SBU. Gracias a excavaciones arqueológicas se han encontrado referencias sobre el Rey David y Poncio Pilato, además de antecedentes relacionados con Jesús.
Israel, Jordania, Siria, Turquía, Irak. Sus territorios no solo sirven de escenario a conflictos bélicos y enfrentamientos entre etnias, sino que también son verdaderas máquinas del tiempo para arqueólogos que buscan entre sus ruinas pistas y antecedentes sobre el mundo que vio el nacimiento de la Biblia y las personalidades que aparecen en sus textos.
Tal como dice Keith N. Schoville, profesor emérito de estudios hebreos de la Universidad de Wisconsin-Madison (EE.UU.), la «búsqueda del pasado y los descubrimientos resultantes siempre están sujetos a hallazgos al azar, así que en cualquier momento es posible encontrar evidencia que aporte nuevas pistas sobre una figura bíblica o evento, a través de algún texto o reliquia de la antigüedad».
Entre los hallazgos más reveladores sobre el mundo bíblico están los rollos del Mar Muerto. Descubiertos de forma accidental en 1947 por pastores beduinos, los textos se encontraban en jarrones de cerámica ocultos en una cueva al noroeste del Mar Muerto. Luego que los pastores intentaran vender los rollos, éstos llamaron la atención del mundo científicos e impulsaron investigaciones que llevaron al descubrimiento de más de 800 documentos en 11 cuevas, incluyendo copias casi completas del Antiguo Testamento (el material era 1.000 años más antiguo que cualquier texto hebreo visto hasta esa época).
Los textos operan como una ventana hacia la zona de Palestina en las décadas previas y posteriores al nacimiento de Cristo, incluyendo la primera gran revuelta judía contra los romanos. Hoy los documentos -elaborados por una secta conocida como los esenios (nombrados en escrituras de autores como Flavio Josefo)- se hallan en su mayoría en el Santuario del Libro, en Jerusalén.
En el mundo de la arqueología bíblica la estela de Tel Dan, una inscripción del siglo noveno a.C., también causó gran impacto al entregar la primera evidencia histórica del Rey David. La reliquia fue hallada por el arqueólogo Avraham Biran en 1993 a los pies del Monte Hermon, norte de Israel, y su texto conmemora la victoria de un rey arameo sobre sus dos vecinos del sur: el «rey de Israel» y el «rey de la casa de David».
La transcripción probó que David fue una figura histórica y no una creación de los redactores de los textos bíblicos. Algo similar pasó con Poncio Pilatos, quinto gobernador romano de Judea y bajo cuyo mando se crucificó a Jesús. Pese a que fue mencionado por autores como Tacitus y monedas emitidas bajo su régimen han sido encontradas en varios sitios, recién en 1961 se halló una inscripción con su nombre en la zona italiana de Cesarea Marítima: «Tiberio (el emperador romano de la época), Poncio Pilatos, prefecto de Judea».
En 2004, arqueólogos anunciaron el hallazgo de una cueva donde Juan El Bautista habría ungido a sus discípulos. Se trata de una gran cisterna con 28 escalones que llevan a una piscina subterránea. Según el británico Shimon Gibson, director del Instituto de Investigación Arqueológica W.F. Albright, en el lugar se hallaron inscripciones en las paredes que cuentan la historia del predicador, además de una piedra que habría sido usada para la ceremonia de lavado de pies.
Los hallazgos también han arrojado pistas sobre la vida de Jesús. Durante su vida de adulto, residió en Capernaum, Mar de Galilea (Israel). Hace más de dos décadas, expertos italianos hallaron en ese lugar restos de la casa donde habría vivido Jesús y que perteneció a Pedro. De forma similar, a fines de 2009 arqueólogos israelíes anunciaron el hallazgo en Nazareth de la primera vivienda que data de la época de Jesús y donde vivía una sencilla familia judía que tenía grutas para ocultarse de los romanos. «Un joven Jesús pudo jugar alrededor de esta casa con sus amigos», dijo Yardena Alexandre, director de excavaciones de la Autoridad de Antigüedaes de Israel.