Diác. Juan Sánchez G.

Éxodo 24:1-18

Todos, alguna vez hemos cantado “entra en la presencia del Señor…” y se vuelve nuestro anhelo algún día alcanzar nuestra completa unión con nuestro Dios. Pero es importante saber como podemos subir a la presencia del Señor, sin ofenderlo ni ser, o sonar a blasfemia en estos días.

El Cuento del Príncipe-Pavo

Una vez, el hijo del rey se volvió loco. Pensaba que era un pavo. Se sentía compelido a sentarse bajo la mesa, desnudo, y a hurgar entre las migajas de pan y huesos, tal como un pavo. Ningún médico podía hacer nada para ayudarlo, o curarlo, abandonando la tarea desesperanzado. El rey estaba muy triste… Hasta que llegó un Hombre Sabio y dijo: «Yo puedo curarlo.»

¿Y qué es lo que hizo el Hombre Sabio?, Se quitó todas sus ropas, y se sentó, desnudo, bajo la mesa, junto al hijo del rey, hurgando también migajas y huesos.

El Príncipe le preguntó: ¿»Quién eres, y que estás haciendo aquí?».

¿»Y que es lo que tu estás haciendo aquí?» Respondió.
 «Soy un pavo,» dijo el Príncipe. «Bueno, yo también soy un pavo,» dijo el Hombre Sabio.
Y los dos estuvieron allí, sentados, uno junto al otro, durante algún tiempo, hasta que se acostumbraron a verse.

Entonces el Hombre Sabio hizo una señal y le arrojaron camisas. El Hombre Sabio-Pavo le dijo al hijo del rey: ¿»Tú crees que un pavo no puede usar una camisa? Se puede usar una camisa y seguir siendo un pavo.» Los dos, entonces, se vistieron con las camisas.

Luego de un tiempo, dio otra señal y les arrojaron unos pantalones. Nuevamente el Hombre Sabio dijo: ¿»Tú crees que si usas pantalones dejarás de ser un pavo?» Y se pusieron los pantalones.

Y de esta manera, una a una, se fueron vistiendo con el resto de las prendas. Luego, el Hombre Sabio dio una señal, y les bajaron comida humana desde la mesa. El Hombre Sabio le dijo al Príncipe: ¿»Crees que comiendo buena comida no serás más un pavo? Puedes comer esta comida y seguir siendo un pavo.» Y comieron. Entonces le dijo: ¿»Tú crees que un pavo tiene que sentarse debajo de la mesa? Puedes ser un pavo y sentarte arriba, a la mesa.»

Y así fue como el Hombre Sabio trató con el Príncipe, hasta que al final lo curó completamente.
(Rebe Najmán de Breslov)

Bajo la Mesa

¡»Pobre de los hijos que se encuentran exiliados de la mesa de su Padre!» Berajot 3a

El Príncipe se encuentra allí, desnudo, bajo la mesa. Sus ropas están desparramadas a su alrededor. Si no se viste con ellas, no podrá sentarse a la mesa junto con su padre. Pero el Príncipe no se mueve. Por lo que a él respecta, no es un Príncipe. Es un Pavo. Ni siquiera reconoce esas finas y delicadas vestimentas. Y de hecho no tienen relación alguna con él. ¿Qué interés podrían tener para un Pavo, si no son comestibles! Mucho más llamativas e interesantes son las migajas y los huesos.

¿Un cuento gracioso? ¿Extraño? ¿Trágico? ¿Absurdo? ¿Qué es lo que significa? ¿Por qué un Pavo? ¿Por qué desnudo? ¿Qué son las migajas y los huesos? ¿Y por qué, de todos los lugares posibles, está debajo de la mesa?

Orden vs. Sin Sentido

El sentarse a la mesa es mucho más que el acto físico de comer. Hay una cultura entera detrás: la manera en que está puesta la mesa, el orden de servir los platos, las conductas y conversaciones. El comer en la mesa es simbólico de orden. Y esto es especialmente verdadero en la corte real, cuando el rey participa del banquete ceremonial con sus íntimos, sus oficiales y con huéspedes distinguidos, y cuando «todo dice ‘Gloria» y en su templo todos los suyos le dicen gloria.” (Salmos 29:9): el espléndido comedor con sus brillantes candelabros, las hermosas sillas y las mesas suntuosamente servidas; los cortesanos vestidos con las ropas adecuadas e insignias; cada uno sentado en su lugar en el orden estricto de las jerarquías; etiqueta, decoro y una nube de atareados sirvientes.

En el centro de todo se sienta el rey, con la mesa real delante de él. Y está el Príncipe, acurrucado, debajo, hurgando entre migajas y huesos.

El Príncipe nada percibe del orden y del esplendor que lo rodean. ¡Todo lo que ve es un mundo sin orden, un mundo de Pavo! Desde allí abajo todo se ve de una manera totalmente diferente a como se vería desde un punto de vista normal. La hermosa y espesa tela del mantel que cae por todos los lados de la mesa obstruye la mayor parte de la luz que proviene del comedor, haciendo de ese lugar un ámbito penumbroso y lóbrego. Y espiando hacia el mundo de fuera del mantel, todo lo que el Príncipe alcanza a ver es la parte inferior de las cosas: piernas y no rostros.

Desde su actual punto de vista, sólo las migajas y los huesos tienen sentido. Y convencido de que es un Pavo, el Príncipe considera que todo aquello que ve es el mundo-Pavo tal cual debería ser. ¿Qué motivo habría para pensar que esas, extrañas formas que lo rodean son solamente la parte inferior de algo mucho más grande, de un mundo al cual está mirando desde el peor ángulo posible?

Dada la manera azarosa en que caen las migajas y huesos, ¿por qué debería pensar que alguien, en su solitario mundo, se ocupa de él? ¿Cómo podría saber que su padre, el rey, está detrás de él, preocupado, y pendiente de cada uno de sus movimientos, esperando el mínimo gesto de recuperación? y efectivamente, el rey ha dispuesto instrucciones especiales para que sus camareros deslicen bajo la mesa, de manera encubierta, una cantidad de nutritiva comida, evitando así que el pobre niño fallezca de hambre. Porque de hecho, los invitados reales son normalmente, lo suficientemente corteses como para no dejar caer la mitad de su comida al suelo.

Pero en cuanto al Príncipe respecta, él es un Pavo, en un mundo-Pavo, y no existen ni rey ni corte. Nadie se ocupa de nadie, y nada está bajo el control de nadie. No hay gobierno, ni providencia ni orden. Todo es azar. Y aquí debajo está todo lo que existe. Nada más tiene sentido. Este es todo el universo.

Pero el pequeño mundo de debajo de la mesa se encuentra, realmente, en el palacio del rey. Y las maderas de la mesa que constituyen el cielo, las patas talladas que lo mantienen, el mantel que marca sus limites, los pies de los cortesanos que cierran por todos lados, el suelo sobre el que se apoya todo, e incluso los trozos de comida de los que se alimenta el Príncipe, todo ello es parte integral de la corte del rey. Sin embargo, a los ojos del Príncipe, esto no parece estar en el interior de un gran palacio. A sus ojos, el, mundo que lo rodea es un mundo separado e independiente. Se encuentra en el exterior, afuera, es un mundo-Pavo.

Todos los seres humanos están bajo la mesa, esperando que el hombre sabio los venga a sacar. Cuantos de nosotros nos conformamos con ser príncipes—pavos y nos conformamos con las migajas que caes de la mesa.

Porque no intentamos subir a la mesa de Dios, como lo que somos: HIJOS DEL REY.

COMO ASCENDER A LA PRESENCIA DEL REY

“Y dijo a Moisés: Sube al SEÑOR, tú, y Aarón, Nadab, y Abiú, y setenta de los ancianos de Israel; y os inclinaréis desde lejos.

Mas Moisés sólo se llegará al SEÑOR; y ellos no se lleguen cerca, ni suba con él el pueblo.

Y Moisés vino y contó al pueblo todas las palabras del SEÑOR, y todos los derechos; y todo el pueblo respondió a una voz, y dijeron: Haremos todas las palabras que el SEÑOR ha dicho.

Y Moisés escribió todas las palabras del SEÑOR, y levantándose de mañana edificó un altar al pie del monte, y doce columnas, según las doce tribus de Israel. “. Éxodo 24:1-4

EL Señor le dijo a Moisés que subiera al monte con Aarón, Nadab y Abiú, con los 70 ancianos, pero que ellos se podían arrodillar a cierta distancia y solo él podía entrar a la presencia de Dios.

En la Biblia los números son casi inseparables de las ordenanzas de Dios. Y en este capítulo notaremos algunas combinaciones numéricas.

(4) es figura de equilibrio: personajes importantes, Moisés, Aarón, Nadab y Abiú.

(7) es figura de perfección: 70 ancianos le estaba diciendo que subiera con sabiduría, plenitud y perfección.

Solo Moisés a través de su dedicación y obediencia tenía en su relación con Dios esas 4 cualidades, que le permitieron entrar a la presencia de Dios: equilibrio, sabiduría, plenitud, perfección. Ya que setenta es múltiplo de 7 que es perfección espiritual. Al bajar del monte su rostro brillaba. Éxodo 34:29 Podemos notar en el verso 3, que cuando Moisés les dio la información, ellos dijeron hagamos como dice Dios, no como dice Moisés.

¿Cuál es nuestro motivo para hacer las cosas? ¿la palabra del predicador, director o líder, o la palabra de Dios?

Verso 4. “Y Moisés escribió todas las palabras del SEÑOR, y levantándose de mañana edificó un altar al pie del monte, y doce columnas, según las doce tribus de Israel.“ El altar que levantó moisés tenía 12 columnas, para poder hacer ofrenda a Dios. El altar es figura de nuestra vida, el número 12 es figura de gobierno, podemos pensar que Moisés estaba arreglando su vida con gobierno de Dios.

¿Quién gobierna nuestra vida?

Cuando Moisés subió al monte, el Señor le estaba mostrando al pueblo su gloria.

Verso 5: “Y envió a los jóvenes de los hijos de Israel, los cuales ofrecieron holocaustos y sacrificaron becerros como sacrificios de paz al SEÑOR.

Los jóvenes con ofrendas (holocaustos) son figura de nuestros frutos, y los becerros son figura de humildad, cuando demos ofrenda a Dios tienen que ser con humildad para que el reciba nuestros frutos.

“Por su propia voluntad nos hizo nacer mediante la palabra de verdad, para que fuéramos como los primeros y mejores frutos de su creación. 2 Santg. 1:18

Verso 6: “La mitad de la sangre la echó Moisés en unos tazones, y la otra mitad la roció sobre el altar.
La sangre es figura de sacrificio, cuando nosotros queramos entrar a la presencia de Dios tenemos que componer nuestra vida, con sacrificios antes de hablar, cantar, presidir o predicar; Moisés cubrió a su pueblo con la sangre de humildad (corderos), para que no se sintieran superiores a otros.

Versos 9-14… Más no extendió su mano sobre los príncipes de los hijos de Israel; y vieron a Dios, y comieron y bebieron…”

El comer y beber es figura de comunión, estuvieron en comunión con Dios por medio de la sangre de los corderos.

¿Tenemos comunión con Dios? sin duda diremos que si, pero ¿tenemos comunión los unos con los otros?

Versos 15-18: “Entonces Moisés subió al monte, y una nube cubrió el monte.

Y la gloria del SEÑOR reposó sobre el monte Sinaí, la nube lo cubrió por seis días; y al séptimo día llamó a Moisés de en medio de la nube.

Y el parecer de la gloria del SEÑOR era como un fuego abrasador en la cumbre del monte, a los ojos de los hijos de Israel.

Y entró Moisés en medio de la nube, y subió al monte; y estuvo Moisés en el monte cuarenta días y cuarenta noches la nube es la presencia visible del Eterno, “Y el Eterno dijo a Moisés: He aquí, yo vengo a ti en una nube espesa, para que el pueblo oiga mientras yo hablo contigo, y también para que te crean para siempre. Y Moisés denunció las palabras del pueblo al Eterno.“ Éxodo 19:9,25

“Y aconteció al tercer día cuando vino la mañana, que vinieron truenos y relámpagos, y espesa nube sobre el monte, y un sonido de trompeta muy fuerte; y se estremeció todo el pueblo que estaba en el real.“

PARA QUE OIGA EL PUEBLO Y CREA

El número (6) es figura de hombre, el número (7) es figura de perfección. El Eterno no llamó a Moisés, sino hasta el séptimo día (v. 16). Cuando Moisés ya había cambiado de hombre común a un hombre espiritual.

El se quedo en el monte 40 días y 40 noches. 40 figura de probación, representa un periodo de dificultades en el que alguien es sometido a prueba.

¿Cuánto tiempo aguantamos al estar ante la presencia de Dios? ¿Cuántas veces sentimos que el culto es demasiado largo y tedioso?, sobre todo los cultos de oración.

CONCLUSIÓN:

Para subir o entrar a la presencia de Dios necesitamos varios recursos espirituales muy importantes. Como:

Equilibrio espiritual y sabiduría (4)
Perfección y plenitud (70)
Gobierno total de Dios sobre el hombre (12), componer nuestra vida y gobernarla (6)
Frutos de humildad (becerros).
Sacrificio personal. (40) totalidad y prueba y dificultades. Rom. 12:1-2.
Comunión, comer y beber.
Presencia de Dios, una nube.

“si se humillare mi pueblo, sobre los cuales ni nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus caminos malos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.“ 2ª. Cron. 7:14

Bibliografía:
www.tora.org.ar
Biblia en lenguaje sencillo.
Selección extraída del libro «Bajo la Mesa…y Cómo Subir de Allí» por Avraham Greenbaum, © Breslov Research Institute.

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