Oseas F. Lira

El nombre de esta reunión es Cena del Señor, en consecuencia evitaremos llamarle “Santa Cena.”

El culto que se realiza en esta ocasión debe ser realizado con toda solemnidad, por lo que sugerimos observar la mayor formalidad en cada punto del desarrollo del programa.

1. Que el director de culto no agregue actos de habla a la mitad del canto de un himno, que no se digan cosas como: más fuerte hermanos, todos de pie, la siguiente estrofa sólo los de la derecha, repetimos el coro, etcétera. En este culto es preferible cantar todos a una sola voz ya que hay que fomentar la fe, la armonía, la comunión, etc.

2. Quien vaya a dirigir un himno, que lo practique bien primero en su casa; la misma recomendación se aplicaría al hno. o hna. que lea una porción bíblica.

3. Que el director cuide de no decir cosas como: “El momento que esperábamos con ansiedad ha llegado.“ Recuerde que en un culto de Cena del Señor todos los hnos. esperan todo, no sólo la participación de un coro, un número especial, la recolección de la ofrenda o el canto de un niño.

4. Que no haya comentarios del expositor antes o después del sermón, como agradecimientos, bienvenidas muy especiales, algún llamado de atención, etcétera. Al menos en el culto de Cena del Señor el predicador debe restringir su participación a sólo exponer la palabra de Dios. Es decir, no incluir largas anécdotas, chistes, regaños, ironías, llamados de atención, etc., sino que debe hablar para hermanos miembros que ya tienen fe y convicción.

5. Apoyos especiales. Cuando el pastor agradezca a un hno. o hna. por su apoyo para adquirir un arreglo floral, unas sillas, el préstamo de una mesa, etc., debe cuidar cosas como:
– No excederse en la dimensión de la gratitud y del elogio.
– No aprovechar el momento para llamar la atención, por ej., a hnos. que se les pidió su colaboración y no la dieron.
– Recuerde que, por el tipo de reunión, no hay motivo para agradecer a tantas personas: a quien hizo el diseño de los programas, a quien se encargó del manejo del cañón, a quien llenó de agua los toneles, etc. Lo que debe predominar en este culto es el nombre del Señor y no los nombres de los hermanos.

6. Si se permite esta expresión, hay actos en los que vale la pena “perder” tiempo, por ejemplo esperar bien a todos los miembros que se acaben el pan, sólo hasta entonces es prudente que se hable. Si el pastor ha terminado su pan debe evitar empezar a leer versos o decir palabra alguna porque ejerce presión y algunos hermanos se ven obligados a comer el pan muy aprisa.

7. Al terminar su área, un repartidor, de pan o de vino, debe observar si puede ayudar en otra área para agilizar el acto de la distribución de los emblemas.

8. Previsión
– Convendría que al menos una semana antes del culto de Cena del Señor se realizara una reunión exclusivamente con los miembros de la Iglesia para dar indicaciones, para orar, para iniciar con ellos un proceso de inducción y sensibilización, etc.
– Debido a que estos cultos se extienden demasiado, es prudente cantar justo los himnos suficientes para tener un buen control del tiempo.
– Puesto que en este culto hay actos y partes fundamentales e inevitables, quizá a algunos oficiantes les funcione elaborar un guión escrito para evitar olvidos, o la realización de la ceremonia en otro orden.
–En estos cultos diversos hermanos desean normalmente presentar un número especial; el Pastor, junto con el Consejo Local, puede programar una semana de Cultos diarios en el templo como preparativo espiritual para la congregación y ahí puede dar oportunidad a todos los que quieran ofrecer sus números especiales, lo mismo puede hacerse en un culto especial de gratitud que se programe para realizarse al día siguiente de la Cena del Señor, así se evitará que el culto de Cena se extienda demasiado, al menos por la parte de los números especiales.
–La tónica del Culto de Cena del Señor es muy especial, por lo que el Pastor, preferentemente, debe instruir a su equipo de obreros, de directores de culto y a la congregación en general, para que en ese culto campee la humildad antes que los protagonismos y los deseos de sobresalir. Si a pesar de todo hubiera por ejemplo una declamación, instruya también al declamador para que no levante la voz; en un culto como éste de verdad que no caben los gritos ni para declamar, mucho menos para dirigir o predicar.
– En congregaciones grandes, cortar todo el pan que se pueda antes, pero no a la vista de los hnos. Esto sería para ahorrar tiempo, para que después no se tenga de pie mucho tiempo a la congregación. Asimismo, puede indicar que los hermanos ancianos, enfermos y discapacitados pueden permanecer sentados; incluso el oficiante puede indicar que toda la congregación permanezca sentada y no se comete ningún error u ofensa ni al templo ni a Dios. Al respecto la liturgia es: tomar el pan entero, pedir bendición e inmediatamente proceder a partirlo.
– Dar información clara, oportuna y sólo la necesaria, ej. salen los hnos de esta nave, desde la primera banca hasta donde está tal hno.
– Decir de manera concreta: Tal hno. o hna. va a apoyar en el conteo de los participantes. Los hnos. se lavan los pies en tal lugar, las hnas. en tal lugar de nuestras instalaciones, etc.
– Pida a tiempo a la directora de la soc. femenil que sugiera a las hnas. que para este culto lleven la indumentaria más adecuada, que será aquella que permita agilizar el acto de lavatorio de pies, a la vez que les evite ciertas incomodidades.
– Tanto en hombres como en mujeres, el vestuario debe ser recatado, honesto, decente, ya que, ante todo, el culto de Cena del Señor es una acto espiritual y de comunión de los hijos de Dios con el Señor, no se trata de un desfile de modas ni de una reunión social. No son necesarios ni los trajes ni los vestidos largos. Sugiera que las hnas. no lleven vestidos con espaldas descubiertas o escotes pronunciados.

En algunas congregaciones, por higiene, el pastor, incluye el lavatorio de sus manos, como acto previo al partimiento del pan y a la distribución del vino. Esto puede realizarlo a un lado del púlpito con apoyo de algún hno.

También, algunos pastores suelen recomendar que los no bautizados no asistan al culto de Cena del Señor; también, que preferentemente no se lleve a invitados ese día. Sin embargo, la asistencia de los hermanos no bautizados es muy importante porque viendo ellos el ritual y conociendo su significado e implicaciones se motivan, fortalecen su fe y la esperanza en el Señor los conmueve y motiva para que un día tomen la decisión de bautizarse y prontamente participen de los emblemas con los demás hijos de Dios. Respecto a llevar invitados primerizos el obstáculo es que al oír cena, ellos se forman una idea equivocada del acto, que por durar demasiado tiempo terminan por perder el interés y la comprensión de lo que está sucediendo en el templo. A pesar de todo, en el caso de que esté presente algún invitado, tome la precaución de dar una explicación sobre lo que los invitados presenciarán y la causa por la que lo hacemos. Yo conozco a hnos. que se convirtieron gracias a que alguien los invitó a presenciar un culto de Cena del Señor.

Hay congregaciones que pasan lista y anuncian datos estadísticos, por ejemplo: con cuántos miembros cuenta el padrón local; cuántos participantes locales de los emblemas hubo; cuántos faltaron; cuántos miembros visitantes hubo; cuántos participantes especiales tomaron los emblemas (por ej. los que sólo asisten cada año); etc.

Es de orden que al menos en esta ocasión se realice la lectura del Acta correspondiente.
Finalmente, respecto al vino sobrante, puede distribuirlo entre los hnos pobres, ancianos, enfermos, etc. cuidando no atribuirle poderes mágicos, curativos o milagrosos, razón por la cual no es necesario que antes de tomar este vino sobrante se ore pidiendo que a través de él determinado hermano recupere la salud.

En algunas congregaciones se acostumbra hacer un gran culto de gratitud un día después del culto de Cena del Señor. Los números especiales que se presentan en ese culto de gratitud debieran ser ofrecidos sólo por hermanos bautizados, no por adolescentes, niños y jóvenes que todavía no tienen la conciencia de lo que significa estar bautizados. Son los bautizados –los que participaron de la Cena del Señor– los que presentan a Dios el culto de gratitud, por lo tanto ellos debieran ser los principales participantes de dicho culto tanto en la dirección del programa, las oraciones, como en los números especiales. En una ocasión tuve oportunidad de ver cómo una adolescente después de declamar en uno de estos cultos, tranquilamente se salió del templo y en la banqueta en la calle se puso a platicar trivialidades con otros niños de la Iglesia que también estaban fuera del templo. Entretanto, dentro del templo algunos hermanos lloraban aún conmovidos por el contenido de la poesía presentada por la adolescente. La hermana adolescente declamadora sólo dijo su poesía “de carretilla” sin tener conciencia de las implicaciones de la presentación de su número especial.

Corrección de construcciones verbales incorrectas:
–“Voy a leer tal salmo y ustedes me siguen con la vista.” Lo correcto sería: Voy a leer tal salmo y ustedes con la vista realizan la lectura en su Biblia.
–“ Vamos a seguir alabando a Cristo.” Es mejor expresar: Continuemos alabando a Cristo.
–“Seguro que durante este año nosotros nos portamos mal, mas sin en cambio Dios nos perdona.” Sería mejor decir: Hermanos, durante el año transcurrido nos portamos mal, en cambio Dios nos perdona.
– “Estando en el templo recordamos todas nuestras ‘vicitudes’.” (Lo correcto es vicisitudes) Mejor diga: “Durante el culto en el templo tanto la letra de los himnos que cantamos como la palabra que escuchamos o la presencia de la mano de Dios nos hace recordar todas nuestras vicisitudes.
–“Para dirigir el culto de Cena del Señor ‘debemos de estar’ inspirados, porque no es cualquier culto.” Lo correcto es “debemos estar inspirados, porque…”

Frases cliché:
“Bien hermanos, ahora los invito a que puestos de pie entonemos juntos el himno 207 titulado…” Diga, por ejemplo: Los invito a que por favor se pongan de pie para que así cantemos juntos el himno 207 titulado… el cual nos invita a…
“Quiero invitar a nuestro hermano pastor X para que él dé gracias por este culto que hemos ofrecido a Dios.”
Mejor diga: “Ahora invito a nuestro hermano pastor X para que desde este lugar sea él quien en oración dé gracias a Dios por este culto que ofrecimos a su nombre.”
Puesto que el director del programa ya está de pie al frente dirigiendo, no diga: pongámonos de pie. Mejor diga: “hermanos, por favor pónganse de pie.”
Recuerde ser amable incluso en frases tan sencillas y comunes, no diga: les voy a pedir que… sino: “les pido por favor que…”
Hable con el corazón, adorne sus ideas, muestre verbalmente su fe, al hablar proceda también como cuando envía un mensaje por carta, mail o celular a la persona amada. Endulce las ideas intercalando las palabras adecuadas, aquellas que expresen también sentimientos. Exprese ideas con sentido claro y completo. Usted logrará mejores resultados si dice palabras sinceras que le salgan del corazón y que, a su vez, toquen el corazón de los congregantes.

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