Hace algunos años se pensaba que cuando en la iglesia hubiera jóvenes con distintas profesiones, entonces seríamos una iglesia próspera. Desde hace varios años la mitad del sueño se cumplió y digo la mitad porque sólo se cumplió la parte de tener jóvenes profesionistas. Ahora varios de ellos están tan ocupados en su labor, que apenas y tienen tiempo para asistir al culto, y tienen tantos compromisos económicos que no les alcanza para diezmar.

“Los hijos de Efraín arqueros muy diestros, volvieron las espaldas en el día de la batalla. No guardaron el Pacto de Dios ni quisieron andar en su Ley, al contrario se olvidaron de sus obras y de sus maravillas que les había hecho” (Salmo 78:9-11).

Si todos los jóvenes y adultos profesionistas fueran fieles, no habría necesidad de rifas, ni ventas y ni distintas actividades de carácter económico que nos distraen de nuestra verdadera función como Iglesia, además:

+ Las Iglesias serían más edificadas con la participación de ellos.
+ Los jubilados recibirían una pensión adecuada.
+ Los templos se terminarían de construir.
+ Se patrocinaría a más estudiantes del SEM.
+ Habría más pastores de tiempo completo.
+ Se patrocinarían a otros misioneros.
+ Cada Distrito contaría con lo necesario para una mejor atención y desempeño: vehículo automotriz, oficina, equipo de oficina, equipo didáctico, recursos suficientes para atender las distintas necesidades.
+ Se tendría un presupuesto adecuado para todos los trabajos en la iglesia.
+ Cada templo tendría un equipo de sonido adecuado.
+ Los pastores recibirían un salario más decoroso y así, libres de preocupaciones, se dedicarían con mayor atención a su labor.
+ Habría menos necesitados en nuestra iglesia y muchas otras bendiciones.

Se solicitan jóvenes que: “No den la espalda el día de la batalla”.

Con aprecio

David Rojas Aldaco

http://www.iglesia7d.org.mx/ceg/mensajes/jovenes.htm

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