LupaProtestante

LA MISIÓN MUNDIAL DE LA IGLESIA “DESDE ABAJO”

David J. Suazo, Guatemala

Reflexiones basadas en Gálatas, 4:4

La historia de la misión mundial de la Iglesia está llena de creyentes abnegados que se entregaron en cuerpo y alma al cumplimiento de la tarea que Jesús dejó a sus discípulos: hacer discípulos en todas las naciones (Mt. 28:19-20). Estos creyentes se encarnaron ellos mismos y encarnaron el Evangelio en diferentes pueblos y culturas a la manera de Jesús. Aprendieron nuevos idiomas; se identificaron con nuevas culturas; aprendieron a sentir y a pensar como las personas a quienes estaban ministrando. Invirtieron tiempo, esfuerzo y vida en el cumplimiento de aquella tarea. A esta forma de hacer la misión se le puede llamar “desde abajo”

Sin embargo, lamentablemente, la historia de la misión mundial de la Iglesia también está llena de arrogancia, prepotencia e imposición. Muchas veces la evangelización de pueblos y naciones se hizo con violencia, con la fuerza militar, con la fuerza económica o con superioridad cultural. A esta forma de hacer la misión se le puede llamar “desde arriba”. ¿Cómo diseñó Dios la misión de su Hijo Jesucristo? ¿Cómo cumplió Jesucristo su misión? Un versículo conocido, pero poco estudiado a fondo, al menos desde la perspectiva misionera es Gálatas 4:4. Este texto nos enseña algo sobre la manera cristológica de hacer misión.

Dios controla la historia

La primera frase del versículo 4 dice Pero cuando vino la plenitud del tiempo (Biblia de Las Américas), es decir, cuando llegó el cumplimiento de la historia Dios actuó. En el caso de Jesucristo Dios tenía un plan que iba cumpliendo progresivamente a través de la historia hasta que llegó el momento indicado. No es casualidad que Jesucristo naciera en tiempos del Imperio Romano. No es casualidad que Jesucristo naciera en tiempos en que el pueblo judío estaba sometido el Imperio Romano. No es casualidad que Jesucristo naciera cuando el griego era el idioma universal. La misión es de Dios y él dirige la historia para su realización.

Hoy nosotros en el siglo XXI no nos percatamos tan claramente de cómo Dios está controlando la Historia. Parece que los acontecimientos mundiales están fuera de control. Parece que las potencias políticas y militares son las que controlan los acontecimientos y la historia. A veces pensamos que las puertas que hoy están cerradas al Evangelio se abrirán cuando X o Y nación den su aprobación, como si la historia estuviera solamente en manos de hombres. Siempre hay un cumplimiento del tiempo, pero el tiempo de Dios. Hoy se vive una tensión creciente entre el Islam y el cristianismo, sin que se vea en el futuro cercano una solución. Sin embargo, no olvidemos que Dios sigue siendo quien controla la historia.

La encarnación de Jesucristo y la misión de la Iglesia

Las siguientes expresiones del vr. 4 dicen que Dios envió a su Hijo nacido de mujer, nacido bajo la ley. Tres lecciones misioneras podemos extraer de aquí: 1) Dios misionero, Hijo misionero, 2) encarnación física y 3) encarnación cultural-religiosa.

Dios misionero, Hijo misionero

La primera lección aquí es que Dios es un Dios enviador y el Hijo es un Dios enviado. No hay misión sin estas dos verdades. En el vr. 6 de este mismo pasaje se habla de otro envío que hizo Dios. Allí se dice que Dios envió al Espíritu de su Hijo a nuestros corazones. Mientras el Hijo fue enviado a la tierra, el Espíritu fue enviado a nuestros corazones. En ambos casos resalta el carácter enviador de Dios. Si somos hijos de Dios, tal como lo dice este pasaje, entonces imitamos a nuestro Padre y nosotros también debemos ser ambas cosas: enviadores y enviados. Jesús mismo lo dijo a sus discípulos en Juan 17:18 y 20:21 Como el Padre me ha enviado, así también yo os envío. En última instancia no es una iglesia la que envía, ni alguna agencia misionera, no nosotros mismos a nosotros a mismos. Es Dios quien envía. La Iglesia y las agencias misionera son solamente instrumentos en las manos de Dios para el cumplimiento de su misión. Con todo, lo más importante es que todos ya somos enviados, es decir, ya somos misioneros, porque Jesucristo ya nos envió, solamente hace falta que lo reconozcamos y que cumplamos con la misión que nos ha encomendado.

Encarnación física de Jesucristo:
modelo de misión

La segunda lección aquí es que Jesucristo se encarnó físicamente, es decir, se hizo un ser humano con todo lo que eso significa. Si juntamos este versículo con lo que enseña Filipenses 2:5-8 tenemos el cuadro completo de lo que significa nacido de mujer. Dios pudo perfectamente haber cumplido su plan “desde arriba” como Dios exaltado y no como un siervo humilde y humillado. La misión desde abajo significa que Dios se hizo un ser humano, se humilló, se vació para tomar la forma más insignificante a fin de cumplir su misión. Filipenses 2:5 dice que nosotros debemos tener la misma actitud que tuvo Cristo Jesús, es decir, también debemos hacer la misión desde abajo.

Lamentablemente la Iglesia cristiana a lo largo de los siglos ha realizado la misión más bien desde arriba, con contadas excepciones. Debemos olvidarnos de la arrogancia, de la prepotencia, del orgullo cultural y hacernos solidarios con aquellos a quienes ministramos sea donde sea. Normalmente la misión mundial de la Iglesia se ha hecho desde culturas dominantes hacia culturas menos desarrolladas, más pobres, más dependientes, de manera que en Evangelio parece ser algo ajeno en que para aceptarlo hay que hacerse como el de arriba. La encarnación es al revés. Dios se hizo uno de abajo y el Evangelio se identifica con los de abajo. Por primera vez, desde hace muchos siglos, la misión mundial de la Iglesia está siendo cumplida por misioneros que no representan ningún poder (económico, militar o político), desde América Latina, África y Asia. Quizá estamos a las puertas de hacer la misión de una manera más acorde con el modelo encarnacional de Jesús.

La encarnación cultural-religiosa
de Jesús: modelo de misión

La última frase del vr. 4 dice: nacido bajo la ley lo que significa que la encarnación de Jesucristo no fue solamente física, sino también cultural-religiosa. Cristo nació no solamente como un ser humano, sino como un ser humano identificado con una cultura y bajo las normas de la Ley Mosaica. Jesús tuvo que aprender el idioma de esa cultura, sus costumbres y tradiciones. Jesús no fue un extraterrestre identificado más con su cultura celestial que con su cultura terrenal. El fue plenamente humano en todo el sentido de la palabra. Así como Jesús se hizo solidario con la raza humana y con su cultura, así también la Iglesia debe hacerse solidaria con la humanidad y con cada cultura a fin de cumplir la misión. El vr. 5 de este capítulo nos señala claramente que Jesús hizo todo esto para cumplir con el plan redentor de Dios. De igual manera nosotros también nos encarnamos, no en el sentido literal de Jesucristo, sino en el sentido figurado, en la humanidad y en cada cultura a fin de cumplir con la misión que Jesús nos dejó: hacer discípulos en todas las naciones.

Ahora que los creyentes latinoamericanos estamos entrando a cumplir con la misión mundial de la Iglesia nos conviene re
cordar la manera en que Jesús cumplió su misión, porque se nos manda a imitarlo. Los misioneros latinoamericanos podemos repetir los errores del pasado y hacer la misión desde arriba, es decir, desde nuestras tradiciones eclesiásticas, desde nuestros títulos académicos o desde nuestros recursos financieros. No olvidemos que Jesús cumplió su misión desde abajo.

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