“La semana pasada —como en julio de 1952, cuando jóvenes oficiales derrocaron al rey y declararon la República— la historia de Egipto se reescribe, y todos nosotros creemos que estamos en una nueva y extraordinaria fase del destino de nuestra nación.” Ramez Atallah
EL empobrecimiento de la población consigue romper las cadenas de un sistema totalitario. Se han expresado muchos buenos deseos de unidad. En el balance se cifran las pérdidas de tesoros arqueológicos del Museo del Cairo, destrucción de propiedades gubernamentales y la fuga de presos. Demostraciones de fuerza por quienes se creen injustamente tratados por el Régimen anterior y reclaman sus derechos. Aunque esto crea un sentimiento de inseguridad en parte de la población, en el lado positivo se encuentra una masiva y espontánea campaña de “limpieza”, en la que están juntos cristianos y musulmanes de todo el espectro social que desean reconstruir el país.
Pueden imaginar que estos 18 días en que la mayoría de extranjeros dedicados a los negocios y al turismo han desaparecido prácticamente, nos costará mucho tiempo y esfuerzo convertir Egipto en una economía estable.
La presente situación es extremadamente compleja. Es obvio que el tipo de democracia que puede surgir de esta revolución se fijará dentro del marco de un país cuya principal ideología está basada en una férrea lealtad a la religión mayoritaria. Egipto es uno de los países más religiosos del mundo (sondeo Gallup 2009). Pero como todas las naciones de nuestro entorno, seguirá habiendo restricciones para nosotros los cristianos que no podremos dejar de lado fácilmente.
Cerca de todos los sueños y aspiraciones de los jóvenes que comenzaron esta revolución están los valores bíblicos, lo lamentable es que parte de la corrupción e injusticia contra la que se han revelado corresponde también a algunos mal llamados “cristianos”.
Mientras los corazones de las personas no sean transformados por el Espíritu Santo, toda esperanza de una reforma en el “estilo de vida”, a la que tantos egipcios aspiran, será imposible de conseguir. Nunca como hoy se necesita la voz de Dios.
“Construyamos Egipto juntos”, es el título de una selección bíblica en la que estamos trabajando. Está inspirada en el relato de Nehemías, cuando reconstruye la ciudad, restaura la fe y corrige la conducta del pueblo.
La campaña está estructurada en base a los valores bíblicos que resuenan en las aspiraciones de la reciente revolución y tenemos la intención de pedir el apoyo de los cristianos egipcios para llevarla a cabo. Material impreso, cuñas de radio, video clips con las parábolas de Jesús, esparcirán mensajes poderosos desde la autoridad de la Biblia a los corazones del pueblo.
La clave para alcanzar con la Palabra de Dios a las personas, es que todos los materiales serán de entrega gratuita. Nuestro sueño en estos días de libertad sin precedentes, es anegar Egipto con la Palabra de Dios.
Por favor, oren por nosotros, para que tengamos la suficiente creatividad que nos permita acercar y expandir la Palabra de Dios en Egipto.
Ramez Atallah
Secretario General
Sociedad Bíblica de Egipto