Algunos teólogos han pretendido encontrar la trinidad en el Antiguo Testamento, pero ninguno de sus argumentos convencen. El tema de las escrituras hebreas es el monoteísmo y en su pensamiento no cabía el trinitarianismo, por razones que explicaremos después. Aunque hay pasajes del Nuevo Testamento, especialmente Mateo 28:19 (Por tanto, id, y doctrinad á todos los Gentiles, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo), que mencionan al Padre, el Hijo y el Espíritu, esa simple mención no constituye una doctrina de la trinidad. Hay también bastantes pasajes con cierta estructura trinitaria, como Apocalipsis 1:4-5 (Juan á las siete iglesias que están en Asia: Gracia sea con vosotros, y paz del que es y que era y que ha de venir, y de los siete Espíritus que están delante de su trono; Y de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y príncipe de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos ha lavado de nuestros pecados con su sangre,), 1 Corintios 13:14 (La gracia del Señor Jesucristo, y el amor de Dios, y la participación del Espíritu Santo sea con vosotros todos. Amén. Epístola á los Corintios fué enviada de Filipos de Macedonia con Tito y Lucas.) y Efesios 1:3-14, que invitan a reflexionar sobre una interpretación doctrinal y quizá anticipan alguna explicación más sistemática, pero ni esos pasajes ni otros ofrecen una formulación teológica de la trinidad.

Al cerrarse el canon del Nuevo Testamento, no existía una concepción clara de las relaciones dentro de la deidad, única e indivisible. Se puede notar, también, que dentro del mismo Nuevo Testamento estaba mucho menos desarrollada la doctrina del Espíritu Santo que la doctrina del Cristo. Tampoco estaba aclarada la relación entre las dos “naturalezas” de Cristo, la divina y la humana (ni aparece el concepto de “naturaleza” de Cristo en el N.T., o de la “esencia” de Dios).

La doctrina trinitaria, a nivel popular, encierra un peligro muy serio, el de pensar en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo como tres “personas”, ontológicamente distintas, y por eso tres dioses. Eso sería un triteísmo, una forma de politeísmo. El arte muchas veces representa la trinidad así, por ejemplo, el Padre sentado en su trono, el Hijo en sus regazos, y el Espíritu como paloma encima del trono.

Ingresa aquí tus comentarios