Los textos de la Biblia, todos ellos, tienen una larga historia. Algunos de sus libros han sido escritos hace ya más de tres mil años y los más recientes rondan los dos mil.
Las tradiciones orales de las que nacieron aún son, en la mayoría de casos, bastante más antiguas. Fueron transmitidos, han llegado hasta nosotros en papiro, pergamino, códice, manuscrito, libro impreso, etc., según la época en que fueron escritos y después copiados.
Es obvio que en la era de la tecnología, de Internet, de la telefonía móvil… los soportes en los que puede ser consultada, leída, meditada, estudiada, compartida la Palabra de Dios sean múltiples y no se agote en el clásico del libro de papel. De hecho, aunque nos parezca que es algo de siempre, el libro tal cómo lo conocemos actualmente es un invento relativamente reciente; como todos sabemos se remonta al siglo XV, con la invención de la imprenta moderna, por parte de Johannes Gutenberg.
La primera Biblia impresa nació en 1450, aunque las primeras copias no estuvieron disponibles hasta los años 1454-55. Y el libro-papel ha sido, y sigue siendo desde ese momento, el soporte prácticamente exclusivo de la información escrita. Los medios de comunicación audiovisuales han coexistido, durante años, a su lado, pero nunca le han hecho sombra, al menos para cuestionar seriamente su sustitución, ni siquiera parcial.
Asistimos actualmente a un cambio sustancial. Hoy en día es posible encontrar formatos de Biblia digital o por Internet compatibles con los sistemas operativos de cualquier ordenador, con búsquedas «inteligentes» e infinidad de funciones diversas; algo similar encontramos ya para lectores de e-books (libros electrónicos); agendas electrónicas, notebooks, tablets, móviles, etc. (continuamente aparecen nuevos dispositivos electrónicos con más posibilidades).
Curiosamente unos textos escritos hace tantos siglos, como comentábamos al principio, siguen abriéndose paso, continúan siendo actualidad en la era de las nuevas tecnologías. Y esto es una buena noticia para los que consideramos que la Biblia es mucho más que una colección de libros antiguos, es Palabra de Dios.
Lo que nos importa, como entusiastas de la Biblia, no es tanto si estos nuevos soportes sustituirán, con el tiempo, al libro clásico o coexistirán más o menos pacíficamente, sino que aportan nuevas posibilidades para que la Palabra de Dios llegue a un número mayor de personas, para que la Biblia sea más conocida, orada, estudiada, compartida y amada.
Aunque las posibilidades que aportan las nuevas tecnologías no se agotan con la publicación de los textos sagrados en los nuevos soportes, si bien estos permiten lecturas y búsquedas de citas o temas casi impensables en formato papel. Las oportunidades de proclamar, de comentar, de transmitir esa Palabra de Dios son casi infinitas.
Joan-Andreu Rocha Scarpetta, afirma: «La Era Virtual significa una nueva etapa en la comunicación humana. Implica un paso del contenido al sujeto y una superación del tiempo y del espacio» (Conferencia «La Transmisión de la Fe en la Era de Internet: Cómo las Religiones Afrontan la Era Virtual», ISCREB Barcelona, 27-11-2010). Internet, la era virtual o digital abren un campo inmenso de potencialidades.
A cuantos sujetos puede llegar el mensaje a través de este nuevo «areópago», que no podemos obviar, sin caer en el peligro de que grandes capas de la población no les llegue la Palabra de Dios de otra forma y de que las nuevas generaciones no «escuchen» el mensaje.
Benedicto XVI se hace eco de esta inmensa oportunidad de proclamar la Palabra de Dios en medio de este mundo digital o virtual de las páginas webs, de los chats, de los blogs, de las redes sociales, donde no debemos, no podemos estar ausentes: «deseo invitar a los cristianos a unirse con confianza y creatividad responsable a la red de relaciones que la era digital ha hecho posible, no simplemente para satisfacer el deseo de estar presentes, sino porque esta red es parte integrante de la vida humana.
La red está contribuyendo al desarrollo de nuevas y más complejas formas de conciencia intelectual y espiritual, de comprensión común. También en este campo estamos llamados a anunciar nuestra fe en Cristo, que es Dios, el Salvador del hombre y de la historia» (Mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, 24-1-2011).
La Palabra de Dios, precisamente por ser eso Palabra de Dios, se hace presente en todos los aspectos de la vida humana. Al hombre y a la mujer de hoy nos ha tocado vivir en un mundo en que las nuevas tecnologías juegan un papel importantísimo. También aquí se hace presente esta Palabra: la Palabra de Dios también ha acampado en las redes virtuales.
SBU. Javier Velasco Arias
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