El Milenio, según la Biblia, es aquel periodo en el que Cristo en persona con la Iglesia glorificada reinará sobre la Tierra por 1000 años (Apocalipsis 20:1-7).
Los cristianos han interpretado este reinado de diversas maneras:
1. Premilenialismo. Dice que la segunda venida de Cristo ocurrirá antes de su Reino Milenario, y que el Reino Milenario es de 1,000 años literales.
2. El Posmilenialismo. Se presenta como un contraste al Premilenialismo y, en menor grado, al Amilenialismo (un milenio no literal). Cree que la Iglesia misma, mediante su creciente influencia, traerá finalmente un tiempo de paz y prosperidad como preparación para el regreso de Cristo. Este punto de vista era muy popular en el siglo XIX, cuando la gente era mucho más optimista acerca del progreso y del futuro.
El pos-milenialismo es una interpretación de Apocalipsis 20 que ve la 2da. venida de Cristo ocurriendo después (lat. post) del “Milenio”, una Edad Dorada o una era de prosperidad y dominio cristiano. El término incluye varios puntos de vista similares respecto a los últimos tiempos.
El pos–milenialismo se refiere a la creencia de que Cristo volverá después de un periodo de tiempo, pero no necesariamente mil años. Quienes sostienen esta posición no interpretan la profecía no cumplida usando un método normal, es decir, literal. Creen que Apocalipsis 20:4-6 no debería ser tomado literalmente. Ellos creen que los 1,000 años significan simplemente un largo periodo de tiempo. Además, el prefijo “pos” en pos-milenialismo denota la opinión de que Cristo volverá después de que los cristianos (y no Cristo mismo) hayan establecido el reino sobre esta Tierra.
Los que sostienen la posición posmilenial creen que este mundo va a ir mejorándose cada vez más –a pesar de que todo evidencia lo contrario– con el mundo entero llegando a ser “cristianizado” finalmente. Tras esto, Cristo volverá.
Sin embargo, esta no es la perspectiva que presenta la Escritura del mundo de los últimos tiempos. El Apocalipsis muestra que el mundo será un lugar terrible en aquel tiempo futuro. También, en 2 Timoteo 3:1-7, Pablo describe los últimos tiempos como “tiempos peligrosos”.
Los que sostienen la posición posmilenial usan un método no literal para interpretar la profecía no cumplida, asignando sus propios significados a palabras. El problema con esto es que cuando uno empieza a asignar significados a palabras diferentes a su significado normal, entonces puede decidir que una palabra, o frase, u oración signifique lo que él mismo quisiera. Toda objetividad concerniente al significado de las palabras se pierde. Cuando las palabras pierden su significado, la comunicación se detiene. Sin embargo, esto no es lo que Dios pensó hacer con el lenguaje y la comunicación. Dios nos comunica a través de su Palabra escrita, un significado objetivo para estas palabras, para que ideas y pensamientos puedan ser comunicados.
Una interpretación normal, es decir literal, rechaza el pos-milenialismo y se basa en una interpretación normal de toda la Escritura, incluyendo la profecía no cumplida. Concerniente la interpretación de la profecía, tenemos miles de ejemplos de profecías siendo cumplidas en las Escrituras. Tome por ejemplo las profecías concernientes a Cristo presentes en el Antiguo Testamento. Estas profecías fueron cumplidas literalmente, por ejemplo el nacimiento virginal de Cristo (Isaías 7:14; Mateo 1:23); su muerte por nuestros pecados (Isaías 53:4-9; 1 Pedro 2:24). Ésta es razón suficiente para llegar a la conclusión de que Dios en el futuro continuará cumpliendo literalmente su Palabra escrita y sus profecías de eventos futuros.
3. El amilenialismo. Es el nombre dado a la creencia de que no habrá un reino literal de Cristo de mil años. Las personas que sostienen esta creencia son llamadas amilenialistas. El prefijo “a” en amilenialismo significa “no”. Por lo tanto, la palabra amilenialismo significa que no hay milenio. Esto difiere de la idea más aceptada llamada el Premilenialismo (la creencia que la segunda venida de Cristo ocurrirá antes de su reino milenario, y que el reino milenario es un reino literal de mil años) y de la idea menos extensamente aceptada llamada el Posmilenialismo (la creencia que Cristo volverá después de que los cristianos [y no Cristo mismo] hayan establecido el reino en la Tierra). Hay problemas importantes con el punto de vista posmilenialista, por no decir más que no pueda ser apoyada con las Escrituras, usando los métodos normativos de la interpretación.
No obstante, para ser justo con los amilenialistas, ellos no creen que no haya milenio ninguno. Ellos simplemente no creen en un milenio literal, un reino literal de Cristo de mil años en la Tierra. En cambio, creen que Cristo está sentado ahora sobre el trono de David y que esta dispensación de la Iglesia es el reino sobre el cual Cristo reina. No hay duda alguna de que Cristo esté sentado sobre un trono, pero esto no significa que esto sea lo que la Biblia describe como el trono de David. No hay duda alguna que Cristo reine ahora, porque Él es Dios. Pero esto no quiere decir que Él esté reinando sobre el reino milenario.
Para que Dios cumpla sus promesas a Israel y su pacto con David (2 Samuel 7:8-16; 23:5; Salmo 89:3-4), tiene que haber un reino literal y físico sobre la Tierra. Dudar de esto es cuestionar el deseo de Dios y/o su habilidad de cumplir sus promesas, y esto abre la puerta a una gran multitud de otros problemas teológicos. Por ejemplo, si Dios faltara en sus promesas a Israel después de proclamarlas “eternas”, ¿cómo podríamos nosotros estar seguros de cualquier cosa que él nos prometiera, incluyendo las promesas de la salvación para creyentes en el Señor Jesús? La única solución es tomar por seguro que su Palabra sea cierta y entender que sus promesas se cumplirán literalmente.
El reino de Cristo será un reino literal en la Tierra
1) Los pies de Cristo tocarán literalmente el monte de los Olivos antes del establecimiento de su reino (Zacarías 14:4,9)
2) Durante el Reino, el Mesías ejecutará justicia y juicio sobre la Tierra (Jeremías 23:5-8)
3) El reino es descrito como bajo el cielo (Daniel 7:13-14, 27)
4) Los profetas predijeron cambios dramáticos que ocurrirán en la Tierra durante el reino (Hechos 3:21; Isaías 35:1-2; 11:6-9; 29:18; 65:20-22; Ez. 47:1-12; Amos 9:11-15)
5) Habrá un reino terrenal antes de la conclusión de la historia mundial (Apocalipsis 20).
La perspectiva amilenialista sale del uso de un método de interpretación para profecías no cumplidas y otro para las Escrituras no proféticas y para profecías cumplidas. Las Escrituras no proféticas y las profecías cumplidas son interpretadas literal o normalmente. Pero según el amilenialista, la profecía no cumplida debe ser interpretada espiritual o no literalmente. Los que aceptan el amilenialismo creen que una lectura “espiritual” de la profecía no cumplida es la lectura normal de estos textos. Esto se llama el uso de una hermenéutica doble.
La hermenéutica es el estudio de los principios de la interpretación. El amilenialista supone que la mayor parte, o toda, la profecía no cumplida está escrita en lenguaje simbólico, figurativo, y espiritual. Por lo tanto, el amilenialista designa significados diferentes a aquellas partes de la Escritura que los significados normales y contextuales de esas palabras.
El problema con una interpretación de la profecía no cumplida de esta manera es que esto da lugar a una amplia gama de significados. A menos que se interprete la Escritura en el sentido normal de cómo un idioma es interpretado, no habrá un solo significado. No obstante, Dios, el autor final de toda la Escritura, tuvo un solo significado en mente cuando inspiró a los autores humanos a escribirla. Aunque puede haber muchas aplicaciones a la vida en un pasaje de la Escritura, hay un solo significado, y ese significado es lo que fue la intención de Dios para ello. Además, el hecho de que la profecía cumplida fue cumplida literalmente es la mejor razón de todas para deducir que la profecía no cumplida será cumplida literalmente también. Las profecías concernientes a la primera venida de Cristo fueron cumplidas literalmente. Por lo tanto, las profecías concernientes a la segunda venida de Cristo deberían ser cumplidas literalmente también. Por estas razones, una interpretación alegórica de la profecía no cumplida debe ser rechazada y una interpretación literal o normal de la profecía no cumplida debe ser adoptada. Interpreta este pasaje en una forma mucho menos literal. Algunos amilenialistas sostienen que el milenio ya ha comenzado, pero que el reinado de Cristo está tomando lugar en los cielos, no en la Tierra. Otros creen que la Iglesia está estableciendo el reino de Cristo ahora, entre la primera y la segunda venida de Jesús.
Dado que la Biblia da tan poca información acerca del milenio, nadie puede estar completamente seguro. El periodo de “mil años” podría ser simbólico, representando un periodo de tiempo extremadamente largo. Pero aparte de estas divergencias, todas las posiciones concuerdan en que finalmente este mundo llegará a su fin con el establecimiento de un reino eterno por parte de Jesús.
Sus partidarios creen que la mayor parte de los libros apocalípticos deben tomarse figuradamente. Así proceden las religiones cristianas más tradicionalistas.
El reino de Cristo se estableció en la primera venida de Cristo siendo proclamado como Rey por sus seguidores en lo que se conoce como “la entrada triunfal a Jerusalén” (Mt. 21:1-11; Mc .11:1-11; Lc. 19:28 al 21:38; Jn. 12:12-19)
Apocalipsis 20:1-3 se refiere a la prisión (abismo) que le fue impuesta a Satanás para que no engañase a las naciones, engaño realizado a través de milagros de sanación (Ap. 13:3) en donde una de las cabezas del dragón herida de muerte es sanada y la Tierra se maravilla y va en pos de la bestia.
Apocalipsis 20:4-6 hace referencia a Efesios 2:4-6 en donde Dios a través de su amor “resucita” espiritualmente al creyente quien se encontraba “muerto” en sus pecados y le hace sentar en el cielo para reinar juntamente con Jesucristo (primera resurrección).
La segunda resurrección se refiere a la segunda venida de Jesucristo en la que todos los seres humanos serán resucitados para ser juzgados (juicio final), unos para gloria eterna y el resto para condenación eterna.
3. El premilenialismo cree que Cristo regresará a la tierra y reinará aquí en persona, introduciendo un periodo de gran paz. Durante este periodo Satanás será atado, pero organizará una rebelión final al final de los mil años.
Sus partidarios sostienen que las narraciones apocalípticas deben tomarse literalmente a no ser que pueda demostrarse lo contrario. Así piensan algunas iglesias evangélicas.
El dominio del reino medianero que fue impartido divinamente y que humanamente se perdió en el primer Adán, siendo restaurado por el postrer Adán –Cristo– se verá cumplido finalmente en la Tierra en la etapa final de la historia humana, el Milenio. Cristo establecerá el reino milenario anunciado por los profetas (Joel 2:18-27; Zac. 12:9-13:2) después de su segunda Venida en gloria (Ap 19:11-21). Será un tiempo de paz en el que Cristo reinará en la Tierra; pero no es el acontecimiento final: se le describe como un tiempo de prueba y salvación para los hombres. La mayoría de los hombres lo servirán en verdad, sin embargo, otros nunca aceptarán su gobierno y al fin seguirán a Satanás y se opondrán a Cristo en la gran batalla escatológica de Gog y Magog (Ap. 20:8 ss).
LO QUE CREEMOS SOBRE EL MILENIO
“Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, los oídos de lo sordos se abrirán. Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la Lengua del mudo; porque aguas serán cavadas en el desierto, y torrentes en la soledad.” (Isaías 35:5,6).
El milenio es un periodo de paz y de restauración de todas las cosas que perdieron su naturaleza original por causa del pecado.
Es un reino de mil años que Cristo Jesús establecerá sobre la Tierra cuando venga por segunda vez.
El término “milenio” no se halla así escrito en la Biblia, pero tiene relación con “mil años”, pues eso es lo que significa el vocablo latino “milenio”.
En el tiempo actual proféticamente estamos viviendo en el final del reino de Roma, en los pies de aquella gran imagen que describe Daniel 2. Estamos viviendo bajo el poder de la cuarta bestia (reino mundano), en la etapa final de este reino, la prueba segura de que estos son “tiempos del fin” es que ahora tenemos varios poderes en el mundo, cada uno con miras de dominio universal.
La profecía también habla de reyes y reinos que se levantarían en los últimos días. Estos reinos estarán en vigor en los días de la segunda venida del Señor Jesús.
La profecía dice: “Y en los días de estos reyes levantará el Dios del cielo un reino que nunca jamás se corromperá.” (Daniel 2:44). Ese reino de que habla aquí Dios lo levantaría por medio de su Hijo Jesucristo, en su venida, durante el toque de la séptima trompeta, según leemos en Apocalipsis 11:15. “Y el séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: los reinos del mundo han venido a ser los reinos de nuestro Señor y de su Cristo, y él reinará por los siglos de los siglos.”
Cosas en la profecía que marcan el principio de mil años de restauración
1. La venida de Jesús con poder y gloria, al cual enviará Dios para tomar los reinos de este mundo y establecer un reino de paz. Hechos 3:20,21 dice Dios que “enviará a Jesucristo, que fue anunciado antes, a quien de cierto es necesario que el cielo reciba (retenga) hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas”.
2. La aprehensión de Satanás, al toque de la séptima trompeta, por mil años: “Un ángel descendía del cielo, que tenía la llave del abismo, y una gran cadena en su mano”. “Y prendió al dragón, aquella serpiente antigua, que es el Diablo y Satanás, y le ató por mil años.” Apocalipsis 20:1,2. A Satanás se le quitará el poder que ahora tiene: “Y arrojólo al abismo, y le encerró, y selló sobre él, porque no engañe más a las naciones, hasta que mil años sean cumplidos: y después de esto es necesario que sea desatado un poco de tiempo”. Apocalipsis 20:3.
3. Santos reinando con Cristo: “Quienes no habían adorado a la bestia, ni a su imagen, y que no recibieron la señal en sus frentes, ni en sus manos, vivieron y reinaron con Cristo mil años.” Apocalipsis 20:4.
El milenio será en la Tierra
Una vez que Jesús haya sujetado a Satanás, Dios entregará el reino a sus santos, a los que se guardaron de no adorar a la bestia. Daniel 7:26,27 dice: “Empero se sentará el Juez, y quitarále su señorío (a la bestia), para que sea destruido y arruinado hasta el extremo: y que el reino, y el señorío, y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo; cuyo reino es reino eterno, y todos los señoríos le servirán y obedecerán”. Aquí vemos que este reino de Jesús de mil años será debajo de todo el cielo, es decir, en la Tierra. Por eso en Apocalipsis 5:10, como una respuesta a lo que dice Daniel 7:27, los santos dicen: “Y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la Tierra.” Al decir que entregará el reino a los santos del Altísimo debajo de todo el cielo, indica que estos santos van a ejercer dominio, van a gobernar sobre las naciones que hubieren quedado después de la guerra del Armagedón, (Zacarías 14:16) “Y las regirán con vara de hierro”, dice Apocalipsis 2:26,27.
La Iglesia Adventista cree que durante el milenio la Iglesia será llevada a los cielos, y que la Tierra quedará desierta, sin habitantes. Se apoyan en Jeremías 4:23-29 que dice: “Miré a la tierra, y he aquí que estaba asolada y vacía; y a los cielos, y no había en ellos luz. Miré a los montes, y he aquí que temblaban, y todos los collados fueron destruidos. Miré, y no había hombre, y todas las aves del cielo se habían ido. Miré, y he aquí el campo fértil era un desierto, y todas sus ciudades eran asoladas delante de Jehová, delante del ardor de su ira.
Porque así dijo Jehová: Toda la tierra será asolada; pero no la destruiré del todo. Por esto se enlutará la tierra, y los cielos arriba se oscurecerán, porque hablé, lo pensé, y no me arrepentí, ni desistiré de ello. Al estruendo de la gente de a caballo y de los flecheros huyó toda la ciudad; entraron en las espesuras de los bosques, y subieron a los peñascos; todas las ciudades fueron abandonadas, y no quedó en ellas morador alguno.”
Pero Apocalipsis 20:3 dice que Jesús atará a Satanás “para que no engañe más a las naciones”. ¿Cuáles naciones si es que la Iglesia va a ser llevada a los cielos? Los santos aquí sobre la Tierra gobernarán a las naciones, pero si los santos fueran a ser llevados a los cielos, ¿a cuáles naciones van a regir los santos allá en los cielos? No hay ni habrá naciones gentiles en los cielos. Todo esto será en la Tierra, en donde Cristo y sus santos estarán reinando.
Jesús sobre el trono de David
Jesús sólo va a reinar mil años en medio de sus santos, y ese reino empezará cuando él venga por segunda vez, él mismo lo prometió mientras estuvo aquí en la Tierra. “Y cuando el Hijo del hombre venga, y todos los santos ángeles con él, ENTONCES ‘SE SENTARA SOBRE EL TRONO DE SU GLORIA”, (Mateo 25:31), Este trono al cual él se refiere no estará en los cielos, sino en la Tierra. Es digno aquí mencionar la veracidad de las palabras del ángel Gabriel a María en el momento de anunciarle el nacimiento de Jesús, cuando dijo: “Y he aquí, concebirás en tu seno, y parirás un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo: Y LE DARA EL SEÑOR DIOS EL TRONO DE DAVID SU PADRE”: Y reinará en la casa de Jacob por siempre; y de su reino no habrá fin”, (Lucas 1:31-33), El reino de David, como todos sabemos, quedó interrumpido y su trono quedó vacante. Así que Jesús, siendo hijo de David (Mateo 21:9), tenía el derecho de restaurar el trono de David y el privilegio de sentarse sobre él. (Amós 9: 11,12; Hechos 15:16).
¿Dónde estuvo el trono de David? El trono de David estuvo sobre la Tierra. 1 Rey. 2:11 dice: “Los días que reinó David sobre Israel fueron cuarenta años: Siete años reinó en Hebrón, y treinta y tres años reinó en Jerusalén.” Jerusalén fue el asiento del trono de David y será ese mismo lugar el asiento del trono de Jesús, según leemos en Jeremías 3:17: “En aquel tiempo llamarán a Jerusalén Trono del Eterno, y todas las gentes se congregarán a ella en el nombre del Eterno en Jerusalén.”
Desde este lugar Jesús va a reinar porque Jerusalén será el asiento de su trono. Es el monte (o gobierno) que será confirmado para él, como leemos en Isaías 2:2,3: “Y en los últimos días, el monte de la casa del Señor será establecido como el más alto de los montes; se alzará por encima de las colinas, y hacia él confluirán todas las naciones. Muchos pueblos vendrán y dirán: ¡Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob, para que nos enseñe sus caminos y andemos por sus sendas. Porque de Sión saldrá la enseñanza, de Jerusalén la palabra del Señor.”
Pero su reino no estará limitado al territorio de Jerusalén, porque siendo Jerusalén el centro de su reino, desde allí gobernará a toda la Tierra. ‘La vara de tu fortaleza enviará el SEÑOR desde Sión”. (Salmo 110:2). Y toda la Tierra recibirá los beneficios de su reino o la vara de su corrección, porque David dijo que “reinará de mar a mar, y desde el río hasta los cabos de la Tierra”. (Salmo 72:8). Hay docenas de pasajes que indican que el trono de Jesús va a estar en la Tierra, como lo estuvo el trono de David.
Los santos resucitados
La resurrección de los muertos en Cristo Jesús tendrá lugar en el principio del milenio, y al resucitarlos Dios tiene un propósito con ellos: “Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad en éstos; ANTES SERÁN SACERDOTES DE DIOS Y DE CRISTO, y reinarán con él mil años”. (Apoc. 20:6). Los que han muerto en Jesús, los que fueron al sepulcro practicando los mandamientos de Dios y la fe de Jesús saldrán a resurrección de vida en el momento cuando Jesús descienda del cielo. Porque el mismo Señor (Jesucristo) con aclamación, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.” (1 Tes. 4:16). El propósito que Dios tiene al resucitar a estos santos es hacerlos “reyes y sacerdotes” durante el milenio, pues el pasaje de Apocalipsis 20:6, dice que “reinarán con Cristo mil años”. Su misión, así como la de aquellos que estén vivos cuando el Señor venga y sean transformados a la inmortalidad, (1 Tes. 4:17; 1 Cor. 15:51,52), será regir a las personas, enseñar la justicia a la gente de las naciones que hubieren quedado después de la guerra final.
Estos son aquellos que “enseñarán a mi pueblo a hacer diferencia entre lo santo y lo profano, y les enseñarán a discernir entre lo limpio y lo no limpio.” (Ez. 44:23). Estos son los que acompañarán a los pecadores para que no yerren por el camino, como está escrito: “Y habrá para ellos en él quien los acompañe, de tal manera que los insensatos no yerren.” (Isa. 35:8). Estos son los que volverán a tomar el libro de la mano del ángel y a quienes se les dice: “Necesario es que otra vez profetices a muchos pueblos y gentes y lenguas y reyes.” (Ap. 10:7-11).
¿Cuándo resucitarán los malvados?
No resucitarán durante el milenio, según Apocalipsis 20:5, sino cuando éste haya transcurrido. He aquí las palabras textuales del pasaje: “Más los otros muertos (impíos) no tornaron a vivir hasta que sean cumplidos mil años.” De modo que, de acuerdo con este pasaje, habrá dos resurrecciones, una de justos y otra de injustos (Juan 5: 28,29); cada clase resucitará en su orden, Pablo dice: “Mas cada uno en su orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida. Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio.” (1 Cor. 15:23, 24). Y después de un intervalo de mil años resucitarán los impíos.
La restauración de todas las cosas
• El reino de Jesús será un reino de justicia, pues “Él se deleitará en el temor del Señor; no juzgará según las apariencias, ni decidirá por lo que oiga decir, sino que juzgará con justicia a los desvalidos, y dará un fallo justo en favor de los pobres de la Tierra. Destruirá la Tierra con la vara de su boca; matará al malvado con el aliento de sus labios.” (Isaías 11:3,4). La tierra volverá a tener la pureza, la santidad y la naturaleza que tenía antes del pecado. Será una tierra que fluye leche y miel; “porque aguas serán cavadas en el desierto, y torrentes en la soledad. El lugar seco será tornado en estanque, y el secadal en manaderos de aguas”. (Isaías 35:6,7). Todo esto se cumplirá al venir Jesús, cuando se le quite a la Tierra la maldición que recibió a causa de la maldad del hombre.
• Aun las bestias salvajes dejarán su instinto devorador y feroz; serán dóciles como el cordero. “El tigre con el cabrito se acostará: el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará. La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león –como el buey– comerá paja”. (Isaías 11:6,7). Esto muestra que los santos no estarán en los cielos, porque allá no habrá bestias, ni esos son animales simbólicos. Y si estos son animales simbólicos, entonces también el reino de Cristo será simbólico, y entonces no hay esperanza para los santos.
• Así como los animales salvajes van a tener un cambio en su naturaleza, los hombres igualmente disfrutarán de las bendiciones del reino. Porque está escrito que “no dirá el morador: estoy enfermo: el pueblo que morare en ella será absuelto de pecado.” (Isaías 33:24). ¡Qué bendición tan grande para los hombres que aun conserven su naturaleza terrena! Los que tendrán necesidad del fruto de la Tierra, porque éstos “edificarán casas y morarán en ellas; plantarán viñas, y comerán el fruto de ellas. No edificarán y otro morará; no plantarán y otro comerá: porque según los días de los árboles serán los días de mi pueblo, y mis escogidos perpetuarán las obras de sus manos.” (Isaías 65:21,22). El futuro de este mundo será glorioso e inimaginable, cuando Cristo Jesús reine sobre el monte Sión.
• La luna y el sol inclusive, le darán gloria y honra al Rey de reyes y se sentirán pequeños ante su presencia. Isaías dice: La luna se sonrojará y el sol se avergonzará, porque sobre el monte Sión, sobre Jerusalén, reinará el Señor Todopoderoso, glorioso entre sus ancianos. Esto será el galardón de sus santos, los que han confiado en él en todo tiempo. “A vosotros, que sois atribulados, dar reposo con nosotros, cuando se manifestará el Señor Jesús del cielo con los ángeles de su potencia;… cuando viniere para ser glorificado en sus santos, y hacerse admirable en aquel día en todos los que creyeron.” (2 Tes. 1:8 y 10).
• Al estar reinando Cristo Jesús no propiciará la guerra ni nada que incentive el espíritu bélico. En esta dispensación los hombres gritan con furor, “haced espadas de vuestros azadones, lanzas de vuestras hoces…“ (Joel 3:10). Pero estando Cristo ya gobernando, “corregirá fuertes naciones hasta muy lejos: y martillarán sus espadas para azadones, y sus lanzas para hoces: no alzará espada gente contra gente, ni más se ensayarán para la guerra”. (Miqueas 4:3). La venida de Jesús será el alivio del dolor y de la desolación. La guerra es lo que ha causado tantas lágrimas, y orfandad y muerte, Pero el Señor ha dicho para ese futuro añorado: “Aquel día haré en tu favor un pacto con los animales del campo, con las aves de los cielos y con los reptiles de la Tierra. Eliminaré del país arcos, espadas y guerra, para que todos duerman seguros.” (Oseas 2:18).
• En ese tiempo se cumplirán plenamente las palabras de “Gloria a Dios en las alturas, y en la Tierra paz, a los hombres de buena voluntad”. (Lucas 2:14). Porque el Señor ha prometido establecer la paz para siempre, y ha dicho; “destruiré los carros, y los caballos de Jerusalén; y los arcos de guerra serán quebrados: y hablará paz a las gentes; y su señorío será de mar a mar (no en los cielos), y desde el río hasta los fines de la Tierra”. (Zacarías 9:10). La batalla del Armagedón (Apoc. 16:12-21) será la última guerra entre las naciones y los hombres de este mundo. Pero todo eso será antes del milenio. Ahora ya estamos muy cerca de ese tiempo cuando dicho Armagedón ha de desatarse.
Fin del milenio
Así como hay ciertas características que marcan el principio del milenio, también existen evidencias que han de poner fin a este periodo de mil años.
“Y cuando los mil años fueren cumplidos, Satanás será suelto de su prisión.” (Apoc. 20:7). Es en este tiempo precisamente cuando resucitarán todos los impíos, los cuales no se hallen escritos en el Libro de la Vida (Apoc. 20:12-15), Este evento jamás visto será “para dar el pago a los que no conocieron a Dios, ni obedecen el evangelio de nuestro Señor Jesucristo; los cuales serán castigados de eterna perdición (destrucción). . .“ (2 Tes. 1:8,9). “Esta es la muerte segunda”, (Apoc. 20:14).
La tarea de Satanás, desde su principio hasta su fin, ha sido siempre de destrucción. Cuando éste sea suelto de su prisión otra vez al fin del milenio, “saldrá para engañar a las naciones que están sobre los cuatro ángulos de la Tierra…; con el fin de congregarlos para la batalla.” (Apoc. 20:8). Pero esto será lo último que intente hacer sin que lo lleve a cabo: Dios destruirá a Satanás con todos sus seguidores. La Biblia dice: “Y de Dios descendió fuego del cielo, y los devoró.” (Apoc. 20:9). Hasta aquí Jesús habrá puesto a sus enemigos debajo de sus pies, los habrá sujetado para siempre jamás. ésta es la última escena Con la cual Jesús termina su función como Rey.
Jesús entregará el reino al Padre
El oficio de Jesús queda adscrito al Padre para que él continúe con el reino de la eternidad: “Luego, el fin; cuando entregará el reino a Dios y al Padre, cuando habrá quitado todo imperio, y toda potencia y potestad. Porque es menester que él reine, hasta poner a todos sus enemigos debajo de sus pies. Y el postrer enemigo que será desecho, será la muerte, mas luego que todas las cosas le fueren sujetas, entonces también el mismo Hijo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todas las cosas en todos.” 1 Corintios 15:24-28. La descripción que hace Pablo no necesita explicación extra. Queda entendido que el Hijo entrega al Padre su potestad, su dominio, su gobierno limpio de toda maldad e impureza; limpio de todo lo que contamina, para que el Padre continúe con el reino de la eternidad bajo características más sublimes aún.
Resumen
Tras la secuencia de sucesos sobre las principales referencias al milenio, hacemos un resumen desde la venida de Jesús hasta el fin del milenio.
1. Fin de los reinos terrenales a la venida de Cristo, Daniel 2:44; Apocalipsis 11:15.
2. Los impíos que vivan en su venida, serán destruidos, Isaías 66:l5:16; 2 Tes. 1:7-9.
3. Muchos inocentes, o aquellos que jamás se les anunció el evangelio permanecerán sobre la Tierra para escuchar las buenas nuevas. Job 4:7; Isaías 66:18,19; Zacarías 14:16; Habacuc. 2:14; Salmo 72.
8. Satanás será atado. Apocalipsis 20:1,2.
9. Aquellos que queden para ser enseñados, serán criaturas de libre albedrío pero sin la influencia de Satanás. Isa. 65:20.
4. Al descender Cristo a la Tierra todos los justos (vivos y muertos) irán al encuentro de Jesús “en los aires”. 1 Tes. 3:13; 1 Tes. 4:13-18.
5. Jesús pondrá sus pies sobre el monte de las Olivas, en Jerusalén, el lugar de donde ascendió a los cielos. Hechos 1:9-12; Zacarías 14:4.
6. Entonces saldrán aguas vivas de Jerusalén. Zacarías 14:8.
7. El gobierno universal a los santos, estando Cristo como Rey de reyes. Zac. 14:9; Salmo 47:8; Isaías 32:1, Isaías 52:7; Miqueas 4:7; Apocalipsis 5:10.