Pedro Trevijano

Si quiero poder hablar de algo con propiedad tengo que haber estudiado el asunto. Aunque es indudable que la fe da una dimensión espiritual más profunda al estudio de la Biblia, estamos hablando del libro más importante de la Historia de la Humanidad y del que más ediciones se han hecho. Su estudio científico por ello se realiza tanto por creyentes como por ateos, no siendo difícil encontrar criterios comunes de investigación. Entre éstos están:

a) La crítica textual, con objeto de determinar el texto original o acercarnos en lo posible a él. Los textos originales no han llegado hasta nosotros, pero sí abundantes copias, incluso en los idiomas originales, que son en los que los estudian los especialistas. En relación con la literatura de aquéllas épocas, la situación de los textos bíblicos es privilegiada, por la abundancia de material llegado hasta nosotros, pues no olvidemos que han sido los monjes medievales los que han permitido que la cultura de la Antigüedad llegase hasta nosotros. De todos modos, en lo referente al Antiguo Testamento, hay que destacar por su importancia los manuscritos del Mar Muerto o de Qumram, hallados en 1947 y años sucesivos. La crítica textual, ciencia muy exigente, nos asegura que, en conjunto, los textos bíblicos que ahora tenemos son una fiel transmisión de los textos originarios;

b) la ciencia histórica y la arqueología, que tratan de proporcionarnos una visión del mundo en que vivieron los autores sagrados y la manera de pensar y vivir de sus lectores u oyentes inmediatos;

c) la crítica literaria, a fin de comprender los géneros literarios y las características estilísticas y lingüísticas de los autores. Y es que para entender la Biblia es necesario darse cuenta del género literario en que está escrito el libro o fragmento que estamos leyendo y la intención que preside la obra del autor humano. En la Biblia encontramos muy diversos géneros literarios y es indiscutible que un libro poético o una parábola no pueden entenderse del mismo modo que un libro histórico.

Cada forma de expresarse, cada género literario tiene su verdad. Así el relato de la Creación (Gen 1) no es una enseñanza científica, sino un poema litúrgico, ni el paso del Mar Rojo (Ex 14) un reportaje en directo, sino una epopeya, ni el libro de Jonás una historia, sino una novela. Por ello es tan importante entender el género literario de lo que estamos leyendo.

Pero otras muchas ciencias también contribuyen a alcanzar un conocimiento cada vez más profundo de la Biblia. Por ejemplo la gramática, la lingüística, la etnología, la psicología, la sociología.

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