Diác. Juan Sánchez G.

El término resurrección acuña volver a la vida, como actividad orgánica estable, mediante recomposición del proceso de homeostasis de un organismo.

Introducción

El organismo, tras agotarse el ciclo vital y envejecer, se produce la muerte que es el suceso de la incapacidad orgánica de sostener la Homeostasis, dada la degradación del ADN presente en los núcleos de las células y la dificultad cada vez más acentuada de recomponerse, así también como la incapacidad de recomponerse a un ritmo necesario para mantener la Homeostasis, como la que se puede producir tras un accidente o una enfermedad grave.

La resurrección consiste en revertir el proceso de paralización del organismo haciéndolo otra vez estable para que pueda seguir funcionando estable y correctamente antes de la descomposición del mismo.

A día de hoy, no hay métodos científicos que reviertan el proceso de Homeostasis.

Ejemplos religiosos

De acuerdo con algunas ideologías, la resurrección sucede en distintos planos.

•Una de ellas se trata de que el cuerpo físico vuelve a la vida, indistinguible de su situación antes de la muerte. en este caso el cristianismo habla de resurrección (Juan 11:1-45 habla del caso de Lázaro).
•Otras son ´presentadas de modo simbólico, es decir, no se trata de volver en cuerpo físico, sino como un cuerpo fantasma (espíritu) que vuelve de la muerte al mundo sensorial físico. Algunas ideologías reservan la resurrección a una unificación final de elementos corpóreos que no podrá ser deshecha, y en este aspecto lo asemejan a la resurrección de Cristo.
•En este caso Jesús de Nazaret no volvió al estado anterior de vida humana, por eso se diferencia de una resucitación, esto es una resurrección a la vida eterna. Es decir la resucitación no implica volver a morir antes o después, hecho este descartado en la figura de Jesús de Nazaret, por lo que aquí se habla de resurrección de Jesús. también se refiere al nuevo nacimiento de Jesús en forma espiritual, o gloriosa.

Mientras que la resurrección de Cristo es una de las creencias fundamentales del Cristianismo, en otras religiones, y en mitos y fábulas también figuran resurrecciones, en tanto que es un volver a la vida en cierta forma. Como afirma Joseph McCabe en «El mito de la Resurrección»: «Siglos antes de la época de Cristo, las naciones celebraban anualmente la muerte y resurrección de Osiris, Attis, Mitra y otros dioses».

Resurrección en la Biblia

En la Biblia la resurrección más que una creencia se presenta como un hecho probado y documentado, con testigos oculares, se trata de una expectativa y esperanza. Tanto el concepto, como ejemplos de resurrecciones están registrados en el texto tanto del antiguo como del nuevo testamento. En la Biblia el término tiene el sentido de volver a la vida o reanimar como cuerpo físico (creencia ampliamente esparcida y tomada con absoluta seguridad entre los israelitas), jamás aparece el concepto de unión cuerpo/alma. Entre las registradas tenemos:

Antiguo testamento

•Elías resucita a un niño.
•Eliseo sucesor de Elías también resucita a un niño.
•Una persona, que en contacto con los huesos de Eliseo, recobra la vida.
•El profeta Ezequiel, por mandato del Señor, profetiza sobre gran cantidad de huesos esparcidos en un campo y éstos se transforman en un ejército grande en extremo. (Ezequiel 37:10)

Nuevo Testamento

•Jesús resucita al hijo de una viuda en Naín.
•Jesús resucita a la hija de Jairo.
•Jesús resucita a Lázaro.
•Cuando Jesús muere, algunas personas resucitaron.
•Jesús, después de morir, resucita al tercer día.
Pedro resucita a Dorcas (Tabita).
Pablo resucita al joven Eutic.

Cristianismo

En el Nuevo Testamento, se cuenta cómo Jesús resucita a varias personas. Como el caso de la hija de Jairo, poco después de morir; el hijo de la viuda de Naín, quien fue resucitado en su propia procesión funeraria; y el caso extremo de Lázaro, amigo personal de Jesús, que llevaba cuatro días enterrado. El mismo caso de Jesús quien al momento de su muerte, y de acuerdo al Nuevo Testamento, se abrieron las tumbas, y varios muertos volvieron a la vida. Tras la resurrección de Jesús, muchas de las personas santas que habían muerto también salieron de sus tumbas y entraron en Jerusalén, apareciéndose ante muchos, según el Evangelio según Mateo.

En el nuevo testamento se afirma también que Jesucristo resucitó tres días después de su muerte (ver Mateo 28, Marcos 16, Lucas 28, Hechos 10:40), y así también todos nosotros podremos resucitar (ver 1º Corintios 15:20-22; 1º Tesalonicenses 4:16).

Poco después, los mismos apóstoles y santos cristianos realizaron resurrecciones. San Pedro resucitó a una mujer cuyo nombre era Dorcas, y San Pablo hizo lo mismo con un joven llamado Eutychus, que había muerto al caer dodormirse en una ventana, según relata el libro de Hechos de los Apóstoles.

Como derivó desde fuentes judáicas, hay que señalar que el el Judaísmo también tiene como principio de fe la Resurrección de los muertos. Una famosa autoridad Judía, Maimónides, indicó trece principios de la fe judía, y la Resurrección es uno de ellos, impreso en el libro de oraciones rabínicas hasta ahora. Es el principio décimo tercero y señala:

Creo con fe sincera que los muertos resucitarán, cuando Dios (sea bendito), lo desee. Sea el Nombre (de Dios) bendito, y Su recuerdo se eleve por los siglos de los siglos».
En la época de Jesús, había debates entre los fariseos, que creían en la futura Resurrección, y los saduceos, que no lo hacían, sobre si existía una vida tras la muerte, o podría existir una resurrección general. Jesús declaró estar de acuerdo con los fariseos. La mayoría de las iglesias cristianas enseñan que habrá una resurrección general al «final de los tiempos».

La creencia más importante del cristianismo es la doctrina de la resurrección de Jesús. Como dijo el apóstol Pablo, si Cristo “no ha resucitado, nuestra predicación no sirve para nada, como tampoco la fe de ustedes” (1ª. Cor. 15:14, NVI). Y si bien el creer en la resurrección es, a fin de cuentas, una cuestión de fe, el hecho es que sí existe evidencia que testifica de su realidad. Veamos parte de ella.

La vida y manifestación de Cristo, es una cadena de eventos concatenados uno después de otro, y no se puede pasar de uno al otro brincando a uno solo, toda su vida fue predicha por las Escrituras, desde la Eternidad hasta la eternidad.

Y sin lugar a duda lo más importante es la resurrección, porque sin ella no tiene nada de importante para el creyente.

La tumba vacía

El Nuevo Testamento dice que la tumba en donde Jesús fue colocado terminó estando vacía.

¿Podemos estar seguros de eso?
1ª. Corintios 15:1-8 Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano. Primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; y que apareció a Cefas, y después a los doce. Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún y otros ya han muerto. Después apareció a Jacobo y después a todos los apóstoles. Por último, como a un abortivo, se me apareció a mí.

Bueno, veamoslo de esta forma: Si Jesús aún hubiese estado en su tumba cuando los discípulos comenzaron a predicar, ¿no crees que alguien hubiese dicho: “¡Un momentito, aquí está el cuerpo! ¡Olvídense de esa tontería de la resurrección!”? Pero, por supuesto, eso nunca sucedió.

Algunos dicen que los discípulos se robaron el cuerpo mientras que los guardias que cuidaban la tumba dormían. Pero esto no tiene sentido, porque la tumba estaba siendo vigilada por soldados romanos cuyas vidas dependían del cumplir su trabajo con efectividad. (Para un soldado romano, el quedarse dormido durante una guardia era una falta digna de muerte).

Mateo 27:62-66 Al día siguiente, que es después de la preparación, se reunieron los principales sacerdotes y los fariseos ante Pilato  y le dijeron: –Señor, nos acordamos que aquel mentiroso, estando en vida, dijo: «Después de tres días resucitaré». Manda, pues, que se asegure el sepulcro hasta el tercer día, no sea que vayan sus discípulos de noche, lo hurten y digan al pueblo: «Resucitó de entre los muertos». Y será el último engaño peor que el primero. Pilato les dijo: –Ahí tenéis una guardia; id, aseguradlo como sabéis. Entonces ellos fueron y aseguraron el sepulcro, sellando la piedra y poniendo la guardia.

Por otra parte, en el siglo primero las tumbas eran selladas con una roca muy pesada, que no podía ser movida fácilmente—y mucho menos silenciosamente. De manera que aun si los guardias estaban dormidos, los discípulos no hubiesen podido mover la piedra sin despertarlos.

La explosión del cristianismo

Hechos 8:1-8 Y Saulo consentía en su muerte. En aquel día hubo una gran persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalén, y todos, salvo los apóstoles, fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria. Unos hombres piadosos llevaron a enterrar a Esteban, e hicieron gran llanto sobre él.  Saulo, por su parte, asolaba la iglesia; entrando casa por casa, arrastraba a hombres y mujeres y los enviaba a la cárcel. Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio. Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo. La gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía, pues de muchos que tenían espíritus impuros, salían estos lanzando gritos; y muchos paralíticos y cojos eran sanados; así que había gran gozo en aquella ciudad.

Jesús acababa de ser crucificado como un criminal cuando los discípulos comenzaron a predicar su resurrección. Y lo que sucedió después es uno de los eventos realmente más inexplicables de la historia: miles y miles de personas se comenzaron a convertir en seguidores de un “muerto”, y su mensaje comenzó a propagarse de una forma exponencialmente más rápida después de su crucifixión.

Y por cierto que tanto Josefo como otros historiadores de la época testifican directa o indirectamente de todo esto, proveyéndonos prueba conclusa del inexplicable crecimiento del cristianismo, y de la existencia del Jesús histórico.

El testimonio de los discípulos

Los discípulos sufrieron tremendamente por predicar la resurrección. Según la tradición de la Iglesia, Pedro fue crucificado (probablemente de cabeza), y Pablo y Jacobo fueron decapitados (la muerte de Jacobo se nos cuenta en Hechos 12:1-2). Y según algunas tradiciones un poco menos confiables, todos los demás discípulos, con la excepción de Juan, también murieron por predicar el mensaje de la resurrección.

¿Crees que Pedro, Jacobo, y los demás hubiesen muerto por una farsa? Yo pienso que no.

El testimonio de millones a través de la historia

Por último, si Cristo no resucitó, ¿cómo podemos explicar el sinnúmero de vidas que han sido cambiadas a través de la historia a raíz de su creencia en él? Y, ¿cómo explicamos los muchos milagros que han sido reportados (y en muchos casos bien documentados) por gente que oró en el nombre de Jesús?

Uno de estos milagros le ocurrió a Norma Morán, quien vive en la Florida, en los Estados Unidos. En septiembre del año 2002, un cálculo renal le obstruyó la uretra, lo cual causó que su vejiga contaminase su sangre con orine. Los doctores le dieron 21 horas de vida. Pero su familia creía que la oración hecha en el nombre de Jesús tiene poder, por lo que les pidieron a muchos que oraran por ella. Tres semanas después los doctores le estaban dando de alta. Cuando Norma llegó al hospital decían que no tenía esperanza—ahora la llamaban “la paciente milagro”.

¿Puede un Dios muerto hacer estas cosas? ¡Claro que no!

Hay mucho más que podría decir, pero creo que lo anterior es suficiente para mostrar que la creencia en la resurrección de Jesucristo, lejos de ser nacida de superstición e ignorancia, está basada en hechos históricos.

Pero lo más importante es que él haya resucitado en nuestras vidas y nosotros resucitemos junto con él.

“¿Por qué buscan ustedes entre los muertos al que vive? No está aquí; ¡ha resucitado!” (Lucas 24:5-6, NVI).

En el Señor,

 

Bibliografía:
Wikipedia
Miguel A. Cañete

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