LaJornadadeOriente. Edición del 20 de Septiembre de 2007.
Desde que supo las sospechas que pesaban sobre el cura Nicolás Aguilar Rivera por abusos sexuales cometidos contra niños, el arzobispo de Puebla, Rosendo Huesca Pacheco se negó a que el sacerdote ejerciera su ministerio en territorio estatal, pero tuvo que concederle una anuencia provisional de dos meses para oficiar, debido a que el clérigo y su amigo Gilberto Nájera, párroco de Santa Clara Huitziltepec, se inconformaron por la oposición del jerarca poblano ante el Vaticano, informó el vocero de la Arquidiócesis local, Eugenio Lira Rugarcía.
En una entrevista que concedió el día de ayer por la mañana desde Atlixco, vía telefónica, el portavoz religioso dijo que al final del litigio la santa sede le concedió la razón a Huesca y Pacheco, quien de inmediato suspendió el permiso de Rivera Aguilar.
“El padre Gilberto Nájera le dio asilo a Nicolás Aguilar, quien tenía un problema de salud. Ambos solicitaron a la curia del arzobispado para que el padre auxiliara en la parroquia de Santa Clara, entonces, puesto que no había una orden de aprehensión en ese momento que se conociera, ni tampoco una denuncia oficial ante el obispado de Tehuacán, aunque sí el rumor de que el padre Nicolás Aguilar no parecía conveniente para ejercer el ministerio, por eso le negó en un principio las licencias”, explicó Lira.
Añadió: “El párroco acudió a la santa sede para que resolviera el asunto porque le pareció injusto. Cuando la santa sede está informada del asunto, el obispo tiene que esperar la resolución del Vaticano y dejar a un lado la decisión antes tomada; por eso se le extendió un permiso por unos meses, en lo que llegaba la respuesta de la santa sede. Llegó ésta y apoyó la decisión de Rosendo Huesca, y él le notificó al padre Nicolás Aguilar que no podía seguir oficiando en Puebla”.
–¿Entonces, la arquidiócesis de Puebla extendió el permiso, mientras el Vaticano analizaba la petición, y como no había orden de aprehensión ni demandas, se lo otorgaron?
–Así es. Exacto. Porque ya había rumores, y ya había denuncias, pero él resultó declarado inocente, y por eso Rosendo Hueca no creyó oportuno darle el permiso.
En seguida, el vocero realizó algunas explicaciones sobre derecho canónico, y dijo que después de haber sido rechazado en Puebla, Nicolás Aguilar Rivera tuvo que haberse presentado ante el obispo de Tehuacán, pero todo indica que no lo hizo. Por eso, aunque tiene la facultad de ejercer su ministerio, en los hechos perdió la licencia para ejercer actos sacramentales, como oficiar misas.
En el curso de la conversación se recordó que en diciembre de 2006 el grupo de obispos que integran la zona pastoral oriente en México (en Puebla, Rosendo Huesca y Pacheco; Tehuacán, Rodrigo Aguilar, y Huajuapan de Léon, Teodoro Pino Miranda) solicitó al papa Benedicto XVI que analizara la posibilidad de quitar el ministerio sacerdotal a Nicolás Aguilar Rivera por los casi 100 abusos sexuales cometidos en contra de menores tanto en México como en Estados Unidos.
El portavoz manifestó que los obispos le entregaron a su máximo jerarca un informe que deberá sustentarse con pruebas, pero que éstas sólo las puede recabar y entregar el obispo de Tehuacán, Rodrigo Aguilar Martínez.
–¿Cuánto tiempo tomará a la santa sede la decisión sobre el informe de los obispos?
–No lo sabemos con exactitud. Se presentó un informe, y la santa sede decidirá. Los reportes y el informe los presentará la diócesis del municipio de Tehuacán, porque a ésta le compete.
–¿Y el resto de los obispos?
–Por derecho canónico, solamente le toca este proceso al obispo de Tehuacán.
La “súplica”
La decisión de “suplicar” a Benedicto XVI la suspensión de facultades clericales a Nicolás Aguilar fue tomada luego de que Rivera Carrera, Aguilar Martínez y Huesca y Pacheco determinaron, durante la Conferencia del Episcopado Mexicano –celebrada en noviembre del año pasado–, que era necesaria la intervención del Vaticano para ver si procede reducir al pederasta a su estado laical.
En una conferencia de medios que ofreció el domingo 7 de enero del presente año, el arzobispo de Puebla, Huesca y Pacheco, dijo que en Roma están impedidos de iniciar un juicio canónico en contra del clérigo, porque no existía una denuncia formal ante las autoridades eclesiásticas sobre los abusos cometidos por Aguilar Rivera. “Es una petición administrativo–pastoral”; se trata, sostuvo, de una “súplica filial”. Queremos que “ya no ejerza el sacerdocio alguien que creemos ya no debe estar”, apuntó.
La jerarquía católica tardó más de 20 años en dar este paso, específicamente ante la Congregación para la Doctrina de la Fe, después de que se dieran a conocer los excesos del sacerdote, y tras dos demandas interpuestas a partir de 2006 en contra del cardenal Rivera en la Corte Superior de California por presunto encubrimiento de pederastia en apoyo del religioso, hoy fugado. Una más estaría en estudio para presentarse.
Ese mismo día, al término de su homilía dominical en la catedral metropolitana, el cardenal Rivera Carrera confirmó el paso dado por los religiosos citados. “En noviembre pasado acordamos que a la diócesis que le corresponda inicie el proceso. Yo creo que ya comenzó”, según una nota publicada en La Jornada el 8 de diciembre.
–¿Cuál es el sustento? –se le inquirió al obispo primado en aquella ocasión
–Solicitamos que sean examinadas las denuncias que se han interpuesto a raíz de los comunicados –contestó.
–¿Confía en que se aplique una sanción a Nicolás Aguilar? –le preguntaron.
–Pues es lo que se va a estudiar, a ver qué fundamento tienen –respondió.
–¿Cuándo podría darse a conocer el resultado? –le insistieron.
–No hay tiempos promedios, la noticia la tendremos cuando la den del Vaticano –dijo.
Huesca, por su parte, informó que la solicitud se presentó como una “notificación” dirigida de forma “respetuosa” al papa Benedicto XVI, con lo cual reconoció públicamente la culpabilidad de Aguilar Rivera y lamentó la situación. “Nosotros sentimos en nuestra conciencia que es culpable, aunque no haya habido denuncias ante el obispo de Tehuacán. Creemos en las denuncias civiles y hemos sido debidamente informados. Creo que esto no lo puede discutir nadie”.
Lo más conveniente, subrayó, “es rogarle al papa que, sí él lo juzga así, lo desligue (a Nicolás Aguilar) totalmente del ministerio sacerdotal. Es una suplica filial, porque esto no se puede imponer; no podemos decirle ‘queremos que haga esto’. Tenemos razones para suplicarle y sugerirle que para el bien de la iglesia y de todos” se haga oficialmente. “No es una pena, no es un juicio, es una petición administrativo–pastoral”, apuntó.
Huesca y Pacheco explicó que el documento enviado a Roma contenía la solicitud para “un juicio sobre la situación meramente moral”. Es, agregó, “una petición por conveniencia pastoral; nos saltamos el juicio porque no ha habido denuncia ante el obispo de Tehuacán, las denuncias han sido civiles y esas no las manejamos nosotros”, agregó.
Aclaró que aunque la carta estaba firmada por Rodrigo Aguilar, por ser el responsable de la diócesis a la cual está adscrito como sacerdote el acusado, en el texto se informó que la petición está respaldada por los integrantes de la zona pastoral oriente y cuenta con la aprobación del cardenal Norberto Rivera Carrera.
Ahí se mencionan “todas las denuncias que se han hecho, y nosotros le creemos a los padres de familia ofendidos que han ido ante las autoridades civiles. Los familiares siempre saben que pueden ir a ver al obispo de Tehuacán y no nos parece justo que (Aguilar) siga ofertándose como sacerdote”, puntualizó; además, dijo, se anexaron publicaciones en medios de comunicación y cartas sobre el tema, divulgadas por algunos obispos, aunque aún no reciben respuesta de Roma.
Al darse a conocer las denuncias en Estados Unidos, Aguilar Rivera huyó de la justicia de ese país y regresó a México, en donde en 1990 y 1994 enfrentó otras dos querellas en contra de otros dos menores, uno de ellos Joaquín Aguilar, el primer demandante del cardenal Rivera ante la Corte Superior de California, pero esta vez en el Distrito Federal, cuando la arquidiócesis estaba bajo la tutela de Ernesto Corripio Ahumada. En 1997 el sacerdote fue nuevamente denunciado por abusar de 60 niños.
Joaquín Aguilar presentó hace un año, con apoyo de la Red de Sobrevivientes de Abusos Sexuales de Sacerdotes (SNAP, por sus siglas en inglés) su denuncia contra el cardenal Rivera por la presunta protección que brindó a Nicolás Rivera, junto con el cardenal Roger Mahony, de Los ángeles, al permitirle el traslado de una parroquia a otra, de México a Estados Unidos.
La segunda denuncia en contra del arzobispo mexicano ocurrió el 16 de noviembre pasado, cuando SNAP apoyó a un testigo protegido, y está en estudio una tercera contra el prelado. La demandante es Valentina Mendoza, madre de tres niños abusados.
Como en otras ocasiones, el arzobispo de Puebla, Rosendo Huesca y Pacheco, se negó a hablar sobre el cura Nicolás Aguilar Rivera, acusado de haber violado a más de 60 niños tanto en México como en Estados Unidos, y aseguró que él no tiene relación o información sobre este caso.
En días pasados se presentaron pruebas de que el cardenal Norberto Rivera brindó protección a Nicolás Aguilar desde hace 20 años; también se dieron a conocer textos en los que se comprueba que el arzobispo de Puebla permitió en 2001 que el cura acusado de abuso sexual continuara ejerciendo el ministerio del sacerdocio en la parroquia de Santa Clara Huitziltepec.
Ayer, Huesca dio una breve entrevista después de participar en un acto en la Universidad Iberoamericana; cuando se le cuestionó sobre el tema, se limitó a decir que no sabía nada. “De eso no hablo nada”.
A pregunta expresa de una reportera sobre las acusaciones que pesan en su contra por encubrir a Nicolás Aguilar, se limitó a decir: “No tengo nada que ver en el asunto”; ¿pero por qué lo involucran?, insistieron; “No lo sé”, respondió.
Por último, dijo desconocer las intenciones que hay detrás de las acusaciones en su contra, y negó que alguna autoridad civil, o incluso el cardenal Norberto Rivera, lo haya llamado para hablar del caso: “Jamás, nada; lo único que sé es lo que hay en los medios”.
En otro tema, el arzobispo opinó sobre la situación de las universidades en el estado: “Hay un magnífico esfuerzo de las autoridades, y siento que comienza a dar frutos. El punto gris es que no todos los jóvenes tienen cupo; estamos en un déficit que aún no resolvemos del todo, pero se están abriendo centros tecnológicos en la periferia del estado, y eso dará oportunidades a la juventud de poder estudiar”, concluyó.