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Nota: cuando Vallejo se refiere a iglesia habla en específico de la Iglesia Católica.

La Jornada. Edición del viernes 25 de mayo de 2007

Fernando Vallejo habló de su libro La puta de Babilonia en su primera visita a la UNAM

Si Estado e Iglesia se unen, »será un desastre»

ANGEL VARGAS

El escritor Fernando Vallejo, ayer, en la Facultad de FilosofÃa y Letras 

El escritor Fernando Vallejo, ayer, en la Facultad de Filosofía y Letras Foto: Cristina Rodríguez

 

 

La respuesta fue contundente: »Sí creo en Dios, lo que pasa es que es un monstruo porque, ¿cómo siendo todopoderoso vino a hacer esta chambonada de mundo y nos impuso el dolor, la enfermedad, la muerte y nos llenó de ciclones, maremotos, tsunamis, de sida, tuberculosis y del PRI, el PAN y el PRD?»

Fernando Vallejo despejó así la curiosidad de una de las cerca de 200 personas que llenaron ayer el Aula Magna de la Facultad de Filosofía y Letras, entre profesores y alumnos, para escucharlo hablar durante casi una hora de su aversión por la Iglesia católica.

Fiel a su posición polémica e irreverente, el escritor de origen colombiano y recientemente naturalizado mexicano, se mostró provocador de principio a fin en lo que fue su primera visita a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), como lo corrobora el hecho de llegar casi media hora tarde y acompañado de 13 perros de diferentes razas, los cuales permanecieron en la sala durante toda la intervención.

»No vengo a promover aquí un libro, vengo a defender una causa: la mía, la de los pobres animales, que son un prójimo, entiendo por animales a los superiores, los vertebrados superiores y las 4 mil 600 especies de mamíferos que pueblan la Tierra», aclaró.

El acto fue convocado por la UNAM y la editorial Planeta para promover la más reciente obra de este excéntrico autor, La puta de Babilonia, en la que hace »revelaciones escalofriantes» acerca de esa ancestral institución religiosa, basado en documentos y hechos históricos.

»Esta universidad es un desastre, esta ciudad es un desastre, este país es un desastre, este mundo es un desastre y este desastre se está convirtiendo en un infierno, y con el calentamiento planetario sí que se va a poner duro; les va a tocar a ustedes, a mí no, porque ya voy de salida, a ustedes y a sus hijos, a quienes tienen la mala ocurrencia de sacarlos de la faz de la nada, donde están tranquilos y traerlos a lo peor de esta vida, a la nada donde vamos a volver todos, queramos o no. ¿No creen que sobra ese intermedio tan desastroso?»

Así comenzó su monólogo el autor de La virgen de los sicarios, para quien no hay duda de que los culpables de ese desastre son los jerarcas de la Iglesia católica.

Se refirió a Juan Pablo II, a quien definió como »el máximo azuzador de la paridera», luego de que en sus 26 años de pontificado la población del mundo se incrementó en 2 mil 200 millones de personas, cantidad que en términos naturales le implicó a la humanidad miles de años alcanzarla.

»Y ahora su sucesor, el inquisidor Joseph Ratzinger vuelve con lo mismo, con su obstinata, obcecado a echarle leña a la hoguera de la paridera. Y ustedes van a vivir una paradoja terrorífica: un desierto atestado, porque el desierto es en lo que vamos a convertir el planeta; y atestado, porque es tantísima la gente, que vamos a vivir unos sobre otros y otros.»

De acuerdo con el escritor, »la Iglesia es una institución criminal. Toda su historia está manchada de sangre, de mentira, de falsificaciones, de calumnias. Es una institución genocida. Es la que creó la Inquisición, la que lanzó ocho cruzadas contra los musulmanes».

Vallejo se refirió a la inexistencia histórica de Cristo, que es enarbolada por la Iglesia »para sus atropellos», y cuestionó la incapacidad de esa institución para ponerse de acuerdo en cuál de los tres Cristos que se describen en los Evangelios es el real.

De pie, concentrada su mirada siempre en el piso, como si leyera algo en el suelo, el autor cambió de esa posición sólo casi al final, para atender preguntas de la concurrencia, y minutos antes, cuando ladró uno de los perros que lo rodeaban. »Déjenlo que ladre -espetó-, que aquí estuvo Fox rebuznando seis años y nadie lo pateó».

Todo es discutible, señaló el escritor a su auditorio, después de cuestionar la observación de una exiliada chilena, de que Fidel Castro es uno de los líderes más humanos. »Después discutimos, mi problema ahora es con la Iglesia».

Para concluir su disertación, Vallejo consideró: »La separación de la Iglesia y el Estado es una de las grandes conquistas de la humanidad y que le debemos al siglo XIX. El día en que esa separación acabe será un desastre, porque entraremos en una teocracia y empezaremos a competir con los ayatolas de Irak y tendremos al cardenal Norberto Rivera pesando en grande sobre nosotros».

 

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