y que no tienen el poder para permanecer1.

1Salmo 20:7-8; 49:6-14; Marcos 10:24; Lucas 12:15; 1 Juan 2:16-17

La corrupción de la vida humana se manifiesta en todas sus relaciones, transformando lo que debiera ser para vida en muerte. Así, en lugar de relacionarse con Dios, se relaciona con los ídolos1; en lugar de ejercer su mayordomía en la creación, la explota, abusa y destruye al grado que la creación misma desea y anhela la redención2; en lugar de establecer relaciones de justicia, paz y amor con sus semejantes, les cosifica, violenta y asesina3 y, él mismo, se hace ajeno a la vida plena entregándose a una vida reprobada4.

1Romanos 1:21-23; 2Romanos 8:19-21; 31 Juan 3: 11-12,15; 4Romanos 1:28-32; 2 Pedro 2:12-13

Por la desobediencia del ser humano se posibilitó el dominio de Satanás

El ser humano, en su alternativa de elección, desoyó la orden de Dios y se dejó seducir por la voz del engañador. Esta decisión le acarrea la consecuencia de quedar sometido bajo el dominio de Satanás, construyendo un sistema de relaciones basado en la mentira, la injusticia y el egoísmo1.

1Génesis 3:6; 4:6-7 comparar con 1 Juan 3:16; Mateo 4:8-9; Efesios 2:2; Juan 8:44; 10:10a; 2 Corintios 11:1-4; 1 Juan 5:19

Por la desobediencia del ser humano irrumpió el poder de la Muerte

El ser humano se apartó del camino de Dios y así abrió la puerta al pecado y al mal; en consecuencia, no por la voluntad de Dios, la vida en la creación se corrompió y entró la muerte1, perdiéndose con ello, la posibilidad de la inmortalidad2.

1Romanos 5:12-21; 2Génesis 3:22; Romanos 8:19-21

La muerte, entendida desde la fe es, además del evento en que el ser humano deja de ser1, un poder que corrompe la vida humana, porque hay una conexión real entre el pecado y la muerte2. Por eso, al ser humano pecador aunque esté vivo, se le considera muerto3.

1Génesis 3:19; 2Romanos 6:23; 7:13; Santiago 1:15; 3Juan 3:18; Efesios 2:1-5; Colosenses 2:13

El estado de los muertos

La muerte es la cesación de la vida. Al morir, el ser humano queda en la inconsciencia, sus sentimientos y pensamientos dejan de ser; entra en inactividad, en el silencio; y así ha de permanecer hasta que venga su resurrección1. La Biblia no enseña la inmortalidad del alma o que al morir, las almas buenas van al cielo ni que las malas al infierno, sino que, del lugar en donde estén los muertos, de allí han de resucitar2. Por ejemplo; Job espera en la tumba hasta que venga su mutación (transformación)3, los hombres santos del pasado no han recibido recompensa4 y nuestro Señor Jesucristo habló de la muerte comparándola con el “sueño”5.

1Salmo 115:17; 146:4; Eclesiastés 9:5-6; Juan 5:28-29; 2Isaías 26:19; 3Job 14:13-14; 17:13; 4Hebreos 11:32-40; 5Juan 11:11-14; Hechos 7:60

La necesidad de la salvación

Por su estado de perdición, el ser humano y el mundo requieren ser rescatados y liberados del imperio de Satanás y de la muerte1. El ser humano es incapaz de lograr la salvación para sí mismo y para el mundo2, ni siquiera puede ver su propia condición3. Aún sus mejores obras no pueden recuperar la vida y alcanzar la plenitud que le habían sido entregadas4. Todo su esfuerzo acaba en el vacío, y toda su pretensión y trascendencia terminan en la muerte5.

1Lucas 19:10; Juan 10:10b, Hebreos 2:14; 2Filipenses 3:7-8; 3Proverbios 16:25; Romanos 3:9-19; 4Isaías 64:6; Efesios 2:8; 5Proverbios 30:12

Ahora bien, el destino final del ser humano y el mundo no lo determina la muerte, sino el juicio de Dios. Él ha determinado un día en el cual todos los seres humanos comparecerán ante su presencia para dar cuenta de sus actos1.

1Salmo 7:11-16; Mateo 13:47-50; 25:31-33; Hechos 17:30-31

Sin embargo, Dios otorga la salvación por el Evangelio, mediante el cual concientiza al ser humano de su necesidad de redención1 ylo capacita para una vida nueva en Cristo Jesús2, además de enjuiciar, por el mismo Evangelio,a todos los poderes que lo oprimen3.

1Juan 16:8-11; Hechos 2:37-38; Efesios 2:2-5; 2Romanos 6:4; Efesios 1:17-23; Colosenses 3:3-4; 1 Juan 3:14; 3Juan 12:31; 1 Corintios 15:24-26; Apocalipsis 12:10-12