Daniela Brik
Jerusalén, 20 dic (EFE).- Los judíos en Israel y todo el mundo inician hoy la celebración de la fiesta de las luminarias, Janucá, en la que conmemoran con el progresivo encendido de las velas de un candelabro la victoria de los macabeos sobre los griegos hace 2.200 años.
Poco después de la puesta del sol da comienzo la festividad, que concluye ocho días después, y que en esta ocasión coincidirá con la Navidad católica, lo que supone para los operadores turísticos un pleno hotelero y un ambiente doblemente festivo en las calles de Jerusalén.
En las vías más concurridas de la urbe, así como en el resto de poblaciones israelíes, se han instalado grandes candelabros de ocho brazos, denominados en singular «janukiá», cuyas velas o bombillas se irán encendiendo a razón de una por noche hasta completar todas las jornadas de la fiesta.
Es costumbre que los judíos coloquen lámparas de aceite o velas de menor tamaño en las ventanas de las casas y escaparates de las tiendas para que puedan ser observadas desde el exterior.
«Janucá» significa literalmente «inauguración» y conmemora la consagración del templo judío de Jerusalén en el año 165 a.C., tras la revuelta de los macabeos contra el rey seleúcida Antíoco Epifanes que, siguiendo la tradición helenística de su dinastía, había implantado el culto a Zeus a fin de que los israelitas asimilaran su cultura.
Estos días se recuerda la gesta militar encabezada por el líder del levantamiento, Judas Macabeo, en la que la luz y el aceite han quedado como símbolos de una historia recogida en el Talmud como «milagro de Janucá».
Según la leyenda, tras el triunfo de la revuelta, los sacerdotes judíos llegaron a Jerusalén para purificar el templo y borrar todo signo de profanación helenística.
Al encender el candelabro del templo, se dieron cuenta de que sólo quedaba una pequeña jarra de aceite suficiente para un día, pero de manera milagrosa duró ocho jornadas consecutivas.
En el moderno Estado judío se le ha querido dar a la celebración un significado más amplio: El restablecimiento de la libertad de culto para el pueblo judío en períodos duros de la historia.
«La festividad conmemora la victoria de unos pocos (los macabeos), contra muchos (los griegos)», apunta Saguit Shalev, una israelí residente en Jerusalén mientras degusta uno de los postres típicos de la festividad, la «sufganiá».
Parecido a un dónut sin agujero, cubierto de azúcar glaseado y generalmente relleno de mermelada, este dulce también guarda relación con la fiesta.
«La sufganiá está frita en mucho aceite. Todo para recordar esa pequeña jarra que encontraron en el templo», refiere Shalev.
En las comunidades israelitas en el exterior se degustan igualmente buñuelos y otros pasteles fritos, a fin de recordar el milagro establecido por la tradición judía.
Otro símbolo de la fiesta es el «sevivón», una peonza o trompo de cuatro caras que se suele regalar a los más pequeños y en el que aparece el acrónimo de la leyenda hebrea «un milagro ha ocurrido aquí» (o «allá», en los comunidades judías en el extranjero).
Las tradiciones de la «Januká» son seguidas masivamente en Israel tanto por sectores religiosos como por seculares.
La organización pacifista israelí «Shalom Ajshav» (Paz Ahora, en hebreo) ha convocado esta tarde un encendido de velas en una céntrica plaza de Jerusalén, situada junto a la residencia oficial del primer ministro, para protestar por los recientes ataques cometidos por colonos judíos contra palestinos, mezquitas e incluso bases del Ejército israelí en Cisjordania.
Los colonos, afirma la ONG, «quieren dañar cualquier coexistencia entre judíos, musulmanes y cristianos. Nosotros, ciudadanos, activistas y organizaciones que perseguimos la paz, la ley y la justicia, hemos decidido tomar medidas y enviar un mensaje», reza el texto de la convocatoria.
La festividad también es conmemorada en distintas capitales europeas como Madrid, Viena o Londres, donde grupos judíos e instituciones públicas organizan actos para el encendido de las luces en plazas y parques.
En Berlín, rabinos de la comunidad judía alemana colocaron un gran candelabro de ocho brazos frente a la puerta de Brandenburgo, mientras que en Madrid la Plaza de la Villa y el Centro Cultural Conde Duque serán escenario del encendido, acompañado de un concierto.
La Casa Blanca suele convocar cada año un acto con motivo de la «Janucá», aunque en esta ocasión y por motivos de agenda del presidente estadounidense, Barack Obama, se adelantó a la semana pasada.