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El 30 de septiembre (1 de tishrí) comienza el nuevo año judío, cuya celebración dura dos días. Rosh Hashaná significa literalmente ‘principio de año’ y marca el inicio de los Días Solemnes, dedicados al arrepentimiento y la penitencia, que culminan en Iom Kipur. La festividad celebra la creación del mundo y su ceremonia más característica es el toque del shofar (‘cuerno’) en la sinagoga (salvo si cae en sábado). Otra costumbre es el servicio del Tashlij (‘¡arroja!’), plegaria que se celebra junto al mar o un río con el fin de ‘arrojar’ los pecados en señal de arrepentimiento. En algunas comunidades, durante la cena de la primera noche es preceptivo bendecir sobre una manzana, una cebolla, una acelga, unos dátiles, una calabaza y un hinojo, y en la segunda noche sobre una granada, simbolizando el deseo de un año dulce en el que se multipliquen nuestros méritos. Rosh Hashaná es el año nuevo civil; el año religioso comienza en el mes de nisán.

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