José Lopez
La Habana, sábado, 13 de septiembre de 2008

Como saben, Ike entró y atacó el norte de Holguín con Fuerza 3-4 (más de 250 kilómetros/hora) por Cabo Lucrecia, Gibara, Banes y dañó mucho a Moa el martes 9 de setiembre. En Baracoa fue el Mar de Leva, cuyas olas pasaban por encima de edificios de cinco pisos que están en su Malecón. Entró varias cuadras en la ciudad.

De una forma inusual, Ike que seguía rumbo norte por el Atlántico, encontró un anticiclón que lo desvió hacia el sur y se nos vino encima. Al entrar al país, siguió más raramente en diagonal hacia el sur.

Después, fue providencial que desde que bajó de Holguín y atravesó Tunas y Camagüey,  sorpresivamente salió por el sur de esta provincia, para entonces tomar rumbo paralelo por toda la costa sur hasta entrar por el mismo sitio que Gustav, atravesando Los Palacios y dirigiéndose un poquito al este de La Palma, en Pinar del Río. Todo este trayecto final con categoría 1, sobre 120 kilómetros/hora en sus vientos y a unos 15 kms./hora de traslación.

Las daños en casas, cultivos, fábricas, escuelas, hospitales, tendidos eléctricos y telefónicos, viales y otros medios son incalculables hasta el momento. Muchos templos han sido dañados. Decenas de hermanos y hermanas han perdido sus casas. En todo ese recorrido hubo siete muertes por hechos imponderables, casi inevitables, mayormente por imprudencias, que escaparon a las medidas de protección que prestó la Defensa Civil a más de 2 millones de personas evacuadas en medio de tan grande destrucción, en tantos lugares al mismo tiempo.

Todavía el miércoles 10 había fuertes lluvias desde Sancti Spiritus hasta Pinar del Río donde hay muchos ríos desbordados. En la capital hubo mucha lluvia con algunas ráfagas, pero sin grandes daños. Solamente algunos grandes árboles y tendidos eléctricos caídos, algunas zonas bajas inundadas, así como viejas casas muy afectadas.

Pude estar hablando por teléfono desde el domingo con muchos pastores y hermanos/as en Baracoa, Guantánamo, Moa, Gibara, Banes, Holguín, Niquero, Camagüey, Ciego de Ávila, Sancti-Spiritus, Trinidad, Cienfuegos, Cumanayagua, Cruces, Placetas, Consolación del Sur, San Cristóbal, La Palma, San Juan y Martínez, Pinar del Río(ciudad), Isla de la Juventud, y Ciudad de la Habana. Con Moa, Gibara y Banes lo estuve haciendo hasta que el ciclón afectó las comunicaciones; todo el tiempo dándoles ánimo y acompañando en oración a cada uno. Lo mismo había hecho la semana anterior con los pastores de Pinar y la Isla de la Juventud cuando ¨Gustav¨ se ensañó con ellos.

Hemos sido golpeados por los últimos cuatro ciclones del área del Caribe: Fay, Hanna, Gustav y Ike. Igual ha sucedido con República Dominicana, Haití y Jamaica, donde ha habido grandes daños y la pérdida dolorosa de centenares de sus hijos. En Haití solamente más de 600. En Dominicana y Jamaica, varias decenas en cada uno.

Todas las iglesias de acá están orando por nuestros grandes daños, dolores y tristezas y por esos otros países, tan cercanos y tan hermanos.

Cualquier ayuda será bien recibida. Con la gracia de Dios continuaremos impartiendo ánimo y estímulo a todos, especialmente dándoles Su Palabra, la confianza en el Señor que todo lo puede y compartiéndoles de las cosas materiales que podamos. Hemos exhortado a muchos hermanos a no quitar de sus Biblias en esta hora, al menos en la práctica, los amados textos de Filipenses 4:4 y Salmo 46:1-2.

No es hora de mensajes de juicios o lamentos, sino de ánimo, apoyo y acompañamiento con todos/as, creyentes y no creyentes. No es el momento para análisis teológicos que no son más que racionalizaciones personales y no bíblicas que hacen más daño que bien. Tenemos la grande y bendita oportunidad de hablar del amor de Dios y de Su presencia a todos los que nos rodean. Es la hora de ejercer fe, confianza en las promesas de la Palabra, de tener mucha compasión y como fruto de todo, es hora de acción.

Cuando entré al Seminario Bautista de La Habana (1961) tuve un libro para la clase de Consejo Pastoral con el Dr. José Manuel Sánchez que tenía una frase que subrayé, me aprendí de memoria y me ha ayudado mucho durante 45 años de pastorado y vida cristiana. Decía el autor: ¨Pastores, cristianos: La fiebre del desaliento y el desánimo es contagiosa. También lo es la del aliento y la del ánimo. Como enseñanza bíblica yo escogí para siempre la segunda¨. Anoté al lado: ¨Y yo también lo hago¨. Me ha hecho mucho bien…y a otros.

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